Por Edith Elizondo, feminista y actriz
La palabra feminismo no solo asusta a algunos hombres, también a algunas mujeres. A muchas, nos causaba rechazo que nos dijeran feminista. Cuando no se sabe el verdadero sentido de la palabra y de lo que ha conllevado el proceso de ser feminista.
El feminismo me cambió la vida hace 11 años y tengo la certeza que también a mi familia y a las personas más cercanas a mí. Me costó mucho entender todo lo que conlleva la palabra feminista y la gran responsabilidad que representa.
A veces es una lucha personal que aun confronto conmigo misma, una lucha de encuentros y desencuentros, con el mundo heteropatriacal que me educó y me enseñó a normalizar muchas prácticas.
Reviso a diario y sé de dónde vengo y quien era antes del feminismo. Por eso me incomoda cuando nos ponemos a medirnos unas a otras con «el feministómetro», que pareciera nos da el escalafón de feminista, inclusive en el caso de que existiera uno ¿Quién da el certificado? ¿Cuál es ese «feminismo verdadero»?
El artículo ¿Soy una mala feminista? de la escritora Margaret Atwood nos recuerda la necesidad de dar lugar a las diferencias de opiniones, incluso, dentro de los feminismos. «Nunca -ni en sus orígenes- el feminismo fue una unidad de pensamiento y de accionar, y no veo por qué debería serlo ahora. No hay mala feminista, porque tampoco hay una manera correcta de serlo”.
Ya vivimos con suficientes culpas sistemáticas de las que intentamos liberarnos y sanarnos. Ya se nos ha negado bastante el placer como para cuestionar o criticar qué tan feminista es quien baila una canción de reguetón, o posa desnuda o sensual en sus redes sociales.
Cuando me han cuestionado por qué me maquillo, depilo y uso uñas acrílicas en muchas ocasiones me sentía mal y para justificarme les decía que era para mí misma. Con los años comprendí que no necesito justificarme ni darle explicaciones a nadie ni siquiera a las compañeras feministas.
La vida es más compleja que las verdades absolutas. En verdad, no todas manejamos la misma información, no todas llevamos el mismo tiempo formándonos, aprendiendo y cuestionándonos. Está bien hacer críticas, comentar y opinar, pero no olvidemos que nos identificamos con los feminismos para hacerle frente a las múltiples opresiones patriarcales, coloniales y capitalistas, no para exigir perfección las unas a las otras.
Nadie tiene el feministómetro y valoro cuando quienes somos feministas no nos paramos desde ese lugar a evaluar. No nos desgastemos, ni nos convirtamos en lo que queremos hacer caer (el patriarcado), no nos olvidemos de quienes éramos antes del feminismo y como el feminismo nos acogió. Que cada mujer tenga libertad de elegir y decidir, aunque yo no esté de acuerdo.
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