En medio del descontento social y represión militar, la dictadura le apostó al concurso de belleza más esperado en el mundo, para esconder la represión, capturas arbitrarias, desapariciones y otros hechos que se cometieron contra activistas y organizaciones sociales. Este era El Salvador de 1975. Días después de Miss Universo, tanquetas y fusiles masacraron a decenas de estudiantes de la Universidad de El Salvador.
Por: Ana Gómez
“El país de la sonrisa” era el lema que publicitaba a El Salvador como sede de Miss Universo, el concurso de belleza más esperado en el mundo. Los preparativos no se hicieron esperar. El gobierno ordenó desalojar ventas en las calles y anunció la colocación de semáforos de última tecnología. Con estas acciones, el régimen buscó esconder bajo la alfombra todo un contexto político social que mantenía a la población en sosiego, con hechos que iban desde elecciones fraudulentas, represión militar, violaciones a derechos humanos, secuestro de empresarios, atentados, el asesinato de Roque Dalton y una masacre estudiantil. Este era El Salvador de 1975.
De acuerdo a Mirna Perla, abogada, graduada de la Universidad de El Salvador y sobreviviente de la masacre estudiantil de 1975, el evento de Miss Universo, que se celebró el 19 de julio de ese año, tenía dos objetivos: primero, ocultar a través de un concurso de altura mundial toda la injusticia estructural, la dictadura militar y presentar a El Salvador como un país totalmente democrático; segundo, impulsar una salida económica a la crisis que la oligarquía salvadoreña tenía en ese momento y concentrar más dinero en los recursos del Estado.
Perla fue integrante del movimiento estudiantil FUERZA y parte de la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (AGEUS), quienes encabezaron la marcha del 30 de julio de 1975. “la realizamos porque en Santa Ana, nuevamente el régimen de Molina interviene el Centro Universitario de Occidente y ahí desbaratan toda la preparación que se estaba haciendo para poder sacar el desfile bufo en Santa Ana”.
La intervención militar al Centro Universitario de Occidente interrumpió el desfile bufo el 25 de julio, cerrando las instalaciones. En ese entonces, el presidente de la República, Arturo Armando Molina, y otros funcionarios del Estado, mantenían una campaña constante contra la universidad, acusándolos de “comunistas” y de ser un semillero para los grupos guerrilleros que surgieron en la época.
“Su desfile bufo lo habían centrado en hacer una crítica creativa y artística sobre el concurso Miss Universo, que estaba organizando el gobierno de Molina” narra Mirna Perla.
El desfile bufo fue una acción de crítica social y una oportunidad de demostrar el descontento con el régimen militar y el gasto de fondos públicos con el concurso Miss Universo, mediante el uso de la sátira de personajes del gobierno de turno. Las y los estudiantes buscaron aprovechar las fiestas patronales de Santa Ana para salir a las calles el 26 de julio. militar contra el desfile, el ataque a la autonomía universitaria y la represión fuerte a la población, representantes de AGEUS organizaron la marcha para el 30 de julio. “El Ministro de Defensa públicamente nos amenazó que no deberíamos de salir, que si salíamos a la calle, nos ateníamos a las últimas consecuencias; nosotros dijimos, bueno, vamos a salir porque el derecho a la libertad de expresión y de movilización no nos lo pueden quitar” recuerda Mirna.
Ese día se reunieron más de 2 mil estudiantes de la UES y de bachillerato, acompañaron docentes y trabajadores. La marcha salió del portón de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la universidad ubicada en la actual avenida Don Bosco. Las y los estudiantes llegaron al desnivel de la 25 avenida norte y en la calle que ahora se conoce como Alameda Juan Pablo II, cerca del Hospital Rosales, donde fueron acorralados por la Fuerza Armada, Fuerza Aérea, Policía Nacional, Policía de Hacienda y Guardia Nacional. Al recibir los disparos y gases lacrimógenos, las y los estudiantes empezaron a refugiarse y alejarse del lugar lo más rápido posible, el operativo duró aproximadamente 15 minutos, en la que hirieron, asesinaron y desaparecieron a compañeras y compañeros de la marcha.
“No sabemos cuánto fueron a los que llevaron, lo que sí sabemos es que en la marcha iban varios compañeros que ya no los encontramos nunca, tienen la calidad de desaparecidos” señala Mirna Perla.
En 2020, las autoridades de la Universidad de El Salvador presentaron un aviso a la Fiscalía General de la República con más de 60 casos sobre el 30 de julio de 1975. Sin embargo, el número de víctimas es indefinido, ya que después del operativo, los mismos cuerpos militares levantaron los cuerpos ya fallecidos y se llevaron a las personas que estaban heridas. Las autoridades ocultaron lo ocurrido en la masacre, tanto en los medios de comunicación como en las investigaciones que le competía realizar al sistema de justicia. “Nunca se ha hecho justicia; todos los crímenes están en la impunidad”, afirma Mirna.
El año 1975, se recuerda con dolor por la masacre estudiantil del 30 de julio, una realidad dispareja al lema: “El Salvador, El País de la Sonrisa”.
Este 18 de noviembre de 2023, nuevamente El Salvador resaltará mundialmente con el concurso de Miss Universo. Mirna Perla, afirma que el contexto de este evento no está muy alejado a la realidad de hace 48 años, ya que El Salvador enfrenta una crisis económica, alimentaria, de educación y se utiliza la propaganda y a la Fuerza Armada como aparato represivo.
También trata de ocultar esta realidad, la injusticia social que vive la población salvadoreña a través de medidas represivas como el Régimen de Excepción. Este Concurso de Miss Universo es un intento de proyectar a nivel externo la imagen de un gobierno excelente y que es un país de oportunidades.
Mirna Perla describió y comparó a los dos mandatarios, al Coronel Molina en 1975 y a Nayib Bukele en este 2023, lo que resultó el siguiente cuadro:
A pesar de todos los esfuerzos de ocultar y silenciar los hechos que ocurrieron en el año 1975, las organizaciones sociales estudiantiles y sobrevivientes mantienen viva la memoria de la lucha estudiantil que resistieron a la dictadura militar. La memoria histórica permite visualizar los acontecimientos del pasado y del presente, para que futuras generaciones conozcan el papel fundamental de la población que ha resistido y se ha defendido a las invasiones, saqueos y violaciones a los derechos humanos.
“Nuestra historia es importante para retomar la energía en la lucha de nuestra gente, de nuestras mujeres, de nuestros hombres heroicos y heroicas para poderse defender” afirma Mirna Perla con esperanza a que la población no permitirá la consolidación de una nueva dictadura.