¿Psicología y realidad virtual? Esta fue una de las ideas que llevó a Kathy Trejo y Gabriel Vásquez a fusionar psicología, arte, tecnología y otras herramientas para ofrecer un enfoque terapéutico innovador y accesible. Ambos reflexionan en esta entrevista sobre la importancia de la salud mental como la base de la estabilidad de todas las personas y de la sociedad.
Esta conversación con Revista La Brújula forma parte de nuestro especial dedicado al Día Mundial de la Salud Mental, en el cual te presentamos cuatro experiencias e iniciativas que buscan abordar y mejorar el bienestar emocional de manera integral.
Por: Fátima Cruz
Kathy Psicología nace hace 5 años. Sus fundadores Kathya Trejo, psicóloga, y Gabriel Vásquez, ilustrador, fusionan la psicología con el arte para ofrecer un enfoque terapéutico innovador y accesible. Desde sus inicios, la clínica ha desarrollado recursos creativos como «1, 2, 3 mis emociones», un juego que facilita la expresión emocional y espacios de 15 Minutos de Catarsis en el Parque Cúscatlan.
Han integrado nuevas tecnologías como la realidad virtual en las terapias, posicionándose en el uso de arteterapia y terapias tecnológicas. En esta entrevista comparten sus experiencias sobre la importancia de la salud mental y explican cómo este tema impacta tanto en la vida cotidiana como en el bienestar de las presentes y nuevas generaciones.
¿Por qué consideran importante hablar de salud mental?
Kathya: Creo que la salud mental es la base para que una persona pueda estar estable en todos los niveles de su vida. Puedes tener estabilidad económica y social, pero si no tienes estabilidad mental poco a poco todo se va deteriorando. Muchas enfermedades físicas tienen un trasfondo mental. Si la mente no está bien, el cuerpo tampoco lo está. Por eso es fundamental que las personas entiendan la importancia de cuidar su salud mental para tener una población saludable en todos los sentidos.
Gabriel: es un tema complejo porque la salud mental es intangible. Si te duele algo físicamente sabes que debes ir al médico. Pero cuando sientes tristeza o ansiedad muchas veces se minimiza. La gente tiende a pensar que es algo pasajero o que se resuelve solo pensando en positivo. Como sociedad estamos muy acostumbrados a tratar los síntomas y no a investigar de dónde provienen. Es un proceso largo que requiere constancia y reflexión, y no todos están dispuestos a pasar por eso.
¿Por qué creen que la sociedad reprime tanto las emociones?
Kathya: Desde pequeños nos enseñan a reprimir nuestras emociones con frases como «te voy a dar una razón para que llores» o «¿por qué lloras? ¿por qué te enojas?». Esta represión emocional se acumula y, con el tiempo, genera una población iracunda, poco empática. La acumulación de emociones no expresadas afecta profundamente. Hay una frase que dice: «Es mejor construir niños sanos que reparar adultos rotos». Si cuidamos la salud mental desde la infancia, creamos generaciones más felices y estables.
Tras compartimos lo anterior, ¿cómo nació en ustedes la motivación para trabajar en temas de salud mental?
Kathya: En mi caso, fue una reflexión personal. Yo también tuve que hacer mi propio proceso. Como todos, fui una niña herida y me di cuenta de lo importante que era trabajar en mí misma antes de proyectar esas heridas en mis relaciones. Este proceso empezó antes de cursar mi carrera como psicóloga y se fue fortaleciendo a lo largo de ella. Me gustó tanto trabajar en mí misma que quise llevarlo a los demás. Es algo que sigo haciendo. La vida nos pone retos constantemente y sin las herramientas adecuadas podemos terminar dañando a otros.
Gabriel: Inicialmente estudié Ingeniería Civil y trabajé en ello un tiempo, pero siempre tuve una inquietud por el arte. Me gustaba dibujar, crear y cuando finalmente decidí seguir ese camino, fue un proceso de autodescubrimiento. Empecé a compartir mis ilustraciones y fue sorprendente cómo la gente se conectaba emocionalmente con lo que hacía. Mis ilustraciones se convirtieron en una forma de expresar y sanar, tanto para mí como para los demás.
Kathya: En la clínica trabajamos mucho con niños, adolescentes y jóvenes adultos. Es una población joven y sentimos que es ahí donde podemos hacer una diferencia significativa. Si logramos que las nuevas generaciones entiendan la importancia de la salud mental, podemos romper ciclos de trauma y construir cadenas de sanación. Al final, esto no solo beneficia al individuo sino también a la sociedad.
Gabriel: Es muy gratificante cuando en los talleres la gente se identifica con lo que hago. Mis ilustraciones son una forma de catarsis y el hecho de que otras personas conecten con ellas significa que están pasando por procesos similares. A veces lo que imaginamos o sentimos tiene un impacto más grande de lo que creemos y ver que mis creaciones ayudan a otros es algo increíble.
¿Cuáles son los obstáculos principales que han identificado para trabajar el tema de la salud mental?
Kathya: Creo que el estigma es uno de los principales obstáculos. Muchas veces, las personas asocian ir a terapia con “estar loco” o sienten vergüenza de decir que van a terapia, como si fuera algo malo. Esto lo vemos mucho cuando llegan jóvenes a la clínica, pero detrás de ellos hay padres que traen ese estigma. Algo parecido pasa cuando trabajamos con la parte psiquiátrica: hay una resistencia a la idea de ser referidos a un psiquiatra, como si fuera una señal de algo más grave.
Además, la exposición constante a tanta información y estímulos nuevos en la sociedad hace que los trastornos mentales sean más complejos y que las problemáticas se intensifiquen. Esto nos exige una actualización constante como profesionales. La teoría puede decir una cosa, pero en la práctica los síntomas se manifiestan de maneras muy distintas. Nos toca innovar y adaptarnos, lo cual es un reto constante.
Gabriel: Para mí, otro gran obstáculo que es la forma en que a veces las redes sociales simplifican o incluso romantizan los problemas de salud mental. Las personas leen algo en internet, ven un video y piensan que con un par de consejos ya pueden solucionar sus problemas, pero esto muchas veces no es suficiente.
Además, El tema de la religión a veces entra en conflicto con la salud mental. Aunque la fe es una herramienta valiosa y significativa, puede generar tensiones cuando se abordan temas delicados en terapia. Algunas personas no están abiertas a hablar de ciertos aspectos porque creen que contradicen sus creencias religiosas, lo que dificulta el proceso.
Kathya: En ocasiones, la religión puede generar tensiones al abordar la salud mental, especialmente cuando las creencias religiosas se toman de manera extrema. Por ejemplo, durante una actividad en el Parque Cuscatlan a la que llamamos “15 minutos de catarsis”, una persona evangélica me dijo que «Dios es la respuesta a todo». La fe es valiosa. El desafío radica en cómo conciliar la fe con la realidad de ciertos problemas, como los casos de violencia en el matrimonio, donde las personas pueden sentirse atrapadas por creencias que priorizan salvar el matrimonio a cualquier costo, incluso a costa de su bienestar personal.
Otra dificultad que enfrentamos es el machismo, que limita a los hombres a buscar ayuda psicológica, ya que se asocia con debilidad. La mayoría de nuestros pacientes son mujeres, lo que refleja esta barrera. A pesar de los esfuerzos para hacer que la salud mental sea accesible para todos, muchos hombres prefieren no externalizar sus problemas, lo que aumenta su vulnerabilidad y, en algunos casos, el riesgo de suicidio. Estos obstáculos son palpables y muestran la necesidad de seguir rompiendo estigmas tanto en temas religiosos como de género.
Con todos estos obstáculos que mencionan, ¿cómo responde su clínica ante estas problemáticas?
Kathya: Creo que lo que nos caracteriza como clínica es la creatividad y la innovación. Nos alejamos un poco de la rigidez y las normas tradicionales de lo que debe ser una terapia. Tratamos de hacerlo más accesible. Por ejemplo, hemos llevado la salud mental al aire libre, lo cual a algunos les puede parecer inusual porque no es un ambiente cerrado y controlado. Pero, es necesario buscar nuevas formas de llegar a la gente, aunque a veces nos salgamos un poquito de lo que está establecido.
También, nos enfocamos en humanizar la terapia. Rompemos esos estigmas de lo que se supone que debe ser una sesión. A veces damos un abrazo si el paciente lo necesita, o si un paciente me pide descansar porque está abrumado, le permito dormir unos minutos durante la sesión. Esas acciones pueden marcar una gran diferencia. Es importante adaptarnos y que el paciente se sienta en un espacio seguro y flexible.
Gabriel: En mi caso, lo veo desde la parte creativa. La ilustración y la creatividad son herramientas que usamos para conectar con las emociones. A través de los colores, las formas y las imágenes podemos expresar cosas que a veces las palabras no logran. Cuando dibujo algo relacionado con lo que siento, es como un desahogo, una forma de procesar mis emociones. Y lo bonito es que cuando las personas ven esas ilustraciones, muchas veces se identifican con ellas, como si estuvieran viendo una parte de sí mismas. Eso también lo hemos trasladado a las actividades de la clínica, combinando la teoría psicológica con la parte visual y creativa para hacer más accesible el trabajo con las emociones.
Gabriel, ¿cómo ha sido tu experiencia de combinar la ilustración con la salud mental?
Gabriel: Para mí, es una manera de procesar lo que siento. Cuando viví el duelo por la muerte de mi hermano fue una experiencia emocional muy fuerte. La ilustración me permitió drenar esos sentimientos, darles forma y expresarlos de una manera que, aunque no hablaba con nadie directamente, me ayudaba a sanar. Al convertir las emociones en personajes, formas y colores, otros también pueden conectar con esas emociones.
Trabajar junto a Kathya y con el equipo de psicólogas y psicólogos ha sido un aprendizaje constante. Muchas veces, me siento con una idea que nace de lo que estoy sintiendo y luego Kathya identifica una base teórica, para que eso pueda transformarse en un recurso para la terapia.
Kathya: Gabriel ha aprendido mucho de psicología trabajando aquí y hemos logrado fusionar de manera muy creativa ambas disciplinas. Su capacidad para traducir emociones en imágenes y mi formación psicológica han dado lugar a herramientas visuales que aplicamos en la terapia, como libros o cartas que usamos en las sesiones. Además, la realidad virtual nos ha permitido innovar aún más. Es importante recalcar que todo lo que hacemos tiene una base teórica y está respaldado por la ciencia, pero buscamos que estas herramientas sean accesibles y se adapten a las necesidades actuales de los pacientes.
Después de cinco años trabajando en la clínica, ¿qué han aprendido sobre la salud mental y la manera en que pueden contribuir a mejorar el acceso a ella?
Kathya: Hemos aprendido que la salud mental no debe ser rígida ni intimidante. A veces, los psicólogos somos muy estructurados, pero hemos visto que la flexibilidad y la creatividad son clave para llegar a las personas. Salud mental no tiene que ser solo algo que sucede dentro de cuatro paredes. Podemos llevarla al parque, podemos usar herramientas visuales, podemos ser más humanos en nuestra interacción con los pacientes. Es un trabajo constante de innovación y adaptación, pero creemos que esta es la manera de romper con los estigmas y hacer que más personas se sientan cómodas buscando ayuda.
Gabriel: En mi caso, he aprendido que la creatividad puede ser una vía poderosa para sanar. Las emociones son universales, y cuando las expresamos a través del arte, creamos conexiones profundas con los demás. Esto ha sido muy valioso para mí, y espero seguir creando más recursos que ayuden a las personas a expresar y entender lo que sienten.
¿Qué experiencias les han marcado al trabajar con temas de salud mental en espacios comunitarios?
Kathya: Una de las experiencias que más me ha marcado fue en una actividad en Rosario de Mora, donde atendimos a 20 mujeres con historias muy duras. Escuchar relatos de violencia, pobreza y abuso fue un impacto enorme para mí. Aunque no puedo comparar el dolor de estas personas con el que veo en la clínica, trabajar con esta población me ha hecho valorar más nuestro enfoque social.
Mi sueño es llevar jornadas de salud mental a gran escala, pero para eso necesitamos el apoyo de organizaciones o empresas, porque este trabajo tiene costos que absorbemos personalmente. Aun así, ver el impacto que generamos en personas que no tienen acceso a terapia es muy gratificante y quiero seguir ampliando ese alcance.
Gabriel: Para mí, acompañar a las personas en estos espacios comunitarios significa conectar y compartir. Ver cómo las personas llegan, se abren, se emocionan y luego se van con una sonrisa o incluso después de soltar algunas lágrimas, es una experiencia muy poderosa. Te hace ser consciente de que no estás luchando solo. La gente siempre dice cómo voy a darte lo poco que tengo, pero a veces pienso que se tiene mucho. Yo creo que tengo mucho para dar.
El poder de compartir, conectar y abrirse a los demás es invaluable. Ver cómo las personas llegan, se abren, ríen, lloran y se despiden con un abrazo refleja el impacto positivo de estas interacciones, donde compartir y conectar son actos de generosidad y empatía.
Kathya: Tengo una frase que es: sanar sanando, porque yo también siento que estoy sano a través de mis pacientes y ellos a través de mí.
¿Qué significa para ustedes acompañar a otras personas en su salud mental?
Kathya: Acompañar es validar el dolor y las emociones de las personas, sin juzgar. He aprendido que no se puede medir el sufrimiento de los demás, porque el dolor depende de cómo lo viva cada persona. Lo importante es estar ahí, acompañar el proceso y ver cómo las personas transforman su dolor en resiliencia.
Es un privilegio ver ese cambio en personas que han sufrido, como aquellas que han vivido abusos y logran romper con patrones de violencia. Para mí, acompañar es caminar al lado de la persona y ofrecerle herramientas para que ella misma logre sanar. Esto es un trabajo 50 y 50, pongo mi parte pero el paciente tiene que hacer la suya, es una combinación para ver esa transición del dolor a la resiliencia.
Gabriel: Acompañar significa conectar profundamente con el dolor y la vulnerabilidad del otro. Creo que todos tenemos mucho que dar y el proceso de compartir y empatizar con el sufrimiento de los demás también nos sana a nosotros. Es una experiencia de crecimiento mutuo, y eso me hace apreciar más el valor de la compañía y el apoyo en momentos difíciles.
¿Cómo creen que se debería mejorar el acceso a la salud mental?
Kathya: Las clínicas privadas son importantes pero necesitamos que más personas tengan acceso a la salud mental. Creo que es esencial que las personas paguen algo por la terapia, aunque sea simbólico, porque eso las responsabiliza de su proceso. Sin embargo, también necesitamos apoyo de organizaciones y empresas que puedan financiar este tipo de iniciativas. El acceso a la salud mental no debería depender del nivel económico de la persona y sería ideal que se asignaran fondos públicos para esto, como se hace con la educación o la salud física.
Gabriel: Creo que es importante crear espacios donde la gente pueda acceder a apoyo emocional, incluso si no es terapia continua. Jornadas de salud mental en las comunidades pueden ofrecer ese desahogo necesario para quienes no pueden pagar sesiones regulares. Pero necesitamos patrocinio para llevar estas iniciativas a más lugares y ayudar a más personas. Al final, es cuestión de que haya una mayor conciencia sobre la importancia de la salud mental y se destinen recursos para ello.
¿Qué mensaje les gustaría dejar a quienes están pensando en buscar ayuda para su salud mental?
Kathya: Es normal tener miedo de ir a terapia, enfrentarse a los propios traumas y emociones puede dar pánico, pero es un miedo que vale la pena superar. El proceso terapéutico transforma el dolor en algo muy valioso, en resiliencia. Como paciente, puedo decir que atravesar ese miedo te hace descubrir lo fuerte y valiente que eres, y los regalos que obtenemos de esa transformación son enormes.
Gabriel: El primer paso siempre es el más difícil, pero una vez que lo das, te das cuenta de que no estás solo. Al compartir tu dolor y conectarte con otros, te das cuenta de que es posible salir adelante. Hay salida y es posible sanar con el apoyo adecuado.
Kathy Psicología también se enfoca en crear conciencia sobre la importancia de la salud mental en la comunidad. Contactos a través de redes sociales o por WhatsApp al número 7888 8417