Foto/Chimbolos Films
Por Edith Elizondo, feminista
Con Margarita coincidimos en varias acciones del movimiento social o en los pasillos de la oficina. Cuando ella llegaba sabías que ella estaba ahí, con su alegría y su energía invadía cualquier lugar al que ella llegara.
La primera vez que crucé palabras con ella fue justo en una marcha, cuando un automovilista quería salir de un parqueo, la calle estaba cerrada y tomada por una manifestación pero el conductor insistía en salir, entonces Margarita se paró frente al automóvil, nunca olvido sus palabras “pásame encima pues y me tomó de la mano y me dijo párate aquí a la par mía” el hombre enfurecido tocaba con más fuerza el claxon de su carro, ella entre risas hizo un chiste sobre lo grande que era su cuerpo. Yo me reí, pero no niego que sentí miedo, sin embargo al estar a su lado me sentía fuerte y poderosa. Al final el hombre enfurecido se bajó de su carro y se fue caminando.
Con los años me enteré de que ella siempre hacia esto, hasta enfrentó a una motobomba de agua de la UMO durante una de las marchas blancas contra la privatización del sistema de salud pública. Desde ese día en cada marcha, plantón o concentración yo buscaba saludarla, ella tenía un gran carisma, una gran presencia, su ánimo fuerte de luchar por la vida por lo justo era admirable. Además era coherente políticamente con sus principios, leal a la lucha colectiva y clara en la necesidad de articular a los sectores sociales para defender los intereses populares.
Duele en el alma y en el corazón que este sistema de salud por el que luchó por tantos años incansablemente fue el que se le negó. Al llegar a los hospitales no se le permitió el acceso debido a la crisis sanitaria. Que su muerte no sea en vano para denunciar esta situación que muchas familias están atravesando ante no tener respuestas efectivas por parte del gobierno ante la crisis de un sistema de salud que colapsa.
Sé que muchos y muchas tienen anécdotas con ella de lucha y resistencia más significativas, pero quiero que todo el mundo sepa quién era ella, quiero que todo el mundo sepa que conocí a una mujer poderosa que me enseñó a luchar por la vida, lo importante de la colectividad y a defender la alegría.
Este día el país ha perdido a una mujer guerrea incansable, pero continuaremos su legado que vivirá por siempre que El Salvador.
Margarita, nunca olvidaré que por estas calles luchaste contra la privatizaciones, por el derecho al agua, a la salud, soberanía alimentarias y contra todas las injusticias sociales. Este día todas debemos honrar tu vida y tu lucha.
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