«Extranjera, extraña y exiliada”

Por Edith Elizondo 

 

“Mi pinolera hermosa, esa es la forma como mi madre se refiere a mi. Soy nicaragüense de Chontales, un departamento de Nicaragua que tiene su cabecera en Juigalpa. El nombre proviene de la palabra Chontal, del náhuatl chontalli que significa extranjero o extraña».

Imara una joven que migró de Nicaragua porque su vida se encontraba en peligro al ser buscada por los paramilitares, sueña con el reencuentro con su familia en un país que les dé mejores oportunidades. 

Soy Imara (nombre ficticio) y tengo 28 años. Desde hace cuatro años y medio vivo fuera de mi país, lejos de mí madre y hermanos. Migré para salvaguardar mi vida y mi integridad física porque las fuerzas paramilitares me estaban buscando debido a mi participación en la protesta en contra de la dictadura de Ortega Murillo.

Imara desde hace cuatro años y medio vive fuera de Nicaragua. Estuvo un tiempo en Costa Rica y actualmente vive en México pero tiene planes de viajar a Estados Unidos para pedir asilo político y después poder ayudar a su  familia a salir de Nicaragua de forma segura, sin pasar por todas las cosas que ella ha pasado.

«Costa Rica es un país difícil, la gente te deja pasar hambre. En Nicaragua no te falta el gallo pinto donde sea que estés», dice Imara entre risas.

Durante su estancia en Costa Rica vivió acoso y persecución por parte de grupos afines al gobierno de Ortega Murillo, que persiguen a los nicaragüenses que lograron salir del país. Por esta razón decidió ir más lejos.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha comentado sobre la crisis política de Nicaragua. El mandatario ha afirmado que su Gobierno está abierto a ofrecer asilo o la nacionalidad mexicana a los nicaragüenses que la soliciten.

Comenta que su experiencia en México al acceso a la salud ha sido buena, aunque reconoce que al principio fue difícil porque no conocía nada del sistema de salud o si ella como extranjera podía hacer uso.

Sin embargo, su situación fue mejorando por medio de una red de apoyo y solidaridad que fue conociendo en su travesía por buscar un lugar donde “echar raíz”, como dice ella, explicando que con su pasaporte, recibo de agua y de luz ha podido tener acceso a medicina general y medicamentos dentro de los centros de salud públicos.

En varias ocasiones, cuando enfermaba de salud, tuvo que recurrir a la automedicación o medicina casera  herencia de su madre “una aspirinita se vuelve un lujo cuando no se cuenta con un trabajo fijo, sobre todo, cuando eres exiliada», expresa.

El acceso a salud sexual y reproductiva también ha sido difícil. Imara tiene más de un año sin realizarse una citología, nunca se ha realizado una prueba del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Ella comenta haber tenido varias parejas en estos años.  Por esta razón decidió colocarse el dispositivo intrauterino de cobre (DIU) por el cual pagó $700 pesos, que  incluyó una revisión.

Imara  sabe que no puede regresar a su país pero sueña llegar a Estado Unidos y que le permitan llevar a su familia y poder trabajar en ese país.

Al preguntarle ¿cuál es el país más lindo del mundo?, sin dudar contesta: Nicaragua.

“Sueño con una Nicaragua libre de la izquierda criminal».

 

El nombre de la protagonista de esta historia fue cambiado para proteger su identidad.