Perreo pa’ los nenes, perreo pa’ las nenas -Por Edith Elizondo-

Foto/Cortesía

Por Edith Elizondo, feminista bisexual

Mi bisexualidad es una elección. Un modo de sentir, un modo de vivir, Un modo de pensar, la fluidez del deseo y el erotismo.

En el marco del Día Internacional del Orgullo LGBTIQ, lucho por la visibilidad de lo que significa ser bisexual sobre todo para reinvindicar los derechos, porque es político frente a esta sociedad, frente a una incansable lucha contra la heterosexualidad obligatoria.

Nombrarme como bisexual es una lucha a diario con el mundo que asume mi heterosexualidad pero tengo más de 15 años de vivir mi sexualidad desde aquí. La gente que me rodea y que sabe poco de mi vida, queda asombrada  y en ocasiones hace bromas con que ahora soy heterosexual o lesbiana (me río). Descubro una primera característica de la bisexualidad: no se ve.

Quienes elegimos la opción bisexual quedamos atrapadas en una imagen estereotipada y negativa, solemos ser invisibilizadas en diferentes ámbitos, grupos e instituciones e incluso nuestros deseos suelen ser cuestionados. Sufrimos la bifobia y la discriminación de la sociedad heterosexual, pero también, de la propia comunidad LGBTIQ. Además de ser la orientación sexual menos visible, las personas bisexuales muchas veces somos señaladas como confundidas, no somos lesbianas en proceso de salir del closet y no estamos pasando por un momento de transición. Nos nos acostamos con mujeres para entretener a los hombres y tampoco somos cómplices del sistema hetero-normativo, machista y falocéntrico.

Quede claro quienes nos decimos bisexuales no estamos confundidxs. Ser bisexual implica diversos modos de relacionarse sexual y afectivamente con los demás. He elegido nombrarme como bisexual, consciente de las complejidades que el término implica, pero con la profunda convicción de la necesidad de hacerlo como estrategia política porque creo, siento y vivo que para que haya diversidad tiene que haber diferencia y que, si esa diferencia no construye comunidad, estamos a disponibilidad de la violencia.

Mi lucha es por una sociedad cada vez más libre «un mundo donde quepan muchos mundos»; por una sociedad que pueda aceptar las diferencias y disidencias; por la necesidad de deconstruir la sexualidad tradicional con el fin de acceder a la libertad de elección sexual, de descubrir su cuerpo encontrando una amplia gama de posibilidades.

En este mundo debemos legalizar el amor universal, que trascienda la idea de amar a cualquier persona independientemente del sexo, que trascienda el miedo de dar afecto a las personas. Y será sandia o será melón o ambos pero es tu derecho a amar a quien quieras.

Ni confundida, ni en transición, ser bisexual es mi decisión.