Vida sin anticonceptivos: por métodos que no perjudiquen nuestro cuerpo

Por: Verónica Blanco

Por años, en el pasado y el presente, la sociedad patriarcal donde vivimos nos enseño que habían métodos de anticoncepción y que por ende nosotras las mujeres éramos las que teníamos que protegernos ante un embarazo no deseado.

El uso de las pastillas puede generar a largo o corto plazo lo que me pasó a mí. Por más de siete años decidí el uso de anticonceptivos debido a un problema clínico de quistes en los ovarios y me quedé planificando por el hecho de ser sexualmente activa y propensa a un embarazo, el cual no quería en esos momentos.

Para las que usamos estas pastillas podemos experimentar cosas que ni nuestro cuerpo está acostumbrado a sentir: cambios no solo físicos sino psicológicos. A estos nos vemos expuestas por creer que somos las únicas que debemos auxiliarnos de métodos para no traer bebés al mundo.

Tras el uso de este método padecí algunos efectos adversos, que con el paso de los años me fue pareciendo ‘normal’. Me fui acostumbrando a qué era yo la que debía sacrificar mi cuerpo.

Las migrañas se desarrollaron. Mi ciclo menstrual se regularizó mas no acabaron mis problemas. Me hicieron probar anticonceptivos de diferentes tipos, pues si tu cuerpo los rechaza hay un retroceso inminente en tu salud. Me dolían los pechos, tanto que el solo roce de mi sostén me parecía molesto. Ni yo me los podía tocar mientras me bañaba. Mis cambios emocionales eran evidentes, a veces me sentía contenta y de la nada ya no podía hablar con nadie pues todo me enojaba.

Tal vez ustedes no hayan experimentado un proceso emocional como una carga excesiva de hormonas. Pero, acá vengo a contarles una experiencia sólo para que sepan que no somos la únicas que podemos protegernos.

Hace dos años mi cuerpo se negaba más al uso de pastillas. Comencé a padecer infecciones vaginales de la nada. Llegué a pensar incluso que tenía «algo más». Pero, no me daba cuenta que la respuesta estaba más cerca de lo que pensaba.

Comencé a sufrir cambios peores como infecciones en vías urinarias, las cuales me llevaron a consultar qué estaba pasando. Me dejaron mil medicamentos para infecciones vaginales. Creo que los probé casi todos. Incluso experimenté cada efecto secundario que conlleva cada uno. Me hicieron ultrasonografías de vejiga, riñones y otros órganos más para ver sí ese era el problema. Sufrí de Diabetes y esta fue la causante de más enfermedades que se dicen llamar ‘comunes’, las cuales me fueron desgastando tanto física como emocionalmente.

Al cabo de un año, cuando ya había probado todo, una muy buena amiga médica me ayudó a entender que quererme significaba cuidarme a mí misma, aún dentro de mi matrimonio. Me fue explicando que cada uno de mis síntomas solo arrojaba al uso de anticonceptivos. Entendí realmente que mi cuerpo necesitaba desintoxicarse, acostumbrarse a su antigua vida.

Dialogué con mi pareja y entendimos que la sociedad les enseña a los hombres a solo preguntar: ¿te estás cuidando? Pero  no dicen: no quiero que te dañes, voy a usar preservativo.

Les dejo mi corta experiencia con la esperanza de no ser la única que estaba harta de «protegerse» cuando me dañaba. Y con la misma esperanza que las mujeres optemos por una vida libre de anticonceptivos, donde utilicemos métodos que no perjudiquen nuestro cuerpo.

Verónica Blanco es periodista y locutora del 106.9 fm radio, con experiencia en periodismo comunitario, locución institucional y manejo de redes sociales.

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