Flores Durel también defendió a presunto agresor sexual de estudiantes

Miguel Flores Durel es magistrado de la Sala de lo Penal , pero en 2019 como abogado litigante defendió a un docente señalado por agresiones sexuales en la Universidad de El Salvador

La Colectiva Amorales enfrentó, en 2019, un proceso judicial en el que demandaron a dos de sus integrantes por difamación. El demandante fue el profesor de teatro de la Universidad de El Salvador, Ricardo Mendoza, un docente de más de 70 años que había sido escrachado por estudiantes universitarias, acusado de acoso y agresiones sexuales. Uno de los abogados que defendió a Mendoza fue Miguel Flores Durel, actual magistrado de la Sala de lo Penal y recientemente señalado en un reportaje periodístico de haber defendido a uno de los líderes de la Mara Salvatrucha-13.

La Colectiva Amorales es un un grupo de artistas y activistas feministas que trabajan por los derechos de las mujeres desde el arte feminista. En sus performances, incentivan a la denuncia pública o escrache contra los agresores, como una forma de protesta a un sistema de justicia que no responde a las mujeres

Miguel Ángel Flores Durel fue uno de los abogados de Mendoza, el mismo que, según un reportaje periodístico revela, defendió a uno de los líderes de la Mara Salvatrucha-13, cuando era abogado litigante. Este medio consultó con las activistas de Colectiva Amorales para conocer su opinión.

“Desde que Mendoza cambió de abogado en medio del juicio en contra de nosotras, las Amorales supimos que Flores Durel no era un abogado decente. Los rumores eran que se especializaba en defender criminales. Este abogado contribuyó a criminalizar defensoras de derechos humanos y a dejar libres a los agresores.  Es preocupante que este tipo de personajes sean los encargados de impartir justicia en las más altas esferas como la Sala de lo Penal. Pero no nos sorprende, en este Gobierno justicia es lo que menos se busca”, transmitieron a través de un mensaje a esta revista.

En el juicio contra las Amorales se procesó a dos de sus integrantes. Pero en la primera audiencia se sobreseyó a una de ellas y continúo contra la actriz, Lissania Zelaya. La defensa de la activista estuvo a cargo de la abogada Bertha María de León. En el juicio hubo tres mujeres que se presentaron en calidad de víctimas de Mendoza y que de acuerdo con su testimonio, fueron víctimas de agresiones sexuales, pero la jueza desacreditó los testimonios y condenó a Zelaya a pagar 2 mil dólares a Mendoza.

Durante las audiencias en 2019, diferentes colectivos feministas respaldaron a la Colectiva Amorales. Foto/ cortesía

Los testimonios de las “víctimas” emitidos en Audiencia de Sentencia

Como parte de la estrategia de defensa, se presentaron tres testimonios de mujeres que pertenecieron al Diplomado Superior en Teatro, donde Mendoza era el profesor. Los relatos de las mujeres vienen desde la segunda edición (2005-2006). Una de las testigas manifestó haber sufrido tocamientos indebidos en su cuerpo. “Me citó de forma privada a un ensayo, en el que me pidió que llevara un camisón y un hilo, estando ahí, él intentó besarme”, declaró.

Otras de las testigas, participante también del diplomado en la edición 2014- 2015, expresó al estrado que el profesor Mendoza le regaló un par de aretes y le escribía mensajes de texto.

“Yo me sentía incómoda con esas conductas, tenía una relación más personal conmigo que no tenía con las otras personas del diplomado”, aseguró. La joven tenía 19 años, en el momento de los hechos.

En el estrado también compareció una joven de 32 años, según relató, sufrió abuso sexual de Ricardo Mendoza entre 2005-2006, cuando ella tenía 17 años; también cursaba el Diplomado Superior en Teatro.

“Me citó a un ensayo privado, un sábado y me pidió que fuera con ropa de trabajo, pero que llevara un hilo, yo fui, estando ahí me pidió que me recostara sobre la duela, él se subió sobre mí y empezó a quitarse la ropa”, afirmó.

Dos mujeres manifestaron haber sido estudiantes de la UES, una todavía lo es, y explicaron que no denunciaron a Ricardo Mendoza porque no confiaron en las autoridades del Alma Mater, salvo una de ellas que presentó una carta a la Secretaría de Cultura de la UES, pero nunca obtuvo respuesta.

La defensa de Zelaya apeló la resolución y actualmente el proceso se encuentra en casación y será conocido por la Cámara de lo Penal.