
En el marco del 8M, Día Internacional de la Mujer, La Brújula presenta una serie de hitos sobre las mujeres en el fútbol, porque las luchas también se dan desde las canchas, espacios que han sido negados históricamente, pero que ahora tienen un matiz distinto para las nuevas generaciones; y aunque queda mucho terreno por recorrer, los precedentes marcados han desmontado estructuras patriarcales, estereotipos de género y han reivindicado la historia del fútbol femenino.
Por Reiny Ponce
Fotografías tomadas de internet
En una fecha como el 8M, recordamos a quienes han sentado precedentes en el fútbol a base de colectividad, coraje, acuerpamiento, garra y corazón. Recordamos los hechos que han ocurrido en el terreno de juego donde futbolistas, equipos, mujeres, disidencias alrededor del mundo lo han dado todo por el derecho al juego.
La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), es la institución que dirige a las federaciones de fútbol, pero también es una institución patriarcal. En 1971 no brindó el apoyo al fútbol femenino para realizar un mundial, pero esto no fue una limitante para que las futbolistas tomaron sus tacos, anotaran goles y celebraran el torneo.
En 1971, México fue la sede del primer mundial femenino donde participaron seis selecciones, sin embargo el campeonato no fue reconocido por la FIFA, por lo que las jugadoras no tuvieron remuneración económica, uniformes oficiales y gestionaron sus propios gastos. El evento rompió un récord de asistencia en el deporte femenino al llenar el estadio con más de 100 mil espectadores y espectadoras. Algunos de los testimonios de las pioneras que muestran su resistencia durante este episodio del fútbol han sido recopilados en el documental “Copa 71”.

Pero El Salvador también tiene historia en el césped. En el 2007, cinco niñas del departamento de Usulután le anotaron gol al patriarcado. Ellas lucharon para participar en el torneo navideño de “futbolito macho” que se desarrollaba en su comunidad y donde solo participaban niños. A pesar de la discriminación que enfrentaron y los obstáculos, lograron inscribir a su equipo, llegando hasta la final del torneo. Las reconocieron con medallas pero la victoria fue más grande. A partir de ese día, las niñas de la localidad comenzaron a formar parte del tradicional torneo.
Las organizaciones feministas con una apuesta sobre el fútbol son fundamentales para seguir politizando el deporte, como es el caso de La Nuestra Fútbol Feminista, que desde el 2007 sostiene una práxis dedicada al fútbol en la Villa 31 de Buenos Aires, Argentina.
La organización feminista reinvindicó las canchas del barrio, espacios negados, pero que tomaron ante la demandas de mujeres y niñas por el derecho al juego. La Nuestra se ha convertido en un semillero de jugadoras donde niñas, mujeres, familias y disidencias son protagonistas del juego. Se han formado entrenadoras, se han creado equipos, ligas y han acompañado las luchas como la profesionalización del fútbol en el país.

Centroamérica también acoge historias de grandes mujeres y equipos que se han destacado por reivindicar el fútbol desde los territorios.
Iracema Chiquirín es profesora de educación física, entrenadora con Licencia “D” de CONCACAF y fundadora del Club Social y Deportivo Suchitepéquez Femenino de liga de Guatemala. En el 2019 rompió patrones al convertirse en la primera mujer presidenta de la Asociación Deportiva Departamental de Fútbol en Suchitepéquez. Su nombramiento generó el descontento de algunos integrantes de la junta. Pero su cargo ha dado frutos en el fútbol femenino. En 2020 fue reconocida con la “Orden Venadita de Oro” por su legado.
En el 2020, mientras El Salvador vivía una pandemia por Covid-19, las jugadoras del Águila Femenino lideraron una lucha por la mejora de condiciones. Los recursos para el equipo fueron disminuyendo, llegando a un punto de no tener hidratación ni ningún apoyo. Ante estos hechos, las futbolistas no jugaron un partido oficial. Las FESFUT las multó. Pero lograron que la Junta Directiva mejorara las condiciones del equipo. Otros equipos de la liga femenina también se han enfrentado a las juntas directivas de la misma forma.

Por otra parte, grandes estrellas del fútbol han liderado luchas por la igualdad del fútbol femenino. Una de ellas es Miraildes Maciel Mota, conocida como Formiga, un ícono del fútbol femenino en Brasil. Jugó en siete Mundiales y siete Juegos Olímpicos pero a lo largo de su carrera vivió prejuicios, discriminación en un deporte predominado por hombres. Sin embargo, sus objetivos eran claros y la pasión y amor por el fútbol la llevaron a convertirse en una referenta y defensora de la igualdad de género en este deporte.

Otra de las leyendas del fútbol femenino es Megan Rapinoe. Destaca por su brillo en la cancha, pero también por liderar la lucha por la igualdad salarial en Estados Unidos. En 2022 se firmó un acuerdo entre la Federación de Estados Unidos y la Selección Femenina para garantizar un pago igualitario de salarios entre las selecciones masculina y femenina. Pinoe, como es conocida, también es un símbolo de la defensa por los derechos de la población LGBT y activista por la igualdad en el fútbol femenino.

Para la Selección Absoluta España la dignificación del oficio es fundamental. Desde la colectividad y el acuerpamiento no solo dentro del campo sino fuera de él, las jugadoras han logrado obtener mejores condiciones para el equipo como: salarios, uniformes, horarios y otros; y destituciones de directores técnicos que las violentaban. La historia de la Selección y algunos testimonios de las capitanas y otras jugadoras se recogen en el libro “No las llames chicas, llámalas futbolistas” y en el documental “#SeAcabó”.
Pero España sigue en la mira, luego que la campeona del mundo, Jenni Hermoso, logró una sentencia histórica contra Luis Rubiales, ex presidente de la Federación Española de Fútbol (FREF) por el delito de agresión sexual. Su denuncia expuso el abuso de poder, el machismo y se lograron cambios estructurales en la FREF. Jenni tuvo el acuerparmiento de su familia, amigas, compañeras, jugadoras de otros equipos y miles de personas que le creyeron. A pesar del desgaste y afectaciones en su carrera, vida, salud mental y emocional la jugadora llevó hasta las últimas instancias el juicio.

Aunque queda mucho terreno por recorrer, los precedentes marcados han desmontado estructuras patriarcales, estereotipos de género y han reivindicado la historia del fútbol femenino.