Jackeline Velásquez: la niña que soñó con un balón y hoy abre camino en el fútbol femenino

Jackeline Velásquez, es parte de las pioneras del fútbol femenino salvadoreño. Cada balón que pateó, cada gol que anotó, la disciplina y el enfoque en sus sueños la han llevado a acumular victorias en el fútbol.
Actualmente es jugadora de la Universidad Católica de Ecuador, ha sido seleccionada nacional y parte de los equipos de la Primera División, entre ellos Alianza Woman. Hoy, desde la liga de Ecuador, sueña con que haya más legionarias.

Por: Redacción

Por las calles del barrio Belén, en San Salvador, Jackeline Velásquez comenzó a descubrir el balón. Tenía apenas seis años cuando, entre partidos improvisados con amigos y tíos, notó que dominaba la pelota con una facilidad inusual.

En un país donde el fútbol femenino era casi invisible, su talento se abrió paso entre comentarios discriminatorios y la falta de espacios seguros para las niñas que soñaban con jugar.

El apoyo de su familia fue decisivo. A pesar de que en la escuela le repetían que “el fútbol no era para mujeres”, Velásquez encontró en ellos la motivación para seguir. Primero exploró el atletismo, pero pronto, por medio del proyecto deportivo del Liceo Cristiano, eligió el fútbol como su camino.

En un país donde el fútbol femenino era casi invisible, su talento se abrió paso entre comentarios discriminatorios y la falta de espacios seguros para las niñas que soñaban con jugar

Allí obtuvo una beca que le permitió formarse académica y deportivamente. “Cuando vi a tantas niñas entrenando en la cancha de tierra de la Zacamil dije: aquí me quiero quedar. Esto es lo que yo quiero”, recuerda.


Su recorrido pasó por equipos como FAS, Leyendas y, finalmente, Alianza, donde jugó durante siete años y levantó el primer título de la Liga Femenina. Alianza se convirtió en su casa, el lugar que la proyectó como referente nacional y que fortaleció en ella una mentalidad ganadora. “Cada balón lo disputaba con pasión. Si un día me retiro, será con la camiseta de Alianza”, asegura.


En 2022 dio un paso crucial: migró a Ecuador para fichar con Ñañas, club exclusivamente femenino que le permitió adaptarse a una liga más competitiva. Hoy forma parte de la Universidad Católica, un equipo con infraestructura profesional y un proyecto integral que, además de cancha y entrenadores especializados, ofrece a sus jugadoras becas universitarias.

En 2022 dio un paso crucial: migró a Ecuador para fichar con Ñañas. Hoy forma parte de la Universidad Católica

“Aquí he aprendido a ser resiliente y disciplinada. Me cuido más porque sé que cuando yo represento bien al país, se abren las puertas para que otras salvadoreñas vengan”, afirma.


El fútbol en Ecuador le mostró las diferencias en inversión y formación juvenil. Mientras allá existen categorías sub-14 y sub-16 con procesos sólidos, en El Salvador todavía se lucha por un verdadero semillero. “Hay talento de sobra, pero falta potenciarlo”, insiste.


A pesar de las barreras, Velásquez se ha consolidado como referente de las legionarias salvadoreñas en el extranjero. Con orgullo observa cómo compañeras como Brenda Cerén o Abigail López también brillan en otras ligas.

“A las niñas les digo que no se den por vencidas, que trabajen cada día, que se preparen mentalmente. Y a las familias, que apoyen el talento de sus hijas".

Jackeline no duda en dejar un mensaje a las nuevas generaciones: “A las niñas les digo que no se den por vencidas, que trabajen cada día, que se preparen mentalmente. Y a las familias, que apoyen el talento de sus hijas. Todo proceso tiene etapas, pero cuando uno se entrega con pasión, el éxito llega”.

Velásquez resume su crecimiento en una palabra: maestra. El fútbol le ha enseñado paciencia, resiliencia y disciplina. Desde Ecuador sigue soñando en grande, pero con la convicción de que su mayor victoria es abrir camino para que otras salvadoreñas puedan, como ella, tocar el cielo con un balón en los pies.