¿Quién era Beatriz? la voz y voluntad de las mujeres rurales también se debe escuchar

Por Andrea Gámez 

Beatriz era una mujer joven, de carácter fuerte y con muchos sueños. Ella vivía en una comunidad en el oriente del país. Beatriz era una mujer rural que alzó su voz contra un Estado que dice que todas las personas somos iguales ante ley, pero todos los días nos demuestras que no es así. La voz de Beatriz se elevó tan fuerte que conmovió al mundo y hoy El Salvador está siendo juzgado en la Corte Interamericana de Derechos Humanos por no escuchar su voz, torturarla y obligarla a continuar un embarazo que exponía su salud y vida. A  los 18 años Beatriz fue diagnosticada con Lupus Eritematoso Sistémico (LES) agravado con nefropatía lúpica y artritis reumatoidea, una enfermedad autoinmune crónica, que daña diversas partes del cuerpo. La interrupción del embarazo la solicitó respaldada por 15 médicos especialistas que recomendaban ese procedimiento médico. Porque además el feto era inviable con la vida extrauterina. 

La historia de Beatriz nos mueve, nos toca porque trastoca la realidad y la vida de muchas, pasa por la cuerpa de todas. La fuerza de Beatriz es la fuerza de todas las que defendemos la vida, es la esperanza de todas las niñas, adolescentes y mujeres de las Américas. No es una historia aislada, es la historia de las mujeres en los territorios, en las comunidades, es la historia de lucha de quienes queremos vivir.

Beatriz, es esa niña de los territorios, con sueños y anhelos. Ella  le puso rostro y voz a una realidad que nos atraviesa a todas, no solo en El Salvador, sino en un continente cargado de odio hacia las mujeres, de opresión y que niega derechos fundamentales como la vida. Beatriz es esa niña, esa adolescente, esa mujer de las Américas a quienes los Estados les niegan el derecho a decidir sobre su cuerpo. Porque Beatriz somos todas, somos todas las mujeres jóvenes a quienes los Estados persiguen y criminalizan, somos todas a quienes se nos niega el derecho a la vida, porque a los Estados lo único que les interesa es que sigamos en el rol reproductivo. Nuestras vidas no importan. 

Pero a Beatriz no la callaron, aunque ella ya no está su voz se replica en su mamá, en  nosotras, que desde la comunidad resistimos y nos vemos en Beatriz, porque al igual que ella el Estado nunca aparece en nuestras vidas para garantizarnos derechos pero sí para condenarnos o normar nuestro cuerpo. Su lucha emprendida en 2013 sigue vigente, diez años después caminamos sobre su legado porque Beatriz es la fuerza de todas, es la lucha de todas las que defendemos la vida. Es la lucha por el derecho a decidir. 

¡Justicia para Beatriz es Justicia para Todas!

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Activista feminista, defensora de derechos humanos de las mujeres y juventudes, estudiantes de la licenciatura de Relaciones Internacionales de la Universidad de El Salvador