En las elecciones de 2021, Claudia Ortíz se convirtió en la primera y única diputada del partido VAMOS. Desde entonces, ha enfrentado el desafío de ejercer su papel en una Asamblea Legislativa que, considera, se utiliza como un instrumento para los intereses del gobierno, pero que también ha sido receptor de las demandas insatisfechas de la población. La abogada y maestra en Ciencias Políticas conversó con Revista La Brújula sobre los que, en su opinión, son los principales problemas del país, los derechos de las mujeres y los retos que enfrentan cuando ellas se atreven a ejercer su derecho a la participación política.
Por: Krissia Girón
Inició su carrera a los 20 años trabajando en organizaciones de la sociedad civil con jóvenes de Centroamérica, en iniciativas que abogan por la lucha contra la corrupción, la transparencia y la participación ciudadana. La transición a la política fue un paso natural. Se unió al partido VAMOS con la intención de renovar el panorama político.
Desde su curul, Claudia Ortíz ha sido una de las pocas voces disonantes de la legislatura 2021 – 2024. Su discurso crítico ante las acciones e inacciones de la bancada del partido oficialista ha sido incómodo. Estos han respondido a sus cuestionamientos con ataques, insultos, amenazas, troles que persiguen 24/7 sus cuentas digitales, entre otros, viviendo en su propia piel la violencia por la que pasan muchas mujeres que se atreven a ejercer su derecho a la participación política. En esta entrevista, ella muestra su admiración por las causas justas impulsadas desde la sociedad civil. Además, lamenta que muchas de sus propuestas y las de otras de sus colegas de oposición, continúen sin ser tomadas en cuenta.
¿Quién es Claudia Ortíz?
Soy abogada. Tengo estudios de Maestría en Ciencia Política, todo lo he estudiado acá en el país. Estuve 12 años trabajando en una organización de sociedad civil, en temas relacionados con transparencia, rendición de cuentas, derechos políticos, construcción de la democracia, participación de jóvenes y otros temas relacionados. Llegué a los 19 años a una iniciativa ciudadana. Trabajé y estudié al mismo tiempo. Me pagué mi universidad con ese trabajo. Decidí hacer ese esfuerzo por mí misma y luego trabajé con una gran cantidad de jóvenes en Centroamérica, promoviendo en ellos que fueran actores de los cambios en sus comunidades, en sus organizaciones, enseñando cómo hacer incidencia política. Entonces me pregunté: ¿Qué estoy haciendo yo para aportar?, y empecé a involucrarme en iniciativas ciudadanas que promueven estos temas.
Tomé la decisión de empezar a buscar un proyecto político. Empecé a conversar con diferentes opciones para entrar en una carrera electoral, pero también para sumarme a un proyecto político partidario. Es ahí donde conozco al partido Vamos, me identifico con los principios fundamentales de sus estatutos y, sobre todo, vi mucho espacio para construir y para poder impregnar la visión que yo misma traía de todo ese andar en sociedad civil. Con ese bagaje me convertí en una vocera del partido. Ya en el ejercicio de mi legislatura, el primero de mayo del 2021, inició la toma completa del poder por el oficialismo y todo lo que ya hemos conocido de cómo se ha ejercido el poder desde la Asamblea Legislativa y cómo esta ha servido de instrumento para tomar decisiones que vienen de otro lado. Pero también la Asamblea Legislativa ha sido receptora de las demandas insatisfechas.
¿Qué es lo que la motivó a postularse a una nueva candidatura?
Recuerdo muy bien que el día que yo regresé de mi licencia de maternidad -porque hice campaña embarazada, a las tres semanas de asumir, nace mi hija, y me tomé tres meses de maternidad, incluso dentro de la maternidad presente propuestas de ley-, al regresar entró en vigor la Ley bitcoin y así llegaron las primeras protestas a la Asamblea Legislativa recibidas con barricadas de alambre (razor). Fue una de las primeras protestas que salí a recibir. Hemos trabajado con mujeres, por ejemplo, el sector textil del área de la maquila, presentando con ellas propuestas para garantizar sus derechos laborales, o con trabajadoras domésticas, también trabajadoras remuneradas del hogar que buscan ser tratadas como trabajadoras con los mismos derechos que los demás y las demás.
Y así hemos ido conectando con tantos sectores que buscan algo diferente y eso es lo que me motiva. Ha sido como chocar contra un muro que no desea escuchar, no desea dialogar y que no está de acuerdo con nada que propongamos, porque no se trata de esta persona, esta diputada, se trata de ser la representación de más salvadoreños y salvadoreñas, no solo es no estar de acuerdo con nada que no viene de la misma bancada oficial, porque la población salvadoreña está ejerciendo su derecho, exigiendo ser escuchados.
Esta agenda me motiva, estos sectores me motivan, esos temas, esa posibilidad de construir algo, tal vez no ahorita, ni siquiera en los próximos tres años, pero esas necesidades por el agua, por la agricultura, la soberanía alimentaria, los derechos laborales, eso no va a desaparecer simplemente porque alguien no quiere escuchar. Lo que me motiva es que esas necesidades y esas propuestas se pueden hacer realidad, y luchar con la gente, luchar al lado de la gente y mostrar que sí se puede hacer una política realmente democrática y cercana a la población y sus necesidades.
¿Y eso le motiva a pesar de, como usted lo decía, estar ante una Asamblea que es como ese muro que no quiere dialogar y que está coptando todas las instituciones?
A pesar de eso. Porque creo que la gente merece una opción y es bien fácil, desde un lugar de privilegio, decir “eso es demasiado difícil”, “esto no va para ningún lado quizá, o es una incertidumbre, mejor busco otra cosa que hacer”, pero hay un momento en que toda esa construcción social y política, no partidaria necesariamente, sino política, de la gente que está exigiendo participar y definir decisiones de país, es más grande que ese temor
Es útil ese trabajo porque visibiliza y mantiene viva la esperanza de mucha gente de que ese tema, esa necesidad, ese título de propiedad que le quiero heredar a mi nieta, a mi hija, usted lo va a poder lograr en un momento, o que esos derechos que estaban buscando como trabajadoras van a ser realidad: tener seguridad social, un salario mínimo, que no van a tocar las pensiones, que alguien va ponerle un alto al endeudamiento del gobierno y que no va a poder seguir tocando las pensiones. Esa necesidad urgente de que las cosas vayan en esa dirección, es lo que nos motiva a mí y a todos los que estamos participando dentro de VAMOS.
En una frase, ¿cómo se define?
Una mujer política que busca construir la paz.
En su opinión y con toda esta experiencia en esta legislatura actual, ¿cuál cree usted que es el principal problema que enfrenta el país, actualmente, y cómo lo resolvería?
Considero, como mujer y como madre, que el problema más importante es la soberanía alimentaria. El alto costo de los alimentos y la baja producción que tiene nuestro país para el consumo interno es un tema estratégico a enfrentar y para eso se necesita que funcionen otras cosas: que las comunidades tengan acceso al agua, que haya acciones decididas contra el cambio climático, que exista menos corrupción en las instituciones. Está conectado con otras cosas.
¿Cómo lo atenderemos? Quiero retomar propuestas que hemos incluido en nuestra plataforma electoral, pero que también son parte de la escucha con el sector agropecuario y con otros sectores relacionados. Creo que es necesario, como medida inmediata, subsidios a los agricultores sobre todo los pequeños. La mayor cantidad de alimentos que consumimos son importados. Una gran parte de eso que importamos viene de Estados Unidos, que tiene una agricultura subsidiada. Nuestros agricultores y agricultoras están compitiendo con productos subsidiados, mientras acá tenemos insumos muy caros, incertidumbre por el cambio climático y otra serie de situaciones que vienen desde hace mucho tiempo.
También dar seguros a los agricultores, por si pierden sus cosechas, para que no tengan miedo de sembrar. Luego se necesita una política agropecuaria integral a nivel nacional, que sea de largo plazo y promover también la educación agrícola, apostarle al bachillerato agrícola, que ser agricultor o agricultora no sea una condena a vivir en la precariedad, sino que la gente se sienta orgullosa y tranquila que si su hijo o su hija le dice que se va a dedicar a la agricultura, es porque va a ser una actividad que le va a permitir una vida digna y que además, va a estar aportando algo importante al país. Y dentro de eso está el tema de la creación de una reserva estratégica de granos básicos. Es preocupante que para este año hay una escasez de frijol, según lo ha dicho el mismo sector agropecuario.
Al mismo tiempo poder darle, desde el lado de los consumidores, un subsidio a la canasta básica, que es una de nuestras principales propuestas, estamos promoviendo un subsidio a los productos de la canasta básica y otros productos que también no son alimenticios, pero son de consumo primordial a las familias, mediante una tarjeta en que se identifique al usuario y pueda recibirlo la familia que más necesita.
Mencione tres propuestas concretas, que tengan relación con los derechos de las mujeres y las niñas en el país
Desde la Asamblea Legislativa ya hemos presentado una cantidad interesante de propuestas que tienen que ver con los derechos de las mujeres y de la niñez. Las mantengo como propuestas dentro de mi plataforma puesto que ni siquiera han sido agendadas para estudios, entonces están ahí estas propuestas y, de tener un apoyo suficiente en esas elecciones podrían hacerse realidad.
En primer lugar, hemos propuesto un sistema de alerta temprana para la prevención de los feminicidios y que además tenga un registro de actos de violencia hacia las mujeres, que incluya también la obligación a los jueces para llevar un registro en caso que una mujer o una niña ha sido víctima de un agresor, y que el juez al ver un antecedente tenga la obligación de dar medidas de protección sin tener que preguntar nada más. También hemos propuesto en esta misma pieza de correspondencia, que se asigne un presupuesto al ISDEMU para que tenga 14 casas de acogida, una en cada departamento del país, para poder darle una opción de albergue temporal a las mujeres que están en situación de violencia.
También hemos presentado una propuesta para que se incorpore en la LEIV las siguientes acciones como expresiones de violencia hacia la mujer o discriminación hacia la mujer. Por ejemplo, la violencia obstétrica, el acoso laboral a las mujeres embarazadas, que sea considerado expresiones de violencia hacia la mujer y que el Ministerio de Trabajo, bajo la LEIV, tenga la obligación de hacer inspecciones laborales con enfoque de género, para que realmente busque a dónde están aquellos actos discriminatorios hacia las mujeres que están en el ámbito laboral.
Presentamos una propuesta, hace algunos meses, de un beneficio económico por trabajo de cuidado, por parte del Ministerio de Desarrollo Local, de 70 dólares mensuales a las personas que por estar al cuidado 100% de alguien, de una persona menor de 7 años, con alto grado de discapacidad o con una enfermedad terminal, siendo su cónyuge, conviviente, padre, madre o sus hijos, y por dedicarse completamente a esto. Aplica para hombres y mujeres, pero la realidad es que la mayoría de personas en esta situación son mujeres y que están en extrema pobreza.
Quiero terminar con un tema que es muy común y que afecta de forma especial a las mujeres, que es la paternidad irresponsable. Hemos propuesto en la Asamblea Legislativa que haya un mínimo para la cuota alimenticia. Actualmente, los padres irresponsables pueden eludir esa obligación renunciando a su trabajo, diciendo que los contraten como servicios profesionales y tratando de ocultar que tienen capacidad. Eso lo queremos superar mediante esta reforma, en la cual sea obligación que no pueda haber una cuota alimentaria mínima que sea menor del 20% del salario mínimo y, al mismo tiempo, que sea considerado un delito grave hacer desobediencia de la imposición de una cuota alimenticia por vía judicial.
Queremos abordar la paridad también desde el interior de los partidos políticos, como todas las instituciones del Estado que deben alcanzarla. En ese sentido, ¿Cuál es la relación con su partido político y cómo se aborda este tema?
Nuestro partido político ha tenido varias generaciones de liderazgos. Como es natural, hay relevos de la tercera generación y esta se ha abierto más a liderazgo de sociedad civil, sobre todo personas que vienen de organizaciones de liderazgos comunitarios o que vienen de trabajar en empresas privadas o de movilizar temas importantes. Hay un gran liderazgo de mujeres. Tenemos la única Secretaria General mujer en nuestro partido y de las 18 personas que integran el Consejo Ejecutivo Nacional, la mayoría somos mujeres, con poder de decisión.
Creo que estamos en una situación de bastante paridad, de poder en cuanto a la toma de decisiones estratégicas de nuestro instituto político. El reto es poder trasladar esa paridad que hemos logrado a nivel partidario, a las listas de candidatos y candidatas para la Asamblea Legislativa y concejos municipales. Hemos logrado en algunas listas de consejo municipales que exista un número importante de mujeres más allá de la cuota, en las listas para diputados y diputadas todavía son un reto. No podemos decir que es por falta de voluntad política, es un tema de la situación que vive el país, de la misoginia como una forma de hacer política, pero también de los roles de cuidado que asumimos las mujeres y que ponen más retos, no solo para ocupar puestos de trabajo en el sector privado, por ejemplo, sino también para poder hacer un trabajo político y poder conciliar ambas cosas.
Ahorita hay muchas sororidades entre las personas que estamos en el partido para poder sortear estos temas de cuidados, de conciliar la vida personal, la responsabilidad de familiares y el trabajo político que es demandante. El reto a futuro es poder generar nuestro instituto de formación política, donde las mujeres tengamos un espacio importante y adaptado a las necesidades específicas de mujeres jóvenes o de mujeres madres, de mujeres de tercera edad, por ejemplo, que son necesidades particulares en diferentes momentos de la vida, para que podamos construir nuestro propio capital político y no depender del capital político de un hombre.
Actualmente todavía las mujeres no se atreven a ir por una candidatura propietaria, todas dicen «quiero seguir aprendiendo, no me siento todavía capaz”; “me da temor”; “el tiempo de responsabilidad familiar no me da para tanto”. Entonces prefieren una candidatura suplente, que es un poquito más bajo perfil, lo que no implica tanta exposición pública, a ir en una propietaria. Es algo que hay que trabajar no solo desde las cuotas, sino desde esas condiciones reales que impiden o que permiten que las mujeres participemos.
¿Y, desde el Estado, qué cree usted que se puede hacer para fomentar la participación política de las mujeres?
Una de las cosas que hemos conversado al interior -del partido-, es que sería importante que exista la obligación del Tribunal Supremo Electoral, de regular que los partidos tengan procesos de formación específicos para mujeres. Porque la cuota es un mecanismo, pero si no tiene lo otro que es lo sustantivo, la cuota va a terminar poniendo mujeres solo por llenar la cuota y no es eso lo deseable. Que en la Ley de Partidos Políticos, por ejemplo, se haga una reforma para que los partidos generen procesos de formación política específica para mujeres; también que una parte de la deuda política sea invertida en las campañas de candidatas mujeres. Creo que hay que escuchar a las mujeres a todo nivel de participación, especialmente el nivel comunitario, el nivel de las ADESCOS, el nivel de los consejos municipales, que es donde podemos generar un gran semilleros de liderazgo para saber cuáles son las condiciones que les están limitando su actuar.
¿En la política salvadoreña, a qué mujer admira?
– SONRÍE – Más allá del tema de los partidos políticos, admiro a las lideresas de movimientos sociales que se han ganado el respeto, por convertirse en voces autorizadas de temas, esas luchas me inspiran, las luchas de las víctimas del conflicto armado, las luchas de las mujeres jóvenes que ahorita están emergiendo como voceras de derechos humanos, lideresas de sindicatos que están dando la cara, y admiro a mis colegas que desde sus propios institutos políticos, desde su propia realidad, desde la propia historia política de sus partidos, están haciendo una labor importante y que, además, no se equivocó alguien cuando dijo que la oposición, en la Asamblea, tiene rostro de mujer.