28S despenalización social del aborto: romper el estigma desde la comunidad

El 28 de septiembre, Día por la Despenalización del Aborto, organizaciones y mujeres reflexionaron sobre derechos reproductivos y justicia social en un contexto de retrocesos legales. Para las organizaciones feministas, el 28 de septiembre no es solo una fecha para conmemorar, es un día para recordar que la lucha feminista no ha terminado y que la voz de las mujeres, pese a los retrocesos, sigue resonando con fuerza. 

 

Por Fátima Cruz

El movimiento feminista ha demostrado que el diálogo y la construcción de comunidad son herramientas poderosas para cambiar imaginarios sociales. Durante el conversatorio: Diálogo feminista: Hoy más que nunca hablemos sobre el derecho a decidir de las mujeres Asociación de Mujeres Ixchel, Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA) y Las Libres reflexionaron sobre cómo las redes comunitarias han sido fundamentales para lograr avances en la despenalización social del aborto, desde Guanajuato hasta otras partes de América Latina.

 

Silvia Juárez, coordinadora del Programa «Hacia una vida libre de violencia para las mujeres”, de ORMUSA, expone que en El Salvador se ha retrocedido en términos de derechos para las mujeres. «Es siempre una alegría poder encontrarnos para construir ese pensamiento que nos libera, pero que también nos desafía a reconstruir un mundo diferente»

Mencionó que, aunque en 2010 se lograron avances legales que reconocían a las mujeres como sujetas de derechos, el actual gobierno ha revertido esos logros con la eliminación de la Comisión de la Mujer y de la Igualdad de Género en la Asamblea Legislativa, y la prohibición de la Educación Sexual Integral.

 

Además, sostuvo que las políticas del régimen actual relegan a las mujeres a roles tradicionales, consolidando un modelo económico que beneficia a unos pocos y oprime a las mayorías. Explicó que según datos del 2023, el 10% más rico de las familias salvadoreñas concentra el 60% de la riqueza, mientras que el 50% más pobre solo accede al 4.72% de los recursos. 

 

«Estamos obligadas a tributar, pero eso no se nos devuelve en las políticas sociales que necesitamos». El gobierno, centrado en construir megaproyectos como la cárcel más grande de la región, ha dejado de lado los derechos fundamentales de las mujeres, indicó.

El movimiento feminista sigue insistiendo en la importancia de los derechos de las mujeres y exigiendo su cumplimiento, en un contexto donde el Estado las sigue relegando. «Las mujeres somos esenciales para el sistema, pero irrelevantes para nuestra protección», afirma Silvia, quien destacó cómo el gobierno prioriza alianzas con el capital, la iglesia y el ejército, sacrificando los derechos de las mujeres y la diversidad. 

 

Para Silvia, el 28 de septiembre no es solo una fecha para conmemorar. Es un día para recordar que la lucha feminista no ha terminado y que la voz de las mujeres, pese a los retrocesos, sigue resonando con fuerza. «Nada debemos dar por sentado, lo que creímos haber avanzado puede retroceder en un instante. Cuando los feminismos suenan las estructuras caen», concluyó Silvia, con esperanza.

Verónica Cruz, trabajadora social y fundadora de Las Libres, afirma que «los contextos se pueden y se deben cambiar». Describió que hace 24 años, este movimiento surgió en Guanajuato, uno de los estados más conservadores de México, en respuesta a una ley que criminalizaba a las mujeres por abortar, incluso en casos de violación. 

 

«En el año 2000, cuando nacimos Las Libres, el Congreso local aprobó una ley que mandaba a la cárcel a las mujeres y niñas víctimas de violación que intentaran abortar. Esa ley estuvo vigente solo un mes porque la gente se indignó y salimos a las calles»

 

Las movilizaciones no solo lograron derogar esa ley, sino que también impulsaron la creación de redes de apoyo para garantizar abortos legales, seguros y gratuitos. «Nos prometimos, pero sobre todo le prometimos a las mujeres de nuestro estado, que íbamos a garantizarles sus derechos a pesar del Estado», señala Cruz. 

 

Lo que comenzó con la asistencia a víctimas de violación se expandió cuando más mujeres comenzaron a acercarse para solicitar abortos en circunstancias no contempladas por la ley. La estrategia que emplearon fue ingeniosa y, sobre todo, comunitaria. 

 

El caso de Las Libres en México es un ejemplo de cómo las organizaciones feministas pueden desafiar y cambiar contextos opresivos. Cruz enfatiza que la organización comunitaria siempre ha sido y será la clave. «Históricamente, las mujeres han sido quienes tejen comunidad ante las restricciones». Explicó que se pueden replicar estas redes de apoyo en otros países donde los derechos reproductivos aún no se garantizan.

«No podemos hablar del aborto sin hablar del derecho a decidir. Y más que nunca, es necesario defender todos los derechos que acompañan esa decisión», Verónica Cruz.