Los caprichos de casa presidencial y la burla sobre la violencia contra las mujeres, por Keyla Cáceres

Por Keyla Cáceres 

Recientemente se aprobaron reformas al Código Penal para aumentar las penas contra los delitos de violencia sexual. Los argumentos brindados por las diputadas del oficialismo me hacen cuestionar si ellas no se informan sobre las alarmantes cifras de la violencia contra las mujeres y niñas. Hablar de violencia sexual en El Salvador es hablar de impunidad, de esa naturalización de la apropiación del cuerpo de las mujeres y niñas como un propiedad que se toma se usa y se desecha.

La cifras de la violencia sexual no son para nada alentadoras y,  lo que más alerta son las edades en las que son agredidas , las diputadas estaban más preocupadas por colocar como agravante la violencia sexual contra las personas adultas mayores, pero los datos demuestran que quienes están padeciendo esta epidemia son las niñas y adolescentes, que esta agresión en esta etapa de la vida va a terminar con su proyecto de vida en muchas ocasiones, pero esto no ha sido una prioridad para las diputadas, por el contrario, querían minimizar la problemática que afecta principalmente a niñas y mujeres en todas las etapas de sus vidas.

Para el 2021 el 75.21% de víctimas fueron niñas menores de 17 años, el mayo número se concentra en las edades de 13 a 17 años, además, se demuestra que el 92% de las víctimas son mujeres y niñas. Por estos datos es que me surge la duda que si las diputadas de NI por lo menos se informan de estas cifras, lamentablemente legislar desde las ordenes de Casa Presidencial debe ser difícil, no poder decidir qué temas son prioritarios, ni qué iniciativa realizar para contrarrestar la violencia contra las mujeres, porque está claro que para el ejecutivo estos problemas no son una prioridad.

Hoy, en medio de este régimen de excepción vuelve a ser más palpable el miedo a los cuerpos de seguridad uniformados, porque ahora no tenemos derecho a negarles la entradas a nuestras viviendas, por la noche, armados, estresados y con cuotas que cumplir para que “Batman” quede bien en las redes sociales, las niñas y las mujeres somos los botines de guerra en una batalla que se libra entre los delincuentes en el gobierno y los delincuentes de las calles. Nosotras somos las que tenemos que seguir viviendo con miedo a que nos agarren y nos desechen, eso no se quita con aumentos de penas carcelarias, ese miedo no se combate con unas agravantes, ese temor no se nos quitará solo porque digan que no es problema de mujeres.

Cada día que las diputadas legislan por complacer los delirios de Casa Presidencialsolo nos están entregado más miedo y menos protección a las mujeres y niñas,, hoy por hoy no sabemos si nos van a violar, llevar presas o si van a desaparecenos, la insegurdidad que siento solo, por el hecho de ser mujer, es la más grande que he sentido en estos últimos años. 

Estoy clara que cada día se vuelve más dificil ser niña y mujeren El Salvador, el regimen de Nayib Bukele está acabando con lo poco que se había avanzado en los últimos años en materia de protección para las mujeres y niñas, la violencia sexual en el 2021 aumentó un 23.2% en relación al 2020, en un país ideal este delito disminuiría cuando se habla de medidas exitosas  en materia de seguridad pública, pero las cifras demuestran lo contrario.

No dejemos que el miedo nos paralice pero, tampoco dejemos de señalar que nuestros cuerpos y el de muchas niñas es un botín de guerra, un campo en el que se libran batallas, y que, como es una costumbre, estos cuerpos no nos pertenecen. Las organizaciones feministas tenemos un gran reto frente a las violencias que enfrentamos y en medio de una dictadura en consolidación, desde Las Amorales seguimos proponiendo una cultura feminista para la construcción de una sociedad donde el miedo no sea nuestro pan de cada día y la impunidad deje de ser la norma de nuestras vidas.