Brenda Cerén: “Por lo que tanto luché ahora es una realidad”

La jugadora salvadoreña, que anotó su segundo gol con el Atlas en la Liga MX Femenil este sábado, contó el gran momento que vive, describiéndolo como algo “soñado” e invita a sus demás compatriotas a no renunciar a su meta de recalar algún día en el fútbol extranjero.

Redacción La Brújula

Brenda Cerén es una goleadora originaria de la comunidad Milagro de la Roca ubicada en Quezaltepeque del departamento de La Libertad en El Salvador, lugar desde donde saltó hacia Guadalajara en el estado de Jalisco en México, cuando el pasado 28 de diciembre fichó por el Atlas de la Liga MX Femenil, equipo que hizo realidad el sueño que siempre tuvo de jugar en el fútbol extranjero.

A sus 24 años, la jugadora asegura que está viviendo unas de las experiencias más hermosas, tras brindar su primera asistencia en la tercera fecha de la Liga MX ante el Necaxa y todo se tornó una locura cuando logró anotar su primer gol que significó la victoria para su equipo ante el Cruz Azul en su primer partido de titular en la jornada 7 y este fin de semana nuevamente se encontró con las redes, regalando una excelente conversión de cabeza en el empate con el UNAM en la fecha 10. 

La delantera ofreció una entrevista a Revista La Brújula para contar cómo vive esta experiencia en el extranjero con su primer contrato como futbolista profesional, las condiciones con las que se ha encontrado, el significado de sus dos goles, las metas que aún le quedan por cumplir y el mensaje que les deja a las jóvenes futbolistas que sueñan con un futuro mejor. 

¿Cómo lograste recalar en el fútbol de México? 

Nos vinimos tres salvadoreñas a buscar oportunidad en México: Victoria (Meza), Nicolle (Amaya) y yo; entrenamos en Pachuca, pero desde el día uno nos dijeron que no tenían plazas, aunque llamaron a Atlas a ver si nos podían recibir y gracias a Dios dijeron que sí. Así fue como Victoria se quedó en Pachuca y Nicolle y yo nos vinimos al Atlas a buscar una oportunidad y nos dijeron que solo tenían una plaza que la pelearíamos entre Nicolle y yo. Al final, nos dieron la oportunidad de quedarnos las dos, solo entrenando, pero me ayudó bastante para acoplarme a la intensidad con la que se trabaja, a conocer un poco más de la Liga y fue así como luego tuve la oportunidad de poder entrar en el equipo.

¿Tenés un representante que te ande colocando y llevando tu currículum a los clubes o cómo te manejás? 

Todo fue por medio de Edgar Uribe quien está acá en México, a él lo contactó Eric Acuña (técnico de selecciones femeninas de El Salvador) y Edgar fue quien nos recibió, nos llevó a los entrenos del Pachuca y luego al Atlas. No tenemos un contrato de representación formal con él, pero sí podría decir que es como mi representante y aparte es un buen amigo que me ha ayudado bastante desde que llegué a México. 

Comparado a lo que tenemos en el fútbol salvadoreño, ¿con qué te has encontrado en Atlas o qué destacarías?   

Es totalmente diferente en todos los sentidos, desde el trato a las jugadoras y las instalaciones, es una locura la verdad por todas las cosas que tienen, las canchas son mesitas de billar, también donde entrenamos; a veces en El Salvador no tenemos ni dónde entrenar y son esas pequeñas cosas que hacen una gran diferencia. En el equipo están haciendo una academia más grande que se llama Academia Atlas que va a ser una academia más completa para el rendimiento de las jugadoras. En todos los sentidos es totalmente diferente: en área técnica, fisioterapia, instalaciones y creo que es por eso que México está ese paso arriba.

En las pláticas que tuvimos acá en El Salvador, siempre nos dejabas claro que la misión era salir, como el sueño de toda futbolista, ¿sentís que lo estás cumpliendo? 

Sí, siempre quise salir del país, estuve buscando esa oportunidad, en ocasiones se daba pero al final nunca se concretaba, y pues, siento que Dios nos pone en el lugar correcto y me ha ayudarlo a cumplirlo, y con mucho trabajo, dedicación y disciplina puedo seguir logrando mis objetivos personales.

¿Cómo describís tu debut ante Tigres? ¿Cómo fue ese momento en que pisaste la cancha por primera vez? ¿Qué sentiste y qué viste a tu alrededor? 

Obviamente estaba muy nerviosa y cuando ya entré a la cancha dije: ‘¡No, no puede ser, lo logré! Por lo que tanto luché ahora es una realidad’. Es algo inexplicable. Cuando entrás en la cancha y ves a tus compañeras luchando, también dan ganas de luchar. Lo primero que hago siempre es agradecer a Dios porque es lo que mis padres me enseñaron, que tenemos que ser agradecidos con todo lo que tenemos. 

¿En qué posición te están poniendo a jugar?

Me han usado en todas las posiciones y es bueno tener esa apertura de aprender cosas nuevas y donde quiera que me ponga el cuerpo técnico, trato de dar lo máximo, de ayudar, de responder como una profesional que siempre está lista, no solo a que soy delantera y tengo que jugar de delantera, hay momentos en que el equipo necesita otra cosa y hay que estar con esa apertura de tratar de que donde la profe (Fabiola Vargas) me ponga, tengo que responderle. Por ahora he jugado de extrema derecha, de interior y de delantera y en las tres me he sentido muy bien.

¿Cuando jugaste por derecha fue que diste la primera asistencia?

Sí, cuando estaba por derecha, frente al Necaxa.

¿Qué sentiste en ese momento? ¿Cómo viviste esa asistencia? 

Fue muy lindo porque que te dan minutos y aportás al equipo, eso hincha el corazón, motiva, da un plus para seguir haciendo las cosas bien. Mis compañeras desde el primer día me recibieron muy bien y ver la felicidad en ellas me da mucha felicidad a mí, y cuando di esa asistencia sentí que yo había metido el gol. A veces andas con muchas cosas encima y con eso como que te liberás.

Ahora no me imagino cómo fue cuando llegó tu primer gol…

Fue una bendición poder anotar mi primer gol contra Cruz Azul, me siento muy agradecida con Dios porque me da la oportunidad de poder marcar, sobre todo, porque era mi primer partido de titular y pude aprovechar esa oportunidad que me quedó en el área. Fue una sensación muy bonita. Me siento muy bendecida. 

¿Y el segundo gol ante Pumas este fin de semana?

El gol que anoté contra Pumas la verdad que es difícil que yo logre anotar de cabeza, pero siempre estoy tratando de dar lo máximo y gracias a Dios también logré concretar ese gol y me siento súper feliz.

¿En qué sentís que has mejorado en este tiempo que llevás allá?

Siento que he mejorado mucho en la condición física y también siento que he estado aumentando la masa muscular para estar más fuerte en los choques, me he sentido muy bien. Me siento diferente, más rápida y solo esperando las oportunidades. 

En cuanto al trato profesional, ¿qué beneficios te ofrece el equipo? 

Como todo equipo de Primera de México siempre tratan de dar todos los beneficios para estar a un alto rendimiento. Nos dan alimentación, proteína, los gimnasios que están muy buenos y eso se valora. Con el tema de vivienda, vivo con Magalí (Cuadrado), juntas pagamos un departamento. Pero la academia que está en construcción sí va a tener casa club y hospedaje para las jugadoras. 

¿Cómo logras llevar el día estando lejos de tu familia al ser tan unida?  

Estar lejos de casa es difícil, más en mi caso que no había salido hasta ahora a mis 24 años, por lo que cada mañana antes de salir a entrenar me encomiendo a Dios y luego pienso en mi familia que están en casa orgullosos de mí, sé que se sienten felices porque saben que estoy cumpliendo uno de mis sueños y eso me motiva. No puedo bajar los brazos, no me puedo rendir y, sobre todo, disfrutar en la cancha que es lo más importante, que te dé felicidad lo que están haciendo.

¿Has hecho amistades en el tiempo que llevás viviendo sola?

Con todas mis compañeras me llevo bien pero tengo una relación más unida con Magalí porque es mi roomie, vivo con ella, es uruguaya y las dos estamos en calidad de extranjeras, cuidándonos, aprendiendo yo de su cultura uruguaya y ella espero que esté aprendiendo de la cultura salvadoreña, y entre las dos de la cultura mexicana.

¿Las otras dos extranjeras de dónde son? 

Carolina Venegas y Daniela Cruz son de Costa Rica, las dos jugaban en el Saprissa.

¿Cómo describís esta experiencia que estás teniendo? 

Ha sido muy linda, he conocido personas muy buenas, muy amables, ha sido una experiencia única, siempre la voy a recordar y trataré de que ese recuerdo sea el más lindo. Me he encariñado mucho con la comida acá, está deliciosa; pensé que podría sufrir en ese aspecto (risas).

¿Qué te queda por cumplir?

Sé que si me esfuerzo y tengo esa disciplina y esa pasión que he tenido durante estos dos años, sé que puedo dar un paso a otra Liga, como la española que es muy buena, igual a la de Francia o la de Inglaterra. Entonces, si Dios quiere espero un día tener esa experiencia y, si no, nada más agradecer y disfrutar.

¿Qué les dirías a todas esas niñas que sueñan con ir al extranjero, como un día vos lo soñaste, y a veces lo creen imposible?

Que practiquen, que tengan sueños, que no se rindan, que trabajen en ello. Sé que algunas veces en El Salvador es difícil porque no tenemos tantas herramientas pero se puede, que no solo me vean mí, sino también lo vean reflejado en Samaria (Gómez), en Aby (López), en Maggi (Segovia), en Stephanie (Zúñiga) y otras que están jugando afuera, viviendo una experiencia diferente.

En nuestro tiempo, Francisca (González) e Ingrid (Ramos) fueron ejemplo para nosotras, ahora nosotras nos convertimos en un ejemplo para las demás niñas que buscan ese sueño, y a sus familias les pido que las apoyen.