«Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,guardé silencio,
ya que no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,guardé silencio,
ya que no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,no protesté,
ya que no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,ya que no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar»
Martin Niemöller
El deterioro de la libertad de prensa en El Salvador y sus consecuencias sobre la democracia y derechos humanos afecta a toda la sociedad y no debería preocupar solo a determinado gremio o empresas editoriales. Sin embargo, es comprensible que gran parte de la sociedad, abrumada por problemas cotidianos, la propaganda o la intimidación, prefiera quedarse al margen mientras el sistema democrático es desmantelado.
Pero esa no es opción para las periodistas feministas. Ni desde la ética periodística que llama a siempre fiscalizar al poder y menos desde la ética feminista se puede tolerar un regimen que sistematicamente desvaloriza, persige, intimida e insulta a las mujeres (periodistas o no) que lo cuestionan. No ha sido una elección. Es simplemente nuestro deber trabajar por una sociedad en la que no sea justificable que se viole masivamente derechos humanos, se expulse a toda una generación, se criminalice la pobreza, se persiga a las personas por sus ideas y se difunda una pedagogía del odio (eso sin mencionar la normalización de la corrupción).
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La relación histórica entre libertad de expresión y democracia, con la prensa como represente de la sociedad civil, ha demostrado que la denuncia, fiscalización y debate público fortalecen la democracia y sus instituciones. A su vez, la democracia ha mostrado ser el mejor entorno para la libertad de prensa y el ejercicio del periodismo. Pero en tiempos de crisis la prensa debe ir más allá de ser mensajera de la sociedad civil a ser agente de articulación social de los sectores que creen en la democracia y los derechos humanos.
Revista La Brújula cree en un periodismo que dentro del marco democrático lucha por los derechos y bienestar de las mujeres y la sociedad en su conjunto. Como periodistas feministas buscamos transformar la sociedad a través de información e ideas que inviten a la reflexión pero sobre todo a la acción en contra de todo aquello que vaya en detrimento de la dignidad humana.
Ciertamente el tamaño de la responsabilidad nos sobrepasa como mujeres y como periodistas, pero la asumimos con entereza y con la seguridad de que más temprano que tarde la infamia terminará y será recordada como tal, pero nuestros ideales permanecerán.
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