Mujeres Rurales hacen un llamado a la organización durante congreso nacional

En el XIII Congreso Nacional de Mujeres Rurales, ellas denunciaron la falta de políticas para mujeres campesinas e indígenas, el retroceso en la legislación que afecta los derechos sociales y económicos de las comunidades. Hicieron un llamado a fortalecer la organización comunitaria. 

 

Por: Fátima Cruz

“Llegamos aquí después de un proceso de reflexión en los territorios. No tenemos los recursos para convocar a miles, pero estas delegadas representan a las 50,000 mujeres con las que trabajamos en 11 departamentos”, dijo Mhaydé Recinos, Integrante de la comisión política de la Alianza  por la Defensa de Mujeres Rurales, en su XIII Congreso Nacional, en el cual abordaron la situación crítica que enfrentan las mujeres rurales, campesinas e indígenas en El Salvador y en otras regiones del mundo. Durante el evento, también se emitió una resolución de solidaridad que denunció la creciente violencia política y económica que afecta a las comunidades rurales.

 

El XIII Congreso Nacional de Mujeres Rurales ha sido un espacio clave para las mujeres campesinas e indígenas quienes, a lo largo de 14 años, se han organizado para garantizar sus derechos y enfrentar lo que describen como «una deuda histórica» que el Estado salvadoreño mantiene con las zonas rurales. “Ya son 14 años de lucha. Somos siete organizaciones, todas trabajando en conjunto para reivindicar los derechos de las mujeres rurales”, explicó Recinos. A pesar de los desafíos, como la pandemia, el Congreso ha seguido adelante con espíritu de unidad y resistencia.

 

“Cada una de nosotras trabaja con mujeres rurales, campesinas e indígenas. Unirnos era la mejor forma de poner en alto nuestra bandera de lucha, con la esperanza de ser escuchadas, porque aunque el 30% de la población vive en la ruralidad, el desarrollo no ha llegado a esos lugares. Esta deuda histórica ha afectado principalmente a las mujeres, quienes siguen enfrentando dificultades en salud, educación y la producción agrícola”, enfatizó Recinos.
Revista La Brújula / Fátima Cruz

Ellas denunciaron, entre otras situaciones, la persecución política de líderes y lideresas de organizaciones sociales, la militarización de la sociedad bajo el régimen de excepción el cual, aseguraron, ha demostrado en la vida diaria que no diferencia a criminales de personas honestas y trabajadoras, pues las capturas se realizan sin debidos procesos ni transparencia en la gestión pública. 

 

Las delegadas expresaron su rechazo a la concentración de poder y la criminalización de la protesta social, además de destacar el impacto negativo de leyes como la llamada «Ley Alabi», que otorgan impunidad a funcionarios públicos y empresas relacionadas con el gobierno.

 

Asimismo, las mujeres rurales denunciaron el retroceso en la legislación que afecta directamente a su bienestar, como la eliminación de propuestas que buscaban mejorar las condiciones de vida de estas comunidades. Entre las iniciativas archivadas, destacan la Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria, la Ley de Prohibición del Uso de Agrotóxicos, y la reforma constitucional para reconocer el derecho humano al agua y la alimentación.

Revista La Brújula / Fátima Cruz

Las participantes del congreso también condenaron la falta de políticas claras que aborden el alza en el costo de los alimentos y los insumos agrícolas, así como la reducción de programas sociales dirigidos a los sectores más vulnerables. En este sentido, señalaron el desmantelamiento de medidas como el paquete de alimentación escolar y la pensión básica universal.

 

“Un avance significativo fue que se construyó una política para las mujeres rurales e indígenas y se crearon espacios como la Mesa de Mujeres Rurales. Lamentablemente, todo eso ha sido desmantelado con el actual gobierno. Nos dijeron que la política estaba siendo revisada, luego que la iban a actualizar pero al final la tiraron al archivo porque la consideraron inviable”. A esto se suma el desmantelamiento de programas sociales que apoyaban a las mujeres rurales. “Las mujeres han sido borradas de las listas de insumos agrícolas y todo lo que habíamos logrado se está perdiendo”, expresó Recinos.

Durante el congreso, mujeres comercializaron sus productos.

En este XIII Congreso, las mujeres rurales han reafirmado su compromiso de seguir luchando por sus derechos, convencidas de que la unidad es la clave para resistir. “Nosotras sabemos que este gobierno es inconstitucional y no nos representa, pero la única forma de hacerle contrapeso es organizándonos y defendiendo nuestros derechos”, destacó Recinos. 

 

A pesar del contexto, la esperanza sigue siendo un motor clave para las mujeres rurales. “En la oscuridad siempre brilla la luz y esa luz es la esperanza”, expresó Recinos. Dijo que esa esperanza nace de la indignación ante las injusticias que viven día a día pero también de la fuerza que encuentran en sus comunidades y en el amor por sus familias. “Nosotras no somos de las que nos quedamos llorando. La fuerza de lucha la tenemos, y sabemos que podemos cambiar la situación pero para eso necesitamos caminar juntas”.

 

Las mujeres del Congreso hicieron un llamado a la acción. “Este es un camino que estamos dispuestas a recorrer juntas. Ya tuvimos suficiente de lamentarnos. Ahora es tiempo de actuar, construir y de luchar por la democracia, la educación, la salud y la agricultura, que hoy están amenazadas”.

Importancia de las mujeres rurales en la producción de alimentos sostenibles

 

Yesenia Ramírez es una productora de alimentos y plantas ornamentales. “Hace como dos años empezamos con alimentos, antes solo cultivamos plantas ornamentales, pero ahora ya producimos también tomate, chile, cebollín y espinaca», explicó. Este cambio fue clave para diversificar la producción y enfrentar las dificultades económicas, además de reforzar la importancia de la seguridad alimentaria. “Es importante no solo el apoyo sino también la relevancia de las mujeres en la producción de alimentos. Una mujer siempre piensa en la comida y eso es lo que nos motiva”.

 

Yesenia destaca que el apoyo entre compañeras es fundamental para avanzar. “Entre compañeras nos apoyamos. Si no tenemos una planta la intercambiamos. Es un apoyo mutuo entre nosotras porque aquí no tenemos apoyo de nadie más, solo entre nosotras mismas”. La solidaridad entre mujeres productoras contribuye a la alimentación en sus hogares.

 

Uno de los logros más importantes que mencionó es la transición hacia una producción más natural sin el uso de químicos. «Todo lo que trabajamos lo hacemos sin químicos, todo es natural: repelentes, abonos, foliares. Lo más valioso es saber que se puede trabajar sin dañar el medio ambiente”. 

Revista La Brújula / Fátima Cruz

 

Destacó la necesidad de enseñar a otras mujeres a cultivar en sus propios hogares, aunque sea en espacios pequeños. «Es importante que las mujeres aprendan que pueden cultivar en sus casas, aunque sea en un espacio pequeño o en el techo, donde le pegue el sol. Ahora más que nunca es necesario cultivar nuestros propios alimentos, aunque sea de la forma que se pueda, porque con el clima y otros problemas no sabemos lo que nos deparará el futuro», afirmó. Yesenia explicó que la producción de alimentos no solo es una necesidad sino una forma de resistencia y empoderamiento para las mujeres rurales.