Foto/Reini Ponce
Tomado de Naciones Unidas
El Día Mundial de la Juventud 2020 se celebra en un contexto desafiante. Las medidas de bloqueo y la pandemia de COVID-19 han llevado al cierre mundial de las instituciones de educación y formación técnica y profesional (EFTP), amenazando la continuidad del desarrollo formativo.
Se estima que actualmente cerca del 70% de los jóvenes matriculados se han visto afectados por el cierre de las escuelas. De acuerdo a la encuesta de instituciones EFTP, que cuenta con datos recogidos conjuntamente por la UNESCO, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Banco Mundial, la capacitación a distancia se ha convertido en la forma más común de impartir conocimiento, no sin ciertas dificultades con respecto, entre otras cosas, a la adaptación de los planes de estudio, la preparación de aprendices y formadores, la conectividad o los procesos de evaluación y certificación.
Antes de la crisis actual, los jóvenes de 15 a 24 años tenían tres veces más probabilidades que los adultos de estar desempleados y a menudo se enfrentaban a un período prolongado de transición de la escuela al trabajo. En las sociedades posteriores a COVID-19, a medida que los jóvenes deben contribuir al esfuerzo de recuperación, deberán estar equipados con las habilidades adecuadas para manejar con éxito los desafíos y la capacidad de adaptación para adaptarse a futuras interrupciones.
Por qué es importante el Día de las Habilidades de la Juventud
En el mundo actual, el creciente desempleo juvenil es uno de los problemas más acuciantes con los que se enfrentan las economías y sociedades, tanto de países desarrollados como en desarrollo. El último informe «Tendencias mundiales del empleo juvenil 2020: la tecnología y el futuro de los empleos» muestra que desde 2017, ha habido una tendencia al alza en el número de jóvenes que están desempleados y no cursan estudios ni reciben formación (los ninis).
En 2016 había 259 millones de jóvenes clasificados como ninis, un número que aumentó a una cifra aproximada de 267 millones en 2019, y se proyecta que continúe subiendo a alrededor de 273 millones en 2021. En términos de porcentaje, la tendencia también aumentó ligeramente de 21.7 % en 2015 a 22.4% en 2020, lo que implica que se perderá el objetivo internacional de reducir la tasa de jóvenes que no están empleados y no cursan estudios ni reciben formación para 2020.
Con el objetivo de concienciar sobre la importancia en invertir en el desarrollo de las habilidades de la juventud, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió en su resolución A/RES/69/145 designar el 15 de julio como el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud.
¿Qué papel juega la enseñanza y formación técnica y profesional?
La enseñanza y la formación son cruciales para cumplir la Agenda 2030. La visión de la Declaración de Incheon: Educación 2030 queda plenamente plasmada en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. En la agenda Educación 2030 se presta gran atención al desarrollo de competencias técnicas y profesionales, específicamente en lo que se refiere al acceso a una enseñanza y formación técnica y profesional asequible y de calidad; la adquisición de competencias técnicas y profesionales con miras al empleo, el trabajo decente y el espíritu empresarial; la eliminación de las disparidades entre los géneros y la garantía de acceso de las personas vulnerables. En este contexto, se espera que la enseñanza y formación técnica y profesional (EFTP) permita responder a múltiples demandas de naturaleza económica, social y ambiental ayudando a los jóvenes y adultos a desarrollar las competencias que necesitan para el empleo, el trabajo decente y el espíritu empresarial, promoviendo el crecimiento económico sostenible e inclusivo y apoyando la transición a las economías ecológicas y la sostenibilidad ambiental.
La EFTP puede dotar a los jóvenes con las competencias necesarias para acceder al mundo laboral, incluidas competencias para el empleo por cuenta propia. También puede mejorar la capacidad de respuesta a la demanda cambiante de competencias de las empresas y las comunidades, y aumentar la productividad y los niveles salariales. La EFTP puede contribuir a reducir los obstáculos que dificultan el acceso al mundo laboral, por ejemplo a través del aprendizaje en el empleo, y garantizar que las competencias adquiridas sean reconocidas y certificadas. También puede ofrecer oportunidades para desarrollar aptitudes a personas poco cualificadas que están subempleadas o desempleadas, a jóvenes que están fuera de las instituciones educativas y a personas que ni trabajan, ni estudian ni reciben formación.
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