Ruth Martínez escapaba de la violencia intrafamiliar

Foto tomada de Facebook

Ruth Lisseth Mejía Martínez es procesada por el delito de hurto de patrulla policial el 5 de septiembre de este año. Revista La Brújula contactó a un familiar, quien confirmó que Ruth sufrió constantes agresiones físicas y psicológicas por parte de su pareja, Guillermo Portillo desde que era una adolescente. Portillo labora en Médicos del Mundo, una organización no gubernamental de carácter internacional que vela por los derechos humanos e incorpora el enfoque de género. La familia de Ruth denuncia que la policía y la Fiscalía han violentado los derechos humanos de su pariente. Actualmente, la acusada está recluida en el Hospital Nacional Psiquiátrico Dr. José Molina Martínez, debido a Episodio Depresivo Grave, según abogada defensora, Bertha Deleón.

Por Reina Ponce

A la 1:00 de la madrugada del jueves 5 de septiembre, las patrullas de la Policía Nacional Civil (PNC) se desplegaron por la Carretera Troncal del Norte en busca de una mujer que conducía una de sus unidades. Momentos antes de este hecho, Ruth Martínez y su pareja, Guillermo Portillo, se dirigían a su hogar en motocicleta. Iban discutiendo. A la altura de la Gasolinera Puma, en la Autopista de Oro, Ilopango, ella se tiró de la moto porque pretendía suicidarse, tal como relata su familiar, a quien Revista La Brújula logró contactar y llamaremos Marcos.

Según se registra en el requerimiento presentado por la Fiscalía General de la República, Ruth pidió ayuda a agentes policiales, ante ello, decidieron intervenir a Portillo (pareja de Ruth) para interrogarlo; mientras tanto a ella la aislaron  “en el interior del vehículo policial en el asiento trasero, para resguardarla; al estar al interior de dicho vehículo, tomó la decisión de pasarse al asiento delantero izquierdo y ‘hurtó’ el vehículo policial”.

“Lo primero que pensé fue irme y chocar para matarme”, relató Ruth a Marcos. Manejó desde Altavista hasta la altura del Puente Colima, que se encuentra en el kilómetro 43, jurisdicción de El Paisnal, lugar donde fue detenida, según el comunicado emitido por la PNC.

“Me dispararon durante la persecución. Al instante, reaccioné que me podían matar. Me parqueé por el Puente de Colima y me bajé con las manos en alto”, contó Ruth a su pariente.

La detuvieron policías del municipio de Apopa, quienes la trasladaron a las bartolinas de la Delegación de Soyapango de la PNC. Marcos denuncia que Ruth debió ser llevada a las bartolinas de El Paisnal, pero que el cambio se debió a la orden emitida por el jefe policial del municipio de Ilopango.

“La siguieron tres patrullas: una de Aguilares, de Apopa y del Paisnal. Al bajarse le pegaron tres pechadas, la agarraron del pelo, la tiraron al suelo para ponerle las esposas y se las dejaron tan apretadas que pasó una semana que no podía mover bien las manos, también andaba raspones y moretones”, describe.

 

Ruth manejó desde Ilopango hasta el puente Colima. Marcos cree que en la crisis ella buscó ir donde familiares que residen cerca de zona en busca de protección.

“Ruth no quería hacerlos quedar en ridículo. Ella solo quería huir”

Esta información se pudo verificar a través de un acta de la Procuraduría General de la República que durante su reclusión en las bartolinas de Soyapango, Ruth sufrió violaciones a sus derechos humanos. De acuerdo a su familiar, los policías le llamaban “la loca”, “la roba patrulla”. La amenazaron con condenarla a 10 años de cárcel. Además, los agentes se negaban a darle comida. “Ella comía porque otra gente le regalaba”. También le tomaban videos y fotografías para burlarse en redes sociales. “Ellos piensan que tienen todo el derecho a hacerle lo que le hacen”, expresa Marcos. 

“La policía y la Fiscalía la ponen como criminal pero quien no ha estado en sus zapatos no sabe. Le están violentando sus derechos humanos. Ruth no quería hacerlos quedar en ridículo. Ella solo quería huir, escapar a un lugar seguro porque se sentía mal”, asegura Marcos.

Ante los ataques, los familiares de Ruth interpusieron una demanda en la Procuraduría General de la República para verificar la situación de salud y reclusión en la que se encontraba.

La abogada defensora del caso, Berta Deleón, solicitó al juez un peritaje psicológico para Ruth. Actualmente está internada en el Hospital Nacional Psiquiátrico Dr. José Molina Martínez. De acuerdo al diagnóstico realizado en febrero de este año, meses antes del hecho, Ruth padece Episodio depresivo grave, como pudimos constatar en el análisis emitido por el Centro Médico de Especialidades.

La psicóloga, Claudia Mejía, define dicho Episodio como un trastorno del estado emocional, de tristeza constante y desmotivación. Se caracteriza porque hay una pérdida en realizar actividades físicas,  «incluso hay intento suicida porque da la sensación de ya no querer vivir más, de ya no tener esperanza de nada». 

La vida de Ruth antes de ser noticia

“Ruth era una niña aplicada en sus estudios, siempre se llevaba el primer lugar y pasaba a decir poemas”, narra Marcos. Terminó la educación básica y media para luego estudiar arquitectura en una universidad privada. Cursaba tercer año cuando sucedieron los hechos.

A Ruth le tocó ejercer la maternidad cuando era una adolescente de 16 años, tuvo su primer hijo y empezó a vivir con Guillermo Portillo. Marcos relata que desde el inicio de la relación Guillermo la agredía.

Agresiones físicas y psicológicas que marcaron a Ruth

A medida que pasaban los años, la violencia psicológica y física por parte de Portillo hacia Ruth incrementó. A parte de la violencia, Portillo le era infiel. Ruth decidió huir de la situación en la que se encontraba. Marcos, rememora que Portillo una vez “la golpeó, le dio una paliza y le puso un cuchillo para matarla. Ruth cuenta que si no hubiera sido porque entró la suegra la hubiera matado”.

El hijo y la hija de Ruth observaron las agresiones que su padre cometía. “Recuerdo que una vez la niña me dijo: cuando mi papi y mi mami se pelean, yo me tapo los oídos”, se lamenta.

A pesar de estos hechos, Guillermo insistió para que continuaran con la relación por lo que Ruth accedió volver con él. Sin embargo, los problemas siguieron. Ella un día decidió llamar al 911 para que la policía lo arrestara. Pero las autoridades no acudieron a su auxilio, asegura Marcos.

La situación provocó en Ruth depresión y decidió iniciar un tratamiento psicológico en febrero de este año.

En la actualidad, Ruth permanece en el hospital psiquiátrico, se encuentra estable. » Ella en el hospital está estable y por lo menos le dan comida. Alguien conocido la vio y le dijo que al salir se va a ir lejos de Guillermo, está decidida», dice Marcos con una sonrisa en su rostro. 

Su agresor trabaja en una organización de derechos humanos

De acuerdo a la información brindada por Marcos, Guillermo Portillo trabaja en Médicos del Mundo, una asociación internacional que promociona los derechos humanos e incorpora el enfoque de género, sobretodo en las poblaciones más vulnerables.

Revista La Brújula se contactó con dicha organización para confirmar que Guillemo Portillo labora en la ONG. Ante esto respondieron que no pueden brindar la información y que el lunes próximo designarían a dos personas para hablar del tema. Sin embargo, revisando el perfil de la ONG Facebok hay una fotografía reciente de Portillo.

Sobrevivir en un país con altos índices de feminicidio

En un país como El Salvador donde la violencia feminicida tiene altos índices, Ruth es una breveviviente de esta violencia de género.

Las estadísticas muestran que en 2018 se cometieron 383 feminicidios. Mientras que este año se contabilizan 78, según los datos del Observatorio de género de ORMUSA

Por su parte, la PNC en sus estadíticas contabiliza 405 denuncias por violencia intrafamiliar, es decir cinco casos diarios, de enero a marzo de 2019.

1 Comment

  1. Las diferentes tipos de vio que sufrimos las mujeresno importando quién eres que profesión ejecutas son malditamente jodidas el sostén patriarca forma a esos hombres que nos odian

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