La policía que persigue la negritud

Por Keyla Cáceres

Hoy se cumplen 128 días de régimen de excepción, en estos meses hemos escuchado la famosa frase: “Hoy está limpio”, está frase me hace reflexionar sobre esa blancura que busca el sistema, la necesidad de hacer que todo brille y lo que no brille se saca, bota o se captura. Este país es tan racista y clasista que hoy ha puesto a la Policía Nacional Civil y a la Fuerza Armada en función de la persecución de la negritud de la pobreza.

A lo largo de estos días hemos conocido un sinfín de historias de madres y familiares que exigen la liberación de hombres y mujeres que en su mayoría son jóvenes, pero el régimen también a personas adultas, por haber parido a jóvenes pobres, en zonas rojas, su crimen es ser madre de la pobreza y la negritud de las comunidades marginales de este país. 

Este pueblo que ha sido saqueado, empobrecido, cansado, donde la desesperación es parte de nuestro estado de ánimo permanentemente, ha perdido lo único que les quedaba: su LIBERTAD, amenazada por la PNC, FAES y los grupos criminales que siguen controlando las comunidades. Según recientes investigaciones periodísticas entre el 27 de marzo y el 1 de agosto han capturado a 48,494 por el Régimen de Excepción; es decir, un promedio de 385 capturas diarias, 16 arrestos cada hora. 

La PNC ha decidido que en lugar de proteger va a perseguir y en lugar de servir va a capturar, porque ante todo hay que limpiar el país. En este momento de la historia hay que preguntarnos ¿somos una sociedad moderna? En una sociedad moderna lo primero que debe existir es una democracia. El triángulo norte es el reflejo del replicar las prácticas de una sociedad feudal, donde se hace lo que dicta el señor feudal, el patrón que ordena desde su silla presidencial, estamos ante el retraso de “Derechos” que contribuía a la construcción de una sociedad moderna.

Algunas personas salvadoreñas toleran la dictadura porque se ha convertido en la norma. Inlcuso nos acomodamos a ella cuando buscamos blanquear nuestras carencias, pobreza y la marginalidad en la que hemos crecido y construido lo poco que tenemos. Unas tierras que han gestado vida sobre cadáveres que nunca han obtenido justicia ¿qué podemos esperar? En los últimos 30 años de una incipiente democracia lo que cosechamos fue corrupción, robo a manos llenas del gobernante de turno y la normalización de un servicio público mediocre, que si hoy dan acetaminofen en el hospital público damos las gracias, que si hoy nos cae agua dos veces a la semana felicitamos a los gobernantes, pero nunca exigimos un trabajo como nos merecemos, porque somos seres humanos que aplastamos y todos los días buscamos blanquear nuestra piel.

Y no, no es nuestra culpa vivir en una gestación de una dictadura. Es responsabilidad de las personas que han gobernado este país y también no solo son los partidos políticos, ahí está la clase económica que ha colocado y quitado gobernantes, medios de comunicación que han servido al gobierno de turno, generadores de opinión pública con su “neutralidad” que solo ha servido para hundir cada día más al país, “profesionales” que han servido y se han lucrado de las instituciones del Estado. Así que no vayan a creer que las personas culpables son los que votaron por la N de Nayib.

Finalmente quiero cerrar está columna con el llamado permanente a la organización, creo que solo eso nos puede salvar, no es cierto que solas nos vamos a defender de la limpieza de Bukele, su clan y sus cómplices, por más maldiciones que lancemos si lo hacemos en soledad no lo vamos a lograr, si queremos derrocar este sistema creo firmemente que solo mediante la organización lo vamos a lograr, saquemos las individualidades y la necesidad de figurar que tenemos para construir mínimamente las bases de una sociedad más equitativa y justa. Quiero agregar que no basta solo con andar en las redes sociales, ayudemos a educar cara a cara al pueblo que ya no le queda nada más que esperar.