La desigualdad de género, violencia, discriminación y acoso siguen siendo las principales condiciones a las que se enfrentan las mujeres trabajadoras en el área textil y bordado de El Salvador, según un estudio de Mujeres Transformando.
Por. Eugenia Olán
Cada 5 de julio se conmemora el Día Nacional de la Persona Trabajadora de Maquila, aprobado por la Asamblea Legislativa en el año 2012, impulsado por diferentes organizaciones de mujeres. Esta conmemoración se da como un acto de reparación moral a las más de 260 mujeres que resultaron intoxicadas por la ruptura de una tubería que conducía cloro, en una de las empresas textiles de la Zona Franca en 2002.
El estudio “Mujeres en la Maquila Textil: Cuerpos, Vidas y Resistencias”, realizado por la Asociación Mujeres Transformando de El Salvador en 2023, reveló que el 45% de las trabajadoras del textil trabajan de 8 a 12 horas diarias. Mientras que el 48% de las bordadoras dedican alrededor de 12 y 16 horas. Ambos sectores afirman que su salario no es congruente con el tiempo y trabajo realizado.
Pese al antecedente de una intoxicación masiva en 2002, el 82% de las bordadoras y el 73% de las obreras del textil expresan que las empresas de las zonas francas no les brindan ningún beneficio económico y social. Esto revela que los riesgos siguen siendo latentes para las mujeres trabajadoras de maquilas.
Para Montserrat Arévalo, directora de Mujeres Transformando, la lucha y denuncia de violaciones de derechos laborales para las mujeres trabajadoras de maquila data desde los años 90, ante la sobrecarga desproporcionada de trabajo en la industria como en los trabajos del hogar.
“El Estado debe revisar sus políticas públicas en materia laboral y en materia de generación de inversión extranjera directa, en cómo la atrae, es decir, que sean un ente regulador de la dinámica de estas industrias que se instalan como generadoras de empleos, pero son empleos precarios. Los gobiernos los tienen, en su mayoría, exentos de impuestos, pero a la gente que produce y genera el desarrollo, no les están beneficiando”, mencionó
Por otra parte, Arévalo reveló que las desigualdades de género siguen siendo el principal impulsor de la violencia y discriminación, una situación normalizada debido a la hegemonia patriarcal. “Aunque la distribución por género de personas ocupadas en el sector textil parezca igualitaria, los hombres siguen predominando puestos especializados como auditores, coordinación y técnicos”.
Los testimonios hablan del abuso de la carga laboral, donde les exigen a las trabajadoras a completar sus metas de producción. “Nos exigen que saquemos esas metas en el día, nos piden horas extras que en un momento dicen que no son obligatorias pero sí lo son. Debido a la presión de cumplir con la meta de producción, nos dicen que no podemos irnos sino terminamos y eso prácticamente obliga. Las consecuencias, al no cumplir, es que perdamos nuestro trabajo”. argumentó una operaria con más de diez años laborando en el sector textil.
Las jornadas laborales a las que se someten están entre 7:00 de la mañana a 7:00 de la noche, con un aproximado de media hora para el almuerzo. Aseguran que sus tiempos de comida, muchas veces, los utilizan para seguir la producción.
De acuerdo al estudio, el 68% de las obreras enfrentan violencia verbal, un 17% violencia fisica y un 48% acoso sexual. Al momento de la contratación, las trabajadoras han mencionado que se les pregunta sobre aspectos como estado civil, número de hijos e hijas o si se encuentran en estado de embarazo, lo que evidencia la discriminación de género.
Otra de las denuncias de las trabajadoras recae en las auditorías realizadas por el Ministerio de Trabajo al momento de inspeccionar las condiciones en los espacios de trabajo. En su mayoría, estas son realizadas durante las horas de almuerzo. “A veces somos pocas las que nos quedamos, deben de hacerlas en el momento de trabajo donde estamos todas para que vean la intensidad de calor que hay en las salas de producción y el ruido excesivo que nos provocan enfermedades y en su mayoría, de la presión”, comentó.
Ante esta realidad, Mujeres Transformando y los diferentes sindicatos de mujeres trabajadoras en el área textil hacen un llamado a las autoridades a mejorar y garantizar ambientes de trabajo dignos, seguros y equitativos, que cumplan con las normativas nacionales e internacionales en materia de derechos humanos y derechos laborales, a modo que se ratifique el Convenio 189 y 177 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Además, que el periodo de licencia de maternidad sea contabilizado en el cálculo de la pensión, pues permitirá una protección económica justa para las trabajadoras madres.