Foto: Karen Moreno
Representación de distintas organizaciones de mujeres llevaron a cabo conversatorio para evidenciar el acoso sexual en las universidades del país.
Por: Karen Moreno
La Mesa Interuniversitaria de Mujeres (MIM) y la radio Histéricas al Aire realizaron este 6 de noviembre el conversatorio “¿Cómo hacer de las universidades espacios seguros para las mujeres?” con el propósito de exponer diferentes aspectos del acoso sexual, un problema que se presenta a nivel latinoamericano, que no se discute en El Salvador y no se implementan acciones para erradicarlo, tal como expresaron las organizadoras. El evento se llevó a cabo en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales, de la Universidad de El Salvador (UES).
Las ponentes Keyla Cáceres, de la Red de Colectivas Juveniles Feministas; Fátima Alonso, del Movimiento de Mujeres Estudiantes de Relaciones Internacionales (MMERI Mujeres) y Paola Alemán, de MIM, expusieron que el acoso sexual son todas aquellas acciones de naturaleza sexual no consentidas.
Las instancias de educación superior son el escenario para que los docentes, administrativos y custodios acosen a las estudiantes, manifestaron las representantes de las organizaciones.
El acoso sexual es un delito que se contempla en el Artículo 165 del Código Penal de El Salvador, y expresa que, si “se realizare prevaliéndose de la superioridad originada por cualquier relación, se impondrá además una multa de cien a doscientos días”. Asimismo, en la Ley dice que, si dicho delito es realizado contra menor de quince años, será sancionado con la pena de cuatro a ocho años de prisión.
Cáceres considera que dicha problemática es naturalizada en el día a día de las mujeres y las universidades no son la excepción. Para la activista, esto es el resultado de las estructuras de poder del hombre, y que el poder de género en el alma máter se registra desde antaño en el expediente de la primera mujer en graduarse de la UES, Antonia Navarro Huezo, quien interpuso numerosas quejas por discriminación sufrida y basada por su género.
La representante de MIM, Paola Alemán, considera casos en los que las estudiantes son calificadas por su cuerpo y no por sus capacidades, tal como lo hacen los estudiantes hombres. “Y justamente así veo el acoso sexual en las universidades, un poder no solo de género, sino un poder de jerarquía”, argumentó.
Por otra parte, Cáceres criticó que el Centro de Estudios de Género no esté ratificado por la Asamblea General Universitaria (AGU), y que la Asamblea no impone sanciones claras al acoso. Por ello, recomendó que se debe expulsar a los docentes, administrativos, estudiantes y custodios que cometan el delito; y agregó que el Tribunal de Ética debe tomar una postura clara para que los catedráticos que acosen sexualmente a estudiantes no vuelvan a dar clases en ninguna institución educativa.
Por su parte, Alonso dijo que el feminismo ha entrado a las universidades y se han creado comités por la violencia que se sufre en dichas instituciones. Hay que continuar luchando para que este problema no siga ocurriendo, finalizó.
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