La Sustancia y el terror del cuerpo femenino: un análisis de la violencia estética y la gordofobia en el capitalismo, por Katherine García

Por Katherine García

Hace poco fui al cine a ver La Sustancia, una película catalogada como terror gore, un género que usualmente no suelo ver. Sin embargo, la trama y la idea principal lograron atraparme. Si no la has visto, debo advertirte que aquí habrá algunos spoilers, pero si ya la viste, tal vez podamos reflexionar sobre algunos puntos que considero importantes.

En La Sustancia, el envejecimiento para las mujeres o los cuerpos socializados como femeninos se presenta como una amenaza inminente. El tiempo y la edad nos condenan a la “caducidad”, y esto se ve reforzado por un contexto social que no solo margina a las mujeres mayores, sino que también les impone estándares estéticos inalcanzables. 

El estucio “La creencia en el sexo como poder y la salud mental de las mujeres: los roles mediadores de la autoobjetivación y la subjetividad sexual”, publicado en Sex Roles, revela que el 63% de las mujeres sienten que su valor está ligado a su apariencia, lo que resulta en altos niveles de ansiedad y baja autoestima. La presión por mantener una juventud eterna lleva a muchas a participar en rituales de belleza extremos, lo que se ha denominado violencia estética.

Los cuerpos femeninos han sido siempre considerados bienes de consumo, y al igual que cualquier otro producto, tienen una “fecha de expiración”. Según el estudio “Creencia en el sexo como poder y la salud mental de las mujeres: los roles mediadores de la autoobjetivación y la subjetividad sexual” de la  American Psychological Association, la gordofobia y la discriminación contra los cuerpos que no cumplen con el ideal de delgadez contribuyen a un ambiente hostil que refuerza la autoestima negativa en las mujeres. 

En Media, Culture & Society, se discute cómo los medios alimentan esta cultura de reemplazo al presentar cuerpos delgados y jóvenes como la norma, haciendo que las mujeres sientan que su valía está en riesgo si no se ajustan a estos estándares.

La creencia de que “la belleza duele” es una noción profundamente arraigada en nuestra cultura. La Sustancia lo refleja de manera grotesca, mostrando cómo las mujeres están dispuestas a sufrir y destruir sus cuerpos para mantener una apariencia juvenil.

Según un estudio de la Revista Panamericana de Salud Pública “Porcentaje de operaciones de estética y cosmética por país en 2022. Statista”,  el 80% de las mujeres han considerado someterse a una cirugía estética, mientras que el 70% admite haber utilizado productos de belleza que pueden ser perjudiciales para la salud. Este sufrimiento toma forma en miles de operaciones, ácidos de skincare y una necesidad constante de destacar para ser elegidas. Lo que parece ser un terror ficticio es, en realidad, un reflejo de la tortura que muchas mujeres viven cotidianamente para cumplir con expectativas sociales imposibles.

La Sustancia no es solo una película de terror; es un espejo que nos enfrenta a las realidades de la violencia estética que las mujeres enfrentan en una sociedad capitalista. La presión por cumplir con un ideal de belleza puede llevar a la autodestrucción física y emocional.

En lugar de liberarnos, el capitalismo y sus estándares de belleza nos atrapan en un ciclo de consumo que amenaza nuestra salud y bienestar. La verdadera sustancia de este terror radica en el costo que pagamos por intentar encajar en un molde que nos ha sido impuesto.