Morena Herrera es una defensora de derechos humanos, activista feminista y veterana de guerra. El año pasado, fue nominada y finalista al Premio Sájarov a la libertad de pensamiento. Actualmente, está enfocada en el trabajo de articulación internacional. En esta entrevista con Revista La Brújula, comparte sus reflexiones desde una perspectiva feminista sobre cómo enfrentar los totalitarismos que resurgen en Centroamérica y avanzan hacia la región latinoamericana. La entrevista fue realizada el 2 de junio, un día después de la toma de posesión inconstitucional de Nayib Bukele en El Salvador.
Por: Clanci Rosa
CR: Morena, quiero iniciar esta entrevista preguntándole por sus primeras reflexiones sobre la toma de posesión inconstitucional de Nayib Bukele, suscitada ayer, 1 de junio.
MH: Bueno, yo creo que la actividad de ayer fue de un efecto propagandístico, nos muestra una tendencia hacia la profundización de la militarización, el uso de la fuerzas militares para la política y el camino de la des-democratización, es decir el desmontaje de los avances democráticos y eso, es una preocupación, diría yo, porque se le está pidiendo a la población fidelidad, no discusión de las medidas gubernamentales, una aceptación pasiva y apoyo indiscutible. Esas son las señales del autoritarismo.
Da tristeza, decepción y miedo que el señor Bukele aproveche su popularidad, para promover que los salvadoreños y salvadoreñas, dejemos de pensar, seamos seres sumisos, sin atrevernos a expresar nuestras opiniones ni ideas. Yo no quiero un país de súbditos silenciosos y obedientes sino de ciudadanas y ciudadanos activos y propositivos.
Además, está inspirada en una acción divina. O sea que además de violar el Estado laico niega la potestad de la ciudadanía para demandarle a sus gobiernos y a las autoridades. Yo creo que lo que podemos esperar es un mayor autoritarismo y profundización del militarismo y de la forma excluyente de gobernar.
CR: En este tiempo que usted lleva articulando activismo y trabajo regional por los derechos de las mujeres y la agenda de mujeres ¿cómo ve a los movimientos feministas frente a esta escalada de gobiernos totalitarios?, pues sabemos que no solo pasa en El Salvador, sino en otros países de la región.
MH: Bueno, hemos planteado en otros momentos que en Centroamérica ha ido generándose una coincidencia de Gobiernos autoritarios, excluyentes, antidemocráticos y podemos decir que no es nuevo, no es reciente, sino que se ha venido gestando y conformando un enclave autoritario, que se proyecta hacia América Latina y el Caribe; y se proyecta, en algunos casos, como un ejemplo a seguir, como un modelo a seguir.
Pero es toda la subregión centroamericana proyectada hacia América Latina y el Caribe y hacia el mundo, y en ese marco hay que mirar, por ejemplo, lo que ha pasado en El Salvador, la penalización absoluta del aborto, el reconocimiento a la persona humana desde el instante de la concepción, en ese lenguaje religioso se ha puesto (a El Salvador) como una vanguardia cultural ideológica de los sectores más conservadores, con énfasis religioso, y es como quieren que sea el mundo.
Entonces, lo que hace ahora Bukele de proyectarse como el modelo a seguir no es nuevo, ya lo hizo Regina de Cardenal con el liderazgo de la Fundación Sí a la Vida, ya lo hizo Saenz Lacalle cuando era arzobispo de San Salvador y fundador del Opus Dei en el país, en otros ámbitos, pero que están relacionados.
Tenemos una región desde la que se ha proyectado autoritarismo, se proyecta negación de derechos de las mujeres hacia otros países de la región y que los va articulando subregionalmente, y en ese sentido se hace necesario un diálogo entre las organizaciones porque no enfrentamos realidades tan diferentes, pero a veces las desconocemos, y es necesario un diálogo que nos permita conocer qué están haciendo unas organizaciones y qué hacen las otras para cambiar esa realidad, cómo podemos cambiarlas y cómo podemos apoyarnos mutuamente.
Esto es parte del trabajo que estoy haciendo actualmente, conocer y dar a conocer lo que hemos hecho y lo que están haciendo las otras, las experiencias que tenemos, aprender unas de otras, y poder apoyarnos. Saber que en esta lucha no estamos solas, estamos vinculadas y necesitamos articularnos mejor para hacer una lucha más eficaz.
Es fundamental sabernos parte de movimientos sociales cercanos, que compartimos ideales y sueños de vivir en sociedades más justas y democráticas, y que somos muchas más las personas y organizaciones que compartimos esas aspiraciones.
CR: Y frente a estos contextos que ya nos ha ido hablando ¿Cómo ve la situación de los derechos humanos de las mujeres, de la población LGBTI? ¿Qué tanto se puede avanzar en estos contextos? tomando en cuenta el gobierno de Nayib Bukele en El Salvador, Ortega-Murillo en Nicaragua y ahora el Gobierno argentino de Javier Milei.
MH: Yo pienso que nos enfrentamos a desafíos importantes, pero también tenemos aprendizajes, o sea, no estamos enfrentando estos desafíos sin herramientas y por eso estamos buscando articulación. Por eso estamos buscando el sentido de ser parte de un movimiento feminista amplio no solo para las mujeres, sino para el conjunto de la sociedad, ese sentido de ser movimiento que cuestiona las subordinaciones, las exclusiones y que incluye a todas las personas.
Entonces, yo vería allí como tres grandes líneas de articulación, no son las únicas, pero vería, por ejemplo, los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe (EFLAC), que surgieron hace más de 40 años y en cada edición, en los diferentes países donde se han realizado, se expresa la diversidad de movimientos en los diferentes países. los EFLAC siguen siendo una fuente de inspiración y articulación de debate del movimiento feminista. El año pasado, el 15 EFLAC en El Salvador dejó planteados desafíos y retos que están siendo retomados en los países y ahora que demos a conocer las memorias, creo que vamos a alimentar esa reflexiones.
La otra fuente de articulación tiene que ver con el papel de las defensoras, que son mujeres que defienden derechos de distinto tipo, a la tierra, al agua, al trabajo digno, a vivir libres de violencia, a la libertad de expresión y organización, etc., pues aprender a cuidarse, a protegerse, prevenir los golpes, el sentimiento de que somos una y vamos a responder todas si golpean a una, es una lógica no sólo defensiva, sino, sobre todo es preventiva.
Esa prevención y ese cuidado está fundamentado en que defendemos el movimiento feminista, no para defenderse en sí mismo, sino para fortalecer el movimiento, como estrategias de sostenibilidad del propio movimiento. Y esto ha sido, en el caso nuestro, desarrollado desde hace 13 años cuando conformamos la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras que articula redes nacionales y territoriales de defensoras en toda la subregión, pero con vínculos con feministas defensoras de derechos humanos en Colombia, en Brasil.
Y que se está extendiendo a toda América Latina y a otros lugares del mundo, como en países africanos donde las mujeres que defienden derechos se están asumiendo como defensoras y están conociendo nuestras estrategias y experiencias de protección integral feminista y construyendo sus propias experiencias. De hecho esto se discutió en el 15 EFLAC, la necesidad de proyectar el papel de las defensoras a nivel de América Latina y el Caribe.
La tercera vía de articulación son las Mareas verdes, son los movimientos que desde distintos ángulos y de distintas posiciones del espectro en la defensa del derecho a decidir están apuntando a transformar las políticas, las normas en torno al aborto, las instituciones, las concepciones y prácticas.
No es solo el aborto libre, gratuito y seguro, esa es una de las posiciones, pero ahí podemos considerar todas las que están: por las tres causales, por dos causales, por la salud y la vida de las mujeres o las que están por un cambio de ley con base a plazos. También están las redes de acompañamiento, con mujeres que dicen “mientras ellos tienen sus leyes, nosotras tenemos nuestras prácticas y apoyos directos.
El espectro es enorme, ahí podemos identificar una movilización, una reflexión que es importante para los derechos de las mujeres y las personas gestantes y que podemos identificarla por una parte como un camino para enfrentar el autoritarismo defendiendo derechos, pero también como una fuente de articulación de los movimientos.
Están también las redes temáticas o las que se articulan por identidad, con agendas específicas y abordando problemáticas comunes con otras redes, plataformas y expresiones del movimiento. Son espacios que cuestionan el lugar y la posición subordinada en la que los autoritarismos pretenden perpetuarnos a las mujeres.
Están las que trabajan desde el derecho a la salud desde una perspectiva integral, las que abordan las violencias contra las mujeres, las ambientalistas y eco feministas, las que impulsan el derecho a la ciudad, un hábitat equitativo y un urbanismo feminista, las redes de mujeres indígenas y las redes de mujeres negras, que demandas que el feminismo debe ser un movimiento que se posiciona claramente contra el racismo.
CR: También quería preguntarle su opinión sobre lo que están enfrentando los movimientos sociales en El Salvador, incluyendo el movimiento feminista, porque es un hecho que hay miedo, aunque hasta el momento, al menos en la protestas y acciones públicas no ha habido represión directa, pero si hay miedo de que esto pase sobre todo en este periodo de un mandato inconstitucional. Frente a esta situación de miedo ¿Cómo no caer en esa inamovilidad o este estado de resignación?
MH: Pienso que una cosa que nos puede ayudar es contar historias en lo cercano. Porque a veces pensamos que la resistencia necesariamente tiene que ser pública y visible y eso puede exponer a la gente y le puede dar miedo pero a veces contando una historia en lo cercano, en grupos pequeños, en grupos comunitarios podemos ayudar a transformar la visión de la gente sobre lo que está pasando y poco a poco cada quien convertirse en una cadena transmisora. Creo que eso puede ayudar a generar impactos pequeños, encadenarlos para lograr una movilización más amplia.
Creo que en este momento el gobierno no necesita una acción represiva tan abierta, no digo que no la haga de forma selectiva y posiblemente con efectos ejemplarizantes, es distinto. Incluso las capturas que hubo de ex combatientes veteranos de guerra creo que eran innecesarias y absolutamente injustas, porque estas personas no representan una amenaza. Posiblemente esas capturas tienen el efecto de ejemplificar, para meter miedo, más que prevenir una amenaza concreta.
Entonces, yo creo que es importante contar historias de lo que está pasando, poder pasar información, me decían que los jóvenes de Jiquilisco que han capturado también siguen detenidos y allí yo creo que sería importante poder transmitir solidaridad territorial, construir solidaridad territorial y comunitaria articulada, al mismo tiempo que buscar cómo apoyar a las familias que están luchando por sus familiares detenidos que son inocentes.
CR: Morena, sobre los dos casos en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Manuela y caso Beatriz ¿Cómo los ve en este contexto de un Gobierno que niega los derechos de las mujeres?, por un lado la implementación de la sentencia de Manuela (2021) y la próxima resolución en el caso de Beatriz, ya que ambas resoluciones de la Corte IDH estarían en los mandatos gubernamentales de Nayib Bukele, un primero constitucional, donde salió la sentencia de Manuela, y un segundo inconstitucional, donde se espera la resolución del caso Beatriz.
MH: Este gobierno sabe que las sentencias de la Corte son de obligatorio cumplimiento. O sea, es un compromiso que tienen, pueden no cumplirlo, pero saben que lo tienen que cumplir. Es importante tener claridad sobre la responsabilidad internacional que tienen los Estados que son representados por los gobiernos, pero son un compromiso de Estado. Entonces creo que nosotras tenemos que insistir en que saben que lo tienen que cumplir.
Hay otra cosa y es que las sentencias de la Corte no prescriben, esto quiere decir que aunque la Corte va haciendo las evaluaciones del cumplimiento o incumplimiento de la sentencias, no tienen fecha de caducidad, siguen vigentes mientras no la hayan cumplido los gobiernos.
Y si este gobierno no tiene capacidad de cumplir todos los compromisos porque no quiere, el siguiente las va a tener que cumplir. Necesitamos que la gente conozca la parte positiva de que se cumplan estas sentencias, lo que ayuda a la población y que le podamos exigir al Gobierno ese cumplimiento.
El Sistema Interamericano de Derechos Humanos no funciona así de que ahora “ya no me gusta lo que dijo la Corte, me salgo del sistema interamericano de derechos humanos”. Aunque se pueda salir ahora, la sentencia de Beatriz, por ejemplo, siempre le tocará aplicarla, o sea, que no sirve que amenacen con eso porque ya hay un marco en el que se presentaron a la audiencia y tiene que aceptar lo que diga la Corte.
CR: Usted que ha pasado por diferentes momentos de la lucha salvadoreña, diferentes etapas también de la lucha feminista, de la organización de mujeres, ¿cuál sería su mensaje para las juventudes, para el mismo movimiento feminista? ya que nos enfrentamos a un panorama difícil, en el que a veces se siente cómo si no se podrá hacer mucho. Porque aunque es evidente la violación a derechos humanos, el Presidente inconstitucional sigue gozando de popularidad en el país.
MH: Yo creo que la existencia del movimiento feminista es fundamental, la existencia de las organizaciones y otros movimientos sociales también, y es muy importante que se reconozcan entre si. El presidente tiene un discurso conservador para las mujeres, habla de su esposa como el modelo de mujer, como esposa y madre, algunas mujeres feministas somos esposas y madres, pero no queremos ser solo eso y nuestro foco principal de vida está también en otra parte, en otros campos de realización personal, profesional, artística, cultural, política.
Entonces creo que abrir las reflexiones en torno a otras maneras de ser, de sentir, de autodefinirse ya es el primer paso para resistir los discursos conservadores que nos recuerdan que “calladitas nos vemos más bonitas” y poco a poco ir oponiéndose.
Considero que en parte, la situación que estamos viviendo en El Salvador se parece un poco a la de los años 70, pero con sus diferencias, en los 70 la represión era abierta y uno sabía de dónde iban a llegar los golpes. Creo que ahora está siendo distinto, pero hay cierre de espacios, una total inseguridad jurídica, hay una concentración de poder tremenda. Se trata de ir construyendo organización social, movimientos sociales, pudiendo aprender a definir lo que uno quiere ser en medio de estas circunstancias.
Yo no creo en las grandes definiciones de “vamos a hacer esto ya y las grandes transformaciones de un día para otro” creo que son acumulaciones a través de cambios concretos. Se debe animar a la gente a que participe, a que defina lo que quiere y a impulsar transformaciones sociales a nivel local y a nivel nacional.
Algunas de estas transformaciones tienen que ver con el derecho a una vivienda digna, a vivir en ciudades seguras, sin contaminación, con árboles y jardines, sin minería, a tener tiempo para el ocio, para la creatividad, en una sociedad respetuosa de las diferencias, colaborativa y solidaria, no confrontativa, donde la niñez y la juventud pueda planear su futuro, con posibilidades reales.
Creo que hay que seguir empujando cambios en las leyes, por ejemplo, el presidente habló en su discurso sobre la importancia que tiene para la gente la libertad, pero niega la libertad de decidir de las mujeres. Claro que podemos contestar y decirle sí, pero queremos libertades concretas, no sólo la libertad como un concepto abstracto, sino libertades concretas, como la libertad de expresión, de organizarnos, de tener el respeto a nuestros derechos ciudadanos, como la libertad de decidir sobre nuestro cuerpo frente a un embarazo no deseado, no queremos la imposición de embarazo en niña y adolescente que tienen un alto costo para el país.
Bukele habló de que el problema económico es el más grave que van a enfrentar ahora. Pues el UNFPA ya dijo todo el impacto económico que tiene el embarazo en niñas y en adolescentes, entonces si quiere ayudar a arreglar la situación económica que resuelva eso también, que tiene otras implicaciones, pero tiene un impacto económico para cada chica, cada familia, sus comunidades y la sociedad.
A las mujeres, especialmente a las jóvenes, adolescentes y niñas, les diría que tienen derecho a soñar y a elegir un mejor futuro, y a luchar por ello. A los y las jóvenes, a quienes hoy son estudiantes, les diría que disfruten sus estudios y al mismo tiempo se comprometan con las necesidades de transformación de las realidades injustas que les rodean, las más cercanas primero, para llegar a las más amplias.
En América Latina, en el mundo, y también en nuestro país, hemos tenido períodos históricos oscuros, pero al final del túnel se ve la luz, porque el futuro está del lado de las personas que soñamos y luchamos por un mundo de justicia, solidario y democrático. Recordemos lo que dice una consigna de las feministas brasileñas, “Todo el miedo del mundo es infinitamente menor que nuestra fuerza”.