Las organizaciones ambientalistas se reunieron en Honduras para abordar las problemáticas ambientales y climáticas que afectan a la región. Señalan que Centroamérica es la segunda región del mundo más vulnerable a riesgos climáticos, un tema al que los Estados deben prestar mayor atención.
Por: Ana Gómez
Organizaciones ambientalistas y defensoras de los territorios de Centroamérica se reunieron en el XIV Encuentro Regional “Centroamérica Unida por la Sostenibilidad Ambiental, la Defensa del Territorio y la Resiliencia”, como parte del Foro Centroamérica Vulnerable ¡Unida por la Vida!
En el primer segmento sobre la mirada ecofeminista, expusieron los retos de las mujeres en la lucha ambientales, “Hay muchas mujeres que no participan en los espacios de toma de decisiones sin embargo, son ellas las que defienden la tierra, las que defienden el agua, las que son las cuidadoras de los bosques” dijo Zenaida Xoná Quej, mujer indigena de Guatemala.
Por su parte, la organización Care Internacional presentó Los impactos del cambio climático desde la perspectiva de género en comunidades productoras de café en Honduras. El informe evidenció que la mayoría de las mujeres no son dueñas de tierra, por lo que no pueden tomar decisiones sobre mitigación en la cosecha de café. Además, reveló que existe un doble trabajo para ellas: el de cuido y el trabajo de la tierra.
Olina Amaya, ecofeminista de honduras, señaló que la situación de las mujeres es similar en toda la región Centroamericana y que muchas mujeres defensoras de territorio son criminalizadas y perseguidas.Además, no poseen ningún marco que proteja el derecho a defender los bienes naturales.
Durante el Encuentro, las organizaciones de pueblos indígenas exigieron incorporar y respetar los saberes ancestrales, cosmovisión, soberanía y autodeterminación a las legislaciones de temas ambientales.
En Honduras, las poblaciones indígenas resisten mediante declaratorias de municipios indígenas lencas libres de proyectos extractivos, en la que se pronuncian sobre los proyectos que no realizan consulta popular en las comunidades, como las hidroeléctricas.
Para Míriam Bac Coy, mujer indígena de Guatemala, el extractivismo de las hidroeléctricas conlleva una pérdida de identidad cultural. “Una frase muy común entre las mujeres es que el agua llora. A la medianoche, se escuchan retumbos dentro del río; actualmente, desde hace más de cuatro años, ya no se escuchan, lo cual ha significado para las mujeres una pérdida cultural y pérdida de identidad, incluso porque el agua no solamente las secuestraron, sino que la están matando”
Asimismo, Miriam mencionó que existen otro tipo de violaciones como el “racismo, discriminación, el idioma, nuestro traje, el hecho de ser mujer y de simbolizar esa lucha en los territorios”.
La defensa del territorio y la defensoría de derechos humanos se analizó a la luz del Acuerdo de Escazú, el cual solo Nicaragua y Panamá han ratificado.
El Acuerdo Escazú es un instrumento que demanda la protección a personas defensoras ambientales y procura los derechos al acceso a información, participación ciudadana y justicia ambiental. Las organizaciones denuncian que continúan existiendo desafíos en su implementación.
Centroamérica es la segunda región del mundo más vulnerable a riesgos climáticos, señalaron las organizaciones. Entre los efectos, expresaron, es que unos 8 millones de personas en la región sufren de hambre debido a la pérdida del poder adquisitivo, los elevados precios de los alimentos y la dependencia de los mercados en detrimento de la agricultura de subsistencia.
En el encuentro, también se abordaron las diversas realidades que enfrentan en la región, a partir de los impactos ambientales y cómo afecta a los derechos humanos. Ellas y ellos exigieron a los gobiernos de Centroamérica, justicia ambiental y climática para detener la explotación de los bienes naturales y crear legislaciones que involucren las necesidades de mujeres, niños y niñas, jóvenes, pueblos indígenas y afrodescendientes.