La violencia machista como herramienta política patriarcal contra las mujeres -Por Katherine García-

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Por Katherine García – Ka Thy

Al abordar la participación política de las mujeres desde un enfoque feminista nos hace reflexionar que a lo largo de la historia de la política siempre hemos sido conocidas a través de un hombre. Al pasar de los años las mujeres han tomado un rol más protagonistas en los espacios de toma de decisión, opinión pública, siendo actoras principales de la democratización de las sociedades y sus contextos. 

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en El Salvador entre 2003 – 2012 ha aumentado de manera ligera la participación de las mujeres a nivel municipal, de los 265 gobiernos municipales el 11% son mujeres y el 89% hombres.

Acompañando estos leves avances, la violencia política ha crecido en distintos escenarios donde las mujeres han tenido más obstáculos para optar a un cargo público, ya que prevalece los filtros morales, sociales y económicos con muy poco interés de avances en las necesidades reales de las mujeres, con más baja calidad de vida terminan siendo sobrevalorados por falta de políticas públicas, programas sociales y mecanismos de participación, organización ciudadana con un enfoque feminista. 

Hay que resaltar que dentro de la política se ha naturalizado la violencia como una herramienta de debate o de confrontación practicadas por todos los partidos políticos y utilizados por sus apuestas políticas masculinas. Esto complica el identificar los métodos de operación para obstaculizar la participación política de las mujeres, independientemente éste sea el mismo partido que representa en una contienda electoral o espacio público. 

El período electoral para el 2021 (Asamblea Legislativa, Concejos Municipales y Parlamento Centroamericano) inició con los procesos internos de los partidos políticos en el cual la participación de las mujeres es más notable en parte al uso de diferentes plataformas digitales. Pero las herramientas que han ayudado a la  visibilización de la participación política de las mujeres como Twitter y Facebook también han  servido como  medio para ejercer diferentes tipos de violencias contra la mujer.

En el 2018 Amnistía Internacional realizó un estudio donde concluye La violencia y los comportamientos abusivos contra las mujeres en Twitter adoptan diversas formas: amenazas directas o indirectas de violencia física o sexual; insultos dirigidos a uno o varios aspectos de la identidad de una mujer, como los de carácter racista o transfóbico; acoso selectivo; atentados contra la intimidad como el doxeo (divulgación en Internet de datos privados que revelan la identidad de una persona con el fin de causar alarma o malestar); y la divulgación de imágenes sexuales o íntimas de una mujer sin su consentimiento”.

Este tipo de prácticas son tomadas por hombres influyentes de diversos partidos políticos. Durante 2020 los casos han aumentado y dejado en evidencia que las mujeres enfrentamos distintas dificultades que perjudican la imagen, dañan psicológicamente, y profundizan más las brechas de desigualdad de género.

Aunque todas las mujeres estamos vulnerables a ser acosadas, difamadas, violentadas en plataformas digitales, esta posibilidad también es evidente en la esfera política. Así como se han dado distintos casos replicados por el Ejecutivo o personas allegadas al actual gobierno. 

Sin duda, necesitamos herramientas jurídicas que protejan y garanticen la integridad, la libertad de expresión de las mujeres que optan por un cargo público, pero esto llegará a ser realidad a través de candidatas con una visión transformadora feminista, de mujeres para mujeres, solo así se garantizará construir una nueva institución política incluyente.

El voto nulo de las mujeres en estas próximas elecciones de febrero 2021 no es opción. 

Katherine García estudiante de la licenciatura en trabajo social, feminista, defensora de derechos humanos de las personas privadas y ex privadas de libertad, y miembra de distintos espacios de incidencia social, política del país.