Más de 500 traslados en cárcel de mujeres sin aviso a familiares

Foto/ Revista La Brújula

Según los familiares, los traslados se deben al asesinato de tres agentes policiales en Santa Ana, el pasado 28 de junio. 

Alrededor de 100 personas se concentraban esta mañana en las afueras de la cárcel de mujeres, unas llegaban a dejar paquete y otras a verificar si su familiar había sido trasladada. Al no tener información oficial, las familias se mueven por lo que se comenta en los diferentes grupos de whatsApp. Sobresaltadas, bajaban de los buses, luego se acercaban a leer las páginas donde se anuncian los traslados a Jucuapa, en Usulután. Dichos traslados se hicieron el 29 de junio. Hace dos días. Las familias no fueron notificadas de estos movimientos.  

“Piden el número de teléfono de uno para nada”, manifestaba uno de los padres que llegaba a verificar si su hija detenida hace dos meses había sido trasladada. Este señor pasa de los 50 años, es usuario de silla de ruedas. “Tengo dos nietos a mi cargo y mi esposa que la tengo enferma, sin el apoyo de mi hija, me toca pedir ayuda en las calles”.  Para él, está bien que se detengan a las personas que tienen cuentas pendientes con la ley, pero rechaza que se estén llevando gente inocente, como el caso de su hija, según manifiesta. 

En estos listados se encuentran 500 nombres de mujeres trasladas de cárcel de mujeres a Jucuapa. Muchas de las familias no sabían ni donde estaba Jucuapa. Foto/ Revista La Brújula

En el otro extremo, dos mujeres se abrazan. Son madre e hija. Han viajado desde Santa Catarina Masahuat, Sonsonate. La madre, de aproximadamente 60 años, llora desconsolada. Hace dos días la policía detuvo a su hija menor,  no saben nada de ella. La hermana de la detenida explica que se trata de una injusticia: “ella es inocente. Nosotras solo pedimos que se investigue antes de capturar a las personas», manifiesta. Además, tiene miedo de decir más porque le temen a las autoridades en su comunidad, y no quieren terminar también detenidas. 

Unos minutos después, las personas empiezan a dispersarse. Una de las familiares les avisó que agentes policiales les recuerdan que no puede haber concentraciones y amenazan con meter presa a todas las personas que no obedezcan. Los rótulos anuncian que está prohibido permanecer en el lugar, además están prohibidas las ventas. Las personas tienen que movilizarse en las orillas del boulevard del Ejército. Quienes tienen asignado el día para entrar paquete, lo harán; las demás solo esperarán. Tal vez  haya suerte, y hoy su familiar sea puesto en libertad o será otro día más de espera, de cansancio, de hambre para algunos. Las personas ya no saben qué esperar en la cárcel de mujeres.

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