Pero el teatro como espacio para transformar, para la denuncia y la muestra de las realidades también se convierte en un lugar cargado de prejuicios, de élite, donde pareciera que siguen predominando las cargas para las mujeres en relación a los temas de los cuerpos, la identidad, la edad y las violencias.
Para Axul, al identificarse como lesbiana los escenarios se han vuelto espacios difíciles de trabajar, “en grupos de hombres me han intentado tratar como un hombre y eso es incómodo, también le han restado importancia a temáticas que me pasan por el cuerpo como mujer. Lamentablemente hay directores que tienden a violentar a las mujeres mencionando cosas gordofóbicas, transfóbicas y lesbofóbicas hasta sexualizar escenas que solo se le asignan a mujeres”.