APROAVES: el compromiso por devolver la libertad

Como parte del especial Guardianas, Revista La Brújula sostuvo una entrevista con APROAVES para conocer sobre su labor, hace unos meses. En este reportaje, relatamos lo que conocimos sobre su proyecto

Más de 500 aves rescatadas han encontrado un espacio para sanar y recuperar su libertad. Esta iniciativa, liderada por la Asociación Protectora de Aves en El Salvador (APROAVES), se dedica a rescatar, rehabilitar y liberar aves. José Edgardo Kamen, Karla Juárez y su familia, lideran este proyecto.

Por: Redacción

Alas que se estiran, cantos que llenan el aire, semillas que caen y plumas que sanan. Así transcurren los días en el área de rehabilitación del santuario desde hace tres años. Este lugar se alza como refugio donde más de 500 aves han encontrado oportunidades para volver a volar. 

El espacio es fruto del compromiso de José Edgardo Kamen, Karla Juárez y su familia, quienes dan esperanza y cuidados a cientos de especies que llegan heridas, decomisadas o abandonadas.

En el refugio se encuentra aves en proceso de sanar. Estas han llegado por diversos motivos, entre ellos: pájaros que han perdido alas por ser golpeadas con -ondillas-, heridas, entregadas por falta de cuidados y otras razones. Fotografía: archivo RLB. 

Hace más de una década, la historia comenzó casi por casualidad. José recuerda que fue un grupo de periquitos enfermos lo que despertó en él su vocación . El rescate de esas aves abrió la puerta a un compromiso que poco a poco se transformó en un proyecto familiar. 

Con esfuerzo, creatividad y sin grandes recursos, levantaron un espacio que se convirtió en hogar para loras, tucanes, gavilanes, pericos y hasta búhos, entre más de 35 especies.

Todo comenzó cuando vi periquitos enfermos en el mercado y pensé: si salvo a estos 20, me voy a dedicar a salvar pajaritos. Así nació todo.

Esta iniciativa se transformó en un santuario reconocido por su labor. La familia ha aprendido, a lo largo de los años, que cada ave trae consigo una historia: algunas fueron víctimas del tráfico ilegal, otras resultaron heridas por la caza o el maltrato y muchas llegaron tras ser decomisadas por las autoridades.

Debido a su labor, Aproaves ha trabajo con diversos sectores de la sociedad: ciudadania comprometida con el bienestar de las aves y el medio ambiente, gobiernos locales, instituciones públicas, entre otros. Fotografía: archivo RLB. 

Donde muchos sueños se unen

Al recorrer el santuario, la vida se escucha antes de verse: cantos, aleteos y llamados se entremezclan con diversos sonidos. Cada ave recibe atención y cuidados específicos. 

 

En el santuario conviven chocoyos, tucanes, gavilanes, loras, guacamayas lechuzas y muchas otras especies, algunas en proceso de rehabilitación y que después de largos meses de recuperación logran regresar a su hábitat natural. Y otras, con condiciones que les impiden volver a volar encuentran en este lugar un espacio seguro para vivir. 

Una de las aves que perdió su ala fue este pelicano. Recibe cuidados y rehabiltación. Fotografía: archivo RLB.

Cada ave tiene una historia, algunas conmovedoras: un tucán que perdió movilidad por una descarga eléctrica o un ave con más de 40 gusanos en su cuerpo que sobrevivió gracias a los cuidados del equipo. 

 

Liberar aves es uno de los momentos más emocionantes. “He liberado más de 580 aves, muchas en peligro de extinción. Cada vez siento lo mismo: tristeza porque me encariño pero alegría porque es mejor verlas libres que en cautiverio”.

José alimentado a una chiltota. Fotografía: archivo RLB.

El santuario no es solo un espacio de protección; también se ha convertido en un lugar de educación ambiental. Visitantes llegan para conocer de cerca a las aves y escuchar las historias de resiliencia que habitan en sus alas. José insiste en que sensibilizar a las personas es necesario para detener el tráfico de fauna y aprender a convivir con la naturaleza.

Queremos que la gente comprenda que no son mascotas ni objetos de exhibición sino seres con derecho a vivir en su entorno

Esta iniciativa también surgió con raíces profundas en la experiencia de José en Estados Unidos y en su trabajo en zoológicos y granjas, más otros conocimientos para el cuidado y rehabilitación de las aves. Karla Juárez, participa en el proceso de rehabilitación: desde la cuarentena, el cuidado físico, recuperación conductual, entrenamiento de vuelo y liberación de las aves.

 

Sus hijas, que han crecido compartiendo su labor, también se han comprometido con la misión de APROAVES. La hija mayor, en particular, ha decidido estudiar veterinaria, fortaleciendo la formación académica orientada a la salud y bienestar animal. El equipo de APROAVES también se ha apoyado con veterinarios y especialistas que los asesoran en procesos de recuperación, alimentación y rehabilitación. 

José relata que comenzaron transformando, poco a poco, un terreno: terraplenaron el área, construyeron jaulas y dos módulos. Ahora sueñan con levantar una zona de vuelo práctica y una clínica. Fotografía: cortesía. 

Cuando llegamos aquí no había nada. Hoy vemos árboles, jaulas, aves que cantan. Falta mucho pero ya vamos lejos

No es solo una llamado a proteger lo que vuela sino a restaurar el equilibrio de la naturaleza

El trabajo va más allá. Realizan campañas de reforestación y educación ambiental, recordando a la gente que la supervivencia de las aves está ligada a la salud de los ecosistemas (árboles, agua, aire, tierra y mucho más). Y que en ese equilibrio las aves cumplen con su función en las redes la vida.

Los chocoyos son grandes polinizadores, ayudan a que los árboles sigan creciendo. Cuando liberamos un ave también estamos liberando una esperanza de vida para la naturaleza

 

Además de los rescates, la labor incluye atender denuncias ciudadanas y dialogar con familias que, muchas veces, entregan con tristeza a las aves que no pueden cuidar. “No se trata de castigar sino de enseñar que estos animales necesitan condiciones que en una casa no siempre se pueden dar”, explica José.

Cada liberación de aves considera el hábitat de la especie y las condiciones del entorno donde se realiza. Cada una representa una esperanza de devolver el equilibrio y crear un ambiente más sano. Fotografía: archivo RLB.

Afirma que debemos ser parte de la protección de nuestra tierra. Su principal mensaje es que no se debe comprar fauna en peligro de extinción o fauna silvestre en general porque esa práctica está dañando los ecosistemas inconscientemente.

Puedes apoyar al refugio con semillas, frutas, material para restauración de espacios y participando en sus actividades. Para conocer más sobre su labor vista su página en facebook como Aproaves.