Mariana Moisa
Columna feminista dominical
En 1983 la Asamblea Legislativa de El Salvador decretó que, cada 10 de mayo se celebraría el Día de las Madres, este decreto legislativo significó asueto o vacación para estudiantes y docentes, principalmente. El 14 de abril de 2016 un nuevo decreto se asoma “Declárase el 10 de mayo de cada año como Día de la Madre con asueto nacional remunerado…en reconocimiento al esfuerzo y dedicación que las madres brindan a sus hijos e hijas en su crecimiento y desarrollo integral”. (Asamblea Legislativa de El Salvador, 2016), un día libre y además con goce de sueldo gracias a la existencia de las madrecitas.
Vamos a ubicarnos, en 2016 la sociedad salvadoreña se vio enfrentada a una campaña impulsada por algunas organizaciones feministas que buscaban despenalizar el aborto, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) gobernaba por segunda vez el país y tenían mayoría en la Asamblea Legislativa y, por otra parte, el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) había presentado el Mapa de embarazos en niñas y adolescentes, había una discusión constante sobre las maternidades impuestas y el derecho al aborto para garantizar la salud y vida de mujeres y personas gestantes (sí, personas con capacidad de gestar, saludos cordiales a quienes no les guste).
En 2018, la oportunidad que creímos tener algunas feministas de cambiar las leyes que penalizan el aborto se fueron, así como se fue la izquierda representada por el FMLN y la derecha feudal de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) cuando cambió el poder político y entramos a la Era Neofascista. Estuvimos cerca de cambiar las realidades de las niñas-madres que propicia la sociedad salvadoreña, pero la izquierda conservadora, religiosa y pudorosa nos dejó lo mejor de sí, la penalización absoluta del aborto desde el instante de la concepción.
Madrecitas desde el instante de la concepción.
Muchas cosas han pasado, cambios políticos, sociales y sobre todo culturales han ocurrido, tanto que, desde hace algunos años cada 10 de mayo, Día de las madres, se lee en varios medios de comunicación, frases como “derecho a decidir”, “maternidades deseadas”, “embarazos impuestos”, que buscan hacer contra peso a la publicidad que sigue vendiendo electrodomésticos para las mujeres-madres-amas de casa-reinas de alcobas-abnegadas y mártires.
Con la entrada del *neofascismo-cool en El Salvador, las políticas públicas están cargadas de misoginia y estereotipos de género, por decir poco. Toda la carga simbólica puesta en el presidente, su familia y su entorno, busca crear una imagen casi monárquica, en la que la propaganda de Estado vende dramas e intrigas al mejor estilo de “The Crown” versión dólar city.
Pero acá nos detendremos en la imagen de la madre, la señora “de Bukele”, la reina no tan moderna, sino más bien la de los años sesenta que describe Betty Friedan, aquella que no conoce la corresponsabilidad, a la que se le ha impuesto como única actividad las tareas reproductivas, ésta a la que Victoria Sau llama la funcionaria del padre.**
Sau nos dice que, las “mujeres-madres” están en función de aquella paternidad que es de corte absolutista, teocrática, monárquica, caudillista y androcéntrica, subordinadas a éste; tienen una función de intermediarias entre el padre y sus -de Él- hijes, y con esta frase remata Sau “…el Padre las hace llamar [madres] y a su función [maternidad], creando la gran confusión entre significante y significado”***, pero para mí, esta confusión intencionada del patriarcado es una oportunidad publicitaria para el gobierno y su campaña centrada en reforzar estereotipos sobre el poder masculino.
Mientras, la publicidad nos vende la idea de que nosotras podemos decidir cuándo, dónde y cómo seremos madres, nosotras seguimos criando a nuestras sobrinas, maternamos hijes ajenos, maternamos “compas”, colectivos y organizaciones, porque para el patriarcado el fin último de las mujeres es ser madrecitas.
En conclusión, no solo el fascismo se aprovecha de las mujeres-madres, también lo hace el mercado, los grupos conservadores y ultra religiosos, las derechas, lo han hecho las izquierdas, los pueblos originarios y sus cosmovisiones patriarcales, la CEPAL y sus políticas de cuidado (de esto hablamos otro domingo), porque de los cuerpos de las mujeres, igual que el de los cerdos, todo se aprovecha.
* El neoFascismo cool, refiere la autora al período presidencial de Nayib Bukele, cuyas políticas son de corte fascista.
** Victoria Sau, El Vacío de la Maternidad. Esta más allá de ser una cita al pie, es una recomendación para que lean este libro y cuestionemos desde una mirada feminista las maternidades, pueden verlo en el enlace.
*** El significante es la traducción fónica de un concepto; el significado es el correlato mental del significante. Esta relación constituye la unidad del signo lingüístico. (Curso de Lingüística General. Traducción, prólogo y notas de Amado Alonso. Buenos Aires: Losada, 1945. Vigesimocuarta edición.
Mariana Moisa, antropóloga feminista, entusiasta de las comunicaciones, la tecnología y la despenalización del aborto, integrante de Las Incómodas Feministas
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