Foto/Reina Ponce
Por Clanci Rosa
Yuderkys Espinosa Miñoso es escritora, investigadora, docente afrocaribeña y es una de las precursoras del feminista descolonial, su contribución apunta a una “crítica a la razón feminista eurocentrada”. En su reciente paso por El Salvador compartió espacios de reflexión y diálogo sobre el feminismo descolonial y la urgencia de descolonizar el feminismo. En esta entrevista conversamos sobre algunos de sus reflexiones: las críticas al “programa feminista de liberación” por considerarlo racista, el planteamiento sobre la lucha por la despenalización del aborto como una lucha hegemónica y el sujeto o sujetos políticos del feminismo descolonial.
CR: Me gustaría iniciar esta entrevista preguntando, ¿de dónde viene o surge el feminismo descolonial?
YEM: El Feminismo Descolonial tiene una genealogía muy amplia. Se nutre de muchas fuentes y van a llegar a él, compañeras, compañeros, compañeres (porque hoy en día hay varones, personas trans posicionándose desde ese punto de vista), que venimos de diferentes trayectorias. La que lo iniciamos veniamos de diferentes experiencias pero teníamos en común una perspectiva contrahegemónica dentro de la apuesta feminista.
Varias de nosotras, el grupo fundador, le debemos mucho a lo que fue el feminismo autónomo en América latina, que dio las bases para producir un pensamiento propio y crítico. El salto del feminismo autónomo al descolonial tuvo que ver con la necesidad de profundizar la crítica autónoma a partir de la pregunta sobre la relación del feminismo con el resto de proyectos políticos en desarrollo en el continente y alrededor del mundo, movimientos que se oponen y que van a enfrentar las estructuras coloniales y del estado nación colonial por su compromiso con el programa de la modernidad cuya base es una clasificación racial del mundo que niega la pluralidad epistémica y societal, así como de horizonte de justicia del mundo. Quizá esa sea un poco la diferencia y por esto mismo nos vamos a nutrir de voces muy variadas y generalmente negadas por parte del feminismo. Vamos a entablar diálogos con compañeras, compañeres que viene de los movimientos sociales, indígenas, territoriales, afrodescendientes y digamos que, nosotras mismas, al portar estos cuerpos que portamos y haber vivido la experiencia de hacer política feminista, es lo que nos lleva a la necesidad de transformar esa política hacia otro horizonte, una perspectiva más amplia que considerara justamente esa herida colonial y ese profundo racismo que nosotras vamos a encontrar en el feminismo.
CR: Usted habla mucho sobre descolonizar el feminismo. ¿A qué se refieren específicamente las feministas descoloniales cuando hacen esta propuesta?
YEM: Primero decir que dentro del feminismo descolonial , insisto, hay una pluralidad de voces y posicionamientos cada vez más amplios, pero tenemos algunos acuerdos que yo creo que es lo que hace la particularidad del feminismo descolonial. Desde mi punto de vista el feminismo descolonial, al igual que otros feminismos que se han posicionado en las últimas décadas, como el feminismo comunitario, por ejemplo, ve la necesidad de descolonizar el feminismo. Ahora bien, esto lo hace desde un punto de vista y un análisis que implica revisar cuales son las bases ontológicas y epistémicas desde las cuales el feminismo conocido -desde lo mas radicales a los más liberales- interpreta el mundo o hace una análisis del llamado “problema de las mujeres” en base a género y sexualidad que también produce, a partir de ese análisis e interpretación, un programa político de liberación; un programa político de liberación que también debe ser cuestionado en sus estrategias, sus demandas y su aspiración. Lo que nosotras venimos a decir es que descolonizar el feminismo implica necesariamente confrontar la manera en que tanto ese programa de interpretación como ese programa político guarda un compromiso con la modernidad, con la perspectiva moderna de lo que sería bienestar colectivo, en este caso bienestar de “las mujeres”, o el tipo de sociedad que debemos aspirar conseguir para que se garantice ese bienestar femenino y de las sexualidades e identidades que desafían esa norma de género… nosotras vamos a insistir en que ese programa político y de interpretación ha sido producido por mujeres blancas europeas y sus descendientes en los Estados Unidos y en otros territorios que fueron colonizados. Descolonizarel programa feminista en su teoría y en su práctica, por tanto, implica ver cuáles son los elementos que arrastramos de ese modelo validado e impuesto mundialmente como el único que implica un estado de mayor bienestar y progreso. Escudriñar el feminismo para hacer de la política feminista otra cosa, otra que confronte ese mundo moderno colonial y su política de muerte. Si no nos damos cuenta que la civilización moderna con sus instituciones, su modelo de organización social y su programa de bienestar es un modelo de muerte y exterminio, el feminismo seguirá siendo cómplice del sufrimiento y la dominación de la gran mayoría de aquellas que dice representar contemporáneamente.
CR: Dentro de ese programa feminista, como usted se refiere, ¿está incluida la lucha del aborto?
YEM: ¿Dentro de ese programa político del feminismo? Sí. Por supuesto, sí. Están todos los grandes temas del feminismo.
CR: Entonces, en el caso especifico de El Salvador, donde el aborto es penalizado de manera absoluta, es decir, cualquier mujer que interrumpa un embarazo en un hospital, o lo interrumpa en su casa con una hierba o con un instrumento metálico como ya ha pasado, puede ir presa, ¿en ese mismo caso estaríamos hablando que acá en el salvador hablar de aborto desde las colectivas feministas o desde las organizaciones feministas, siempre se estaría dentro de este programa hegemónico del programa feminista blanco?
YEM: Mira, la cuestión ahí es como nos acercamos a pensar el aborto, desde dónde nos acercamos a pensarlo y porqué y cómo el aborto se ha vuelto el tema central del feminismo en America Latina. Creo que en general las decoloniales estamos bastantes desvinculadas de este tema, al menos no es el tema central de nuestro programa. Estamos tratando de llevar la lucha por otros caminos, creemos que no solo hay A o B, si no hay C o D. Y que se puede pensar una serie de reivindicaciones o de problemáticas que están viviendo las mujeres en menor posición de privilegio que están siendo dejadas en los margenes de la preocupación feminista. Aunque parezca mentira, la política feminista de la urgencia, implica mucho más campos y vias de actuación que los que la agenda hegemómica nos obliga a pensar o seguir. Y obviamente la agenda del aborto en América Latina es hegemónica. Que sea hegemónica no significa necesariamente que sea ni mala, ni buena. El problema ahí es ver cómo se ha construido esa agenda: ¿cómo hemos llegado a ella? ¿Quiénes la han definido? ¿Desde qué punto de vista se ha definido? ¿Por qué la han definido? ¿Cómo está pensada? ¿Desde donde está pensada, realmente sirve a todas las mujeres? ¿Sirve fundamentalmente al programa de liberación y la urgencia, los intereses, de un puñado de ellas o sirve fundamentalmente a la gran mayoría en menor condición de privilegio? En los últimos años el discurso sobre la legalización del aborto, se ha remozado y adaptado al nuevo escenario de un movimiento amplio de feministas populares, de origen indígena y afro y se justifica sobre la pretención de que representa los intereses de las más pobres, las que no tienen voz: “nosotras estamos haciendo esto porque las mujeres se están muriendo y las mas afectadas son las empobrecidas, las indígenas, las racializadas, porque las de clase media se pueden hacer el aborto porque pagan una clínica”, se les oye decir por doquier.
Ese es básicamente el discurso que se escucha en Argentina, República Dominicana, Puerto Rico, Chile , Perú , Brasil… y acabo de escucharlo aquí en El Salvador. Es un discurso que ya viene empaquetado, un vocabulario ya predefinido y formulado, nadie se sale de los renglones de lo que debe decirse. Pero yo les pregunto ¿Cuándo aparece ese discurso? ¿En qué contexto aparece? ¡Porque aunque no lo crean, no siempre ha existido! ¿Y quienes lo han formulado y reformulado? Lo que nosotras estamos cuestionando es un programa político que llega y se impone como una pastilla que hay que tomarse y hay que seguir sus instrucciones de uso. Y ese programa -a eso le llamo programa- no ha sido definido por aquellas que ese discurso usa para justificarse; tampoco desde sus intereses. Yo creo que el programa de la lucha por el aborto legal, es un buen ejemplo de un programa definido de arriba hacia abajo en la medida en que aquellas, de las que supuestamente habla la lucha por la legalización del aborto, no han participado en la definición del problema y su centralidad, ni en la perspectiva desde dónde se lo aborda y las estrategias de lucha para enfrentarlo. Entonces, ¿dónde están esas mujeres de las que habla la política por el derecho al aborto? ¿Por qué no están en esa lucha ni mayoritariamente ni allí donde se ha definido ya el camino a seguir? ¿No están porque no son luchadoras o porque no serían capaces de darse cuenta que aquí hay un problema urgente?¿ Es porque no saben luchar por “sus derechos”? ¿Es que están tan oprimidas e indefensas que necesitan el salvacionismo feminista?
Estas son preguntas retóricas que desnudan el racionamiento profundamente racista de esta operación de llevar una lucha bajo el argumento de defender aquellas que no están; esto se entiende cuando aquel sujeto del que se habla está materialmente desaparecido o inhabilitado para hablar. Pero estas mujeres que el feminismo dice representar no son un sujeto pasivo, la gran mayoría de ellas están activamente resistiendo las embestidas a la propia posibilidad de su existencia y reproducción, están luchando y están luchando desde posiciones comunitarias contra la hidra capitalista y el modelo de muerte. Entonces si ellas están en la resistencia y están vivas, muy vivas, ellas están activamente hablando. Podríamos decir que no es que no hablen, sino que el feminismo no las escucha, y aun más, que el feminismo al arrogarse su representación es parte de aquello que interrumpe su posibilidad de autoenunciación. ¿Cómo podemos resolver este problema desde posiciones feministas más comprensivas y comprometidas realmente con aquellas en menor escala del privilegio? Definitivamente no desde formulaciones que van de arriba hacia abajo y que prescriben la política feminista adecuada para nuestro tiempo desde posiciones de privilegio. Por el contrario, esta política debe estar definida de abajo hacia arriba, debe estar atenta a lo que con su actuancia y con sus preocupaciones nos muestran aquellas en la base de la pirámide social.
Te voy a hacer una pregunta. ¿Desde cuando el aborto es penalizado en El Salvador.?
CR: Fue en los noventa, en el 97 fue la reforma, antes se permitía por causales.
YEM: En dominicana uno años después se hace la prohibición total y se inicia una fase de persecución de las mujeres que abortan. Pero, ¿En qué contexto se da esta escalada de endurecimiento de la prohibición y criminalización de la interrupción del embarazo? Se da en un contexto donde el feminismo toma como bandera de lucha la legalización del aborto, esta centralización del aborto como tema central de la lucha feminista llega a tal nivel que en variados contextos ser feminista pasa a ser sinónimo de ser abortista. Esto no ha sido siempre así en el feminismo, ni siquiera en el feminismo blanco. Ahora, a finales de los 90 este es un proceso que se está terminando de completar y es en ese mismo momento donde en lugar de mejorar las cosas que ya tenemos, que nos permiten abortar, se empeora. Es en medio de esta escalada reivindicativa por el aborto legal en donde en variados contextos más que ganar, perdemos libertades.
Como siempre digo, cada vez que me consultan sobre este asunto, yo tengo ahora mismo 54 años. Yo tuve tres abortos. Los tuve entre finales de los 80 y principios de los 90. En esa época las mujeres de República Dominicana que queríamos interrumpir un embarazo, disponíamos de varias vías para hacerlo, sin temor a la judicialización y la persecución estatal o de la iglesia. Nadie te perseguía o te denunciaba por abortar, llegabas al hospital con un aborto en proceso, te hacían un legrado y nadie te estaba fiscalizando porqué ocurrió ese aborto. No había una ley que legalizara el aborto pero en la práctica el aborta era permitido y tolerado. El Estado y la institución médica no se metía en este asunto, la misma iglesia no se metía. Era algo que se podía hablar sin miedo, algunos colectivos feministas tenían consultorios donde se prácticaba el aborto o donde te aconsejaban un lugar donde ir para hacertelo y nadie te perseguía por ello.
CR: ¿Entonces cree que esta lucha puede ser un poco tramposa?
YEM: Exactamente. ¿Entiendes mi línea de argumentación? En países con Estados e instituciones débiles cómo los nuestros, la manera en que estamos haciendo esta lucha, en vez de ayudarnos, lo que ha hecho es cerrar las puertas. Ahora mismo toda América Latina toma como referente el caso argentino. Te lo digo porque ahora en Dominicana tenemos una lucha por tres causales, y la hegemonía feminista a instalado un campamento frente a la casa de gobierno. Para ellas, igual que para el resto de movimientos de lucha por la legalización del aborto en el continente, el referente es Argentina. El color verde que se ha universalizado como simbolo de esta lucha por el aborto fue una invención Argentina. El programa, tanto discursivo como en su método, estrategias y demandas fue ideado y diseñado por feministas argentinas. Pero hay que saber cuáles son las condiciones histórico-estructurales de Argentina ¿Por qué Argentina lo logra después de muchos años y cómo lo logra? ¿Están nuestros países en condición de posibilidad de aspirar a replicar esto que han obtenido las argentinas? Yo lo pongo en duda y lo pongo en duda porque nuestras sociedades son distintas.
Son más pobres, más dependientes, menos laicas, en nuestros paises la iglesia católica tiene un poder inmenso, no tenemos un movimiento de izquierda fuerte y letrado que dispuesto a centrar su programa político en el aborto. El aborto en Argentina no se hubiera logrado si no hay un apoyo total de todas las izquierdas con su amplio espaldarazo a la lucha feminista institucional. Nuestra izquierda es débil tanto como nuestra pequeña clase media letrada. En nuestros contextos la política nacional está atravesada por múltiples urgencias que diversifican el contenido de las luchas. Solo una izquierda y un feminismo fuerte apoyado por una amplia clase media podía lograr unificar los intereses nacionales alrededor del aborto, con grandes manifestaciones a casa llena que acumuló poder simbólico, mediatico y político. Me atrevo a decir que esto es muy difícil que se logre en nuestros países.
Yo dudo que esa sea la vía para países pequeños, empobrecidos y con unos Estados tan débiles que dependen tanto de las iglesias. Entonces una actitud decolonial aquí permite no solo evaluar esto sino preguntarse: ¿por qué tenemos que seguir este paquete ya elaborado en contexto muy distintos, quien dice que esta es la única vía? Pensemos estratégicamente y pensemos con las hermanas por las cuales supuestamente estamos llevando la lucha, porque a lo mejor ellas nos pueden enseñar las rutas más efectivas para alcanzar esa posibilidad de autonomía reproductiva. De qué forma acercarnos al tema asumiendo un punto de vista de abajo. ¿La lucha por el control de nuestra capacidad reproductiva solo se puede resolver por la via estatal y legal? Para la mayoría de nosotras, ¿se trata de una lucha hacia adelante dirimida en términos de asumir y enarbolar la racionalidad política moderna y estatal o se resuelve mejor apelando a otras racionalidades devaluadas y negadas por la forma política estatal?
CR: Digamos que la propuesta sería pensarnos qué estamos haciendo, pensar este paquete, como usted dice, que ha venido en torno al tema y buscar desde acá (pensamiento situado) cuál sería la forma. Porque claramente yo pienso que algo que tendría que quedar claro es que en un país como el nuestro, la lucha del aborto es necesaria.
YEM: Y es necesaria sobre todo ahora, en este momento determinado no solo por el estado, sino por la propia racionalidad moderna del feminismo, porque habría que admitir que tenemos una co-responsabilidad en el estado de cosas actual: más que una solución al problema, el feminismo es parte de él. El feminismo ha sido parte del problema porque antes de nuestra actuación estábamos mejor: Antes una gran mayoría de mujeres podían abortar en mejores condiciones de lo que lo hacen ahora. Cuando hemos querido emular las hazañas y conquistas de las llamadas democracias occidentales, y resolver los problemas en los términos de ellas, lo que hemos obtenido como resultado es desfavorecedor para las grandes mayorías. Este problema que tenemos hoy, donde en varios paises del continente está totalmente ilegalizado y perseguido el aborto a quien más desfavorece, y en eso estamos de acuerdo, es a las mujeres más pobres y provenientes de pueblos desechados, es a ellas a las que más van a perseguir, son las mujeres indígenas, afrodescendientes, populares, campesinas las que sufrirán las mayores consecuencias de esta política fallida. Pero cómo llegamos a eso y cuál responsabilidad tiene el propio programa feminista hegemónico en este estado de cosas? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Y eso me lleva a otro punto importante, si la lucha centrada en reivindicaciones heredadas del feminismo eurocentrado nos lleva a callejones sin salida en donde quedarán atrapadas aquellas en peores condiciones, por qué seguimos empeñadas en desoir y hacer caso omiso a las compañeras que desde abajo están luchando y están dando la vida por un programa más amplio que atiende a enfrentar el modelo de dominación en su conjunto. Seguramente ellas tienen otras salidas de cómo dar respuesta a las diferentes formas de dominación que se van imponiendo en nuestros países.
Yuderkys Espinoza concedió esta entrevista en el marco de las actividades realizadas de la Asociación Ixchel y Calala Fondo de Mujeres. Foto/ Reina Ponce.
CR: Quisiera pasar a otro tema que me parece muy importante, y es la idea de raza, cuando usted hablaba que no es una idea biologicista desde donde la estudian, sino más bien es la idea en sí. ¿Cómo se refleja esa idea de raza en el feminismo, ese feminismo que conocemos?
YEM: Bueno, la idea de raza igual que la modernidad va a ser fundante de cuál es el modelo de liberación y el modelo de sociedad al que aspiramos. En el caso del feminismo se trata de ver cómo el racismo está a la base de su programa político en la medida que sigue reproduciendo la idea de que hay unas que saben y otras que no saben, hay unas que tiene el poder de definir la agenda política, la estrategia política y aquellas a las cuáles se les niega esa capacidad, asi que cuando reclaman e insisten en señalar su experiencia y su punto de vista, el mismo es sistemáticamente invalidado. Entonces por una parte en la violencia epistémica eso se ve: ¿quién produce la teoría feminista? ¿Quién dice la verdad del feminismo? ¿Quien lo ha hecho y producido? ¿Desde qué cuerpos se construyen? ¿Cuáles han sido los cuerpos y las experiencias válidas para construir este análisis del problema de las mujeres? El análisis de la subordinación o dominación de las mujeres, ¿quienes lo han elaborado? ¿Desde que punto de vista? Desde un punto de vista dominante ¿por qué es dominante? porque quienes lo han producido son mujeres cuyas voces son validadas dado su origen étnico racial, su origen de clase, el lugar geopolítico desde donde hablan. Raza y clase van de la mano, no están separadas, una cosa produce la otra, y al revés. La raza al final es una idea, se trata de esta idea producida por los colonizadores europeos de que hay gente naturalmente inferior que debe estar a su servicio y para ser explotada. Y en el feminismo una puede ver como esta idea sigue siendo productiva, aunque eso no se admita pero cuando tu empiezan a leer entre líneas y hacer análisis del discurso y de la práctica política queda develado. Ustedes son feministas igual que yo y nosotras nos damos cuenta como se invalida todo el tiempo la mayoría de la voces de las menos educadas, de las que tienen menos, de las que tienen cuerpos más oscuros o modales que delatan su origen. Hay un pequeño grupo que no solo decide hacia dónde vamos y lo que queremos sino que toma las decisiones y define las estrategias, como hablábamos en el tema del aborto.
Entonces la idea de raza sostiene ese armazón no sólo de interpretación sino del tipo de mundo y de sociedad que el feminismo sueña como la sociedad donde las mujeres van a estar liberadas. Hace ya algún tiempo vengo preguntado: ¿qué es para el feminismo una mujer liberada? ¿Cuál es el programa feminista de liberación? La respuesta muestra cómo el feminismo es un programa totalmente moderno y si es moderno es racista. Yo hablo también de racismo de género, como esa operación mediante la cual la perspectiva y el análisis de género oculta diligentemente que esa idea de unidad entre mujeres y bajo el discurso de una dominación común, que hay profunda diferencias entre nosotras y que no es cierto ni que experimentamos la dominación de igual forma, ni que todas sufrimos las misma dominación, y mucho menos que tenemos los mismos intereses. El programa feminista de liberación es profundamente racista, porque niega e invisibiliza la gran mayoría de las que según su discurso están siendo representadas.
CR: Sí, recordaba lo que usted plantea de ese programa de liberación: ¿sería entonces alcanzar la libertad de la mujer blanca?
YEM: O sea, de acuerdo a esto que llamo la colonialidad de la razón feminista eurocentrada llegar a ser una mujer libre, una mujer liberada es llegar a ser como una mujer blanca europea, mientras más nos parecemos a ella se supone que estamos alcanzando nuestra liberación.
CR: Otro tema que apuntaba sobre el planteamiento del feminismo descolonial es el de incluir a los hombres. Creo que es importante hacer esta pregunta porque cuando hablamos de feminismo y hablamos de sujeto político del feminismo, siempre se habla de las mujeres y creo que este planteamiento resulta un poco chocante, porque incluso con el tema de masculinidades hay críticas que muchas veces los pocos fondos se destinan a la atención agresores y no a las mujeres víctimas de violencia. Entonces, ¿cómo ven todo este tema que de seguro lo han estudiado mucho a la hora de incluir a los hombres?
Yo creo que cualquier persona que se comprometa con desarmar o destejer la trama de dominación moderna colonial capitalista de género debería tener un lugar dentro de la lucha. He dicho que no se trata de política de identidad. Mi cuestionamiento no es solo por qué los varones no pueden participar del feminismo, he cuestionado también la pretensión de que por el único hecho de ser “mujer” automáticamente se te vea como naturalmente parte de esta lucha. Al final no es una disputa sobre hombre sí u hombre no. La pregunta es, más allá de la ficción de identidad: en todo caso, qué tipo de personas admite esta lucha, más allá de estas falsas categorías. Además, a no confundir, una cosa es quienes pueden participar de ese programa político y la otra es la pregunta por el sujeto del feminismo, vamos a separarlo. María Lugones hablaba de abandonar la necesidad de pensar que para hacer la política necesitamos de un sujeto. Ella nos invita a una política polifónica, una política sin sujeto. En esta sintonía, yo pienso que en todo caso, el sujeto del feminismo descolonial es un sujeto colectivo. No podemos pensar la mujer separada de su red afectiva y comunitaria, eso lo hemos aprendido con las compañeras que están por fuera del feminismo. Ellas nos enseñan en sus luchas que las luchas son comunitarias, son ancladas a comunidades de parentesco y territoriales, de lucha por lo común, de hacer posible la reproducción de la vida. No se trata ya de ese sujeto mujeres que se pretende en una alianza imposible más allá del origen, clase y estructuración racial jerárquica de la sociedad. Para este sujeto comunal en todo caso, la liberación no es individual sino que es comunitaria. Obviamente hay un nivel de especificidad porque si nos interesa colocar ahí el punto de vista- no voy a decir de las mujeres, pero sí, sobre todo de las mujeres en peor situación de privilegio. Si tu me dijeras cual es el sujeto prioritario del feminismo descolonial serían las mujeres en peor condición de privilegio, pero como ya sabemos estas mujeres en peor condición de privilegio no se van a liberar con un programa de género. Nosotras abogamos por un programa de liberación colectiva de toda la red comunitaria, de toda la red de vida, porque cuando estoy pensando en la comunidad pienso en el bienestar de todo lo existente, de toda la red de la vida. Luego está la otra parte ¿quiénes participan de esta lucha? ¿Quiénes van a hacer posible ese proyecto político que parte desde un punto de vista más bajo dentro de la red de poder?Ahí nosotras decimos que puede ser incluido cualquier personas más allá de género, raza, clase, edad, etc, que concuerde en trabajar por un proyecto político de restauración de este vínculo comunal comunitario y esta forma de vida en relación de complementariedad y de integralidad donde todo lo existente.
Quienes estén dispuestos a trabajar por este programa político pueden ser parte. Allí están los varones de cualquier color, obviamente para nosotras los más a fin van a ser los negros, los indígenas, los populares, afrodescendientes, que son los que conforman nuestra tramas de relación, el mundo que vivimos y que están tan dominados como estamos nosotras.
A mí siempre me resuena mucho cuando las feministas se quejan de todo lo que tenemos que lidiar las feministas con los machos que se dicen feministas o progresistas. Yo siempre respondo y recuerdo todo lo que tenemos que bregar las racializadas con las feministas no racializadas ignorantes productivas de su racismo y de su lugar de privilegio que quieren conservar a toda costa. Una hace ese trabajo de confrontarlas, le gritamos a la cara su prepotencia, su incapacidad de verse a sí mismas o su indiferencia ante su reconocerse en ese lugar de poder y ejercerlo sin miramientos sobre las otras. Las feministas racializadas antirracistas y descoloniales estamos haciendo este trabajo desde hace décadas esperando que ocurra el milagro. Es trabajo gratuito porque queremos ver el cambio. Y, por supuesto, llega el momento en que ya desistimos y sabemos que no hay nada que hacer allí. Acompañar los procesos de concientización de quienes hacen parte de la política es parte del quehacer político. Esta tarea la debemos hacer a todos los niveles, no solo con los varones, también con las mujeres y con toda la variedad de subjetividades normativas y no normativas. En pocas palabras dejen de quejarse! Eso es parte del trabajo.
Foto/Karen Sibrián.
CR: Y como ven el planteamiento desde el feminismo que conocemos, del famoso privilegio de género, ¿hay un privilegio de género de los hombres sobre las mujeres?
Hay un privilegio de los hombres en relación con las mujeres de su propio grupo. Esa es la diferencia. Un varón indígena, racializado, no propietario, que puede ser un trabajador temporal y super explotado, alguien que limpia, o recoge la basura, o carga las cajas en el muelle, o los alimentos que llegan a la ciudad para colocarlos luego en las estanterías, un varón inmigrante ilegal que siembra la tierra en las grandes plantaciones de café o cacao, algodón, maíz, o en el campo de soya transgénica bombardeado continuamente con glifosato desde el cielo, no es lo mismo que un hombre propietario burgués, y no es lo mismo, ni tiene más privilegio que una mujer burguesa propietaria, profesional, consultora de alguna empresa o una transnacional, o en un puesto de Naciones Unidas, etc.
CR: ¿Pero si los tiene sobre las mujeres de su propio grupo?
Frente a las mujeres de su propio grupo puede ser que lo tengan. Yo no voy a universalizar tampoco porque depende, hay que ver en cada comunidad, cada pueblo como se ha ido dando ese proceso de patriarcalización. Es verdad que a esta altura de estos procesos de occidentalización y de intromisión de la cultura occidental que engeneriza el mundo, o sea, que produce género y por lo tanto produce jerarquía, al interior de las familias , las estructuras comunales, etc… Pues si se va dando ese proceso de construcción de poder intrafamiliar e intracomunitario, pero insistimos eso procesos todavía no se han completado y quizá no terminen de completarse totalmente, eso significa que hay resistencia y están siendo confrontados continuamente con modelos originarios que no son necesariamente jerárquicos. Nosotras ahora estamos haciendo una investigación con tres generaciones de mujeres descendientes de comunidades cimarronas y una ve ahora muchas maneras de cómo se resuelve el poder intrafamiliar y tú vas a encontrar desde familias donde las mujeres se acercarían más a lo que piensa el feminismo que siempre las mujeres están por debajo en relación a los varones, hasta casos donde la mujeres son el sostén, son las que toma decisiones, sin ellas no anda la familia, y ellas no están viviendo solo por ese marido, hay otras arreglos en sus relaciones heterosexuales, que aquí estamos hablando de relaciones heterosexuales, que son muy distintas a las que una desde ese punto feminista blanco está acostumbrada a pensar …es mucho más complejo de lo que el feminismo dice y pretende mostrar como verdad. Vemos que en ese mundo de los que están por debajo de la línea de humanidad, de los condenados de la tierra, hay muchas historias y muchas maneras, en que esto se ha ido dando y las respuestas y arreglos a los que se llegan.
CR: Me imagino que no entran las nuevas masculinidades
Para nada
CR: ¿Qué piensa de eso?
Eso de las nuevas masculinidades sigue replicando la idea de que ahora es que hay una masculinidad que va a ser sensible y que va eliminar las jerarquías, es otra vez pensar que el modelo de la familia nuclear del patriarcado occidental es universal y ha estado siempre en todos lados, o que es originario de nuestras comunidades. Nosotras pensamos que puede ser que hubo comunidades donde sí se dieron esos procesos de jerarquización y otras en que no, donde nunca operó el género como una categoría de organización social y que hubiera otra mirada e interpretación de los cuerpos y que hubiera otro tipo de arreglo en clan familiar. Esto de las nuevas masculinidades es parte de lo mismo, es parte de replicar esa historia del feminismo contemporáneo donde desde siempre todos los hombres son opresores y están arriba de todas las mujeres y que sería ahora, por una nueva consciencia que se busca lograr cambiarlo. Nosotras decimos que hay muchos modelos de sociedad que contravinieron la organización jerárquica donde el varón es del poder y la mujer no. Entonces no tenemos por qué hablar de nuevas masculinidades, en todo caso vamos a mirar atrás, ver cuáles eran las formas de masculinidad que han existido y donde hasta hoy muchas sociedades se oponen a ella.
CR: La otra pregunta que tengo tiene que ver con el posicionamiento de las luchas identitarias. Últimamente han surgido tensiones dentro de algunos grupos feministas relacionados a la pertenencia de las mujeres trans al feminismo, hay grupos que se oponen porque siguen considerando a las mujeres trans, varones. Entonces me gustaría saber que plantean desde los estudios decoloniales al respecto.
Bueno nosotras como he dicho en el curso taller pensamos que hay que ir más allá de las identidades, nos sirven de forma estratégica, porque hay un uso estratégico de ella, pero siempre sabiendo que muchas de estas identidades son parte de la herencia colonial. Decir esto no significa negar una serie de lucha que están llevando compañeras, compañeros, compañeres, contra una organización normativa y binaria de la identidad. Pero, bueno si tú me preguntas directamente si estamos a favor de la entrada de las personas trans al movimiento, pues sí, estamos a favor porque la descolonización debe luchar contra toda forma de clasificación social y normativa como parte del modelo impuesto de dominación colonial. No tendrá mucho más que decir, creo que la identidad es una producción, parte de la producción social. Creo que es importante reconocer que no solo las personas trans contravienen ese modelo binario , las lesbianas en muchos sentidos lo hemos hecho, porque todo el tiempo nos están llamando a ocupar ese lugar que se supone debemos ocupar como “mujeres”, yo creo que hay una multiplicidad de subjetividades que aun cuando guardamos mucho de lo que se conforma dentro de la modernidad al mismo tiempo estamos contraviniendo sus normativas.
CR: Por último, una reflexión para las feministas jóvenes que estamos en esta lucha de llevar la agenda de derechos de las mujeres, pero que quizá no nos habíamos pasado estos cuestionamientos que nos ha planteado, y pensarnos también el análisis de los proyectos políticos.
Diría que no nos dejemos enceguecer por las luces de estos proyectos ya precocinados, estas agendas hegemónicas muchas veces nos obnubilan y creemos que no hay nada por fuera de ellas, al punto que nos asalta la dezasón: “‘si esto no es la política feminista, entonces qué es?”. En estos días me han estado preguntando: “pero ¿y entonces, en lo práctico qué política hay que seguir, sino es esta que conocemos? Solo les diré que si se están preguntando esto, ya mi tarea la he cumplido, yo no puedo resolverles la política que deberán seguir, el programa que deberán desarrollar, porque sería repetir aquello que estoy denunciando. Solo les puedo afirmar que hay muchos caminos para la política feminista (o no). Lo más fácil es seguir la senda ya pautada pero esta generación debe ser capaz de poder mirar allí donde el feminismo no ha podido ver. Mucha gente, muchos movimientos han existido más allá y más acá del feminismo y allí las mujeres han estado también y han sido fundamentales. No tenemos que inventar nada nuevo, solo abrir los sentidos y el campo de mirada, abrir el campo de escucha, ser desobedientes como el mismo feminismo nos ha enseñado. Hay que ser capaz de cuestionar esos proyectos políticos que nos llegan como la panacea: hacia dónde nos conducen, a quienes realmente van a beneficiar esos proyectos políticos. Y cuidado de al hacer la pregunta caer en el error de decir que el proyecto político en que estamos está siendo para la gran mayoría, ¿desde dónde viene esa afirmación? ¿cuidado con autojustificarnos? Cuestionemos cuánta de esa gente hacia la que dice el programa que apunta y aporta, han tenido voz para construir ese proyecto político. Porque cuando una agenda ha sido producida por un grupo de arriba ya estamos en un problema.
Otro elemento que yo creo importante es no quedarnos solamente con el enfoque de género, porque esto ha permitido que el feminismo haga alianzas con proyectos que destruyen comunidades de las que forman parte la mayoría de las mujeres. No es cierto que el proyecto de igualdad de género beneficia a todas por igual, si solamente nos quedamos en igualdad de género aquellas que se beneficiarán son las que ya tiene resuelta su vida material en términos de clase y raza, las otras van a seguir igual o peor. Porque cada vez más sobre ellas va haber más dominación y explotación.
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