Chalchuapa la fosa Sin-Vergüenza en El Salvador

Por Keyla Cáceres

La fosa clandestina de Chalchuapa fue encontrada en mayo del 2021 gracias a  Cristina Palomo Lima, de 26 años; ella fue una de las últimas víctimas de Hugo Osorio, un ex agente de la Policía Nacional Civil de El Salvador con antecedentes judiciales. Cristina Junto a su madre, Mirna y su hermano Alexis fueron los últimos que murieron a manos de un asesino y feminicida que escondía más de 30 cadáveres en su vivienda. 

Como si este hecho no fuera suficiente para las autoridades de seguridad, en un acto desesperado por ocultar más los cadáveres que daban evidencia sobre sus planes de seguridad que  no funcionaban, decidieron culpabilizar a las familias y a las madres en particular por no estar pendiente de sus hijas, culpabilizándolas en un país donde  los últimos años de gobierno las mujeres y niñas han sido las poblaciones más vulnerables a ser víctimas de desaparecimiento por un ciclo de violencia de género. En los últimos 8 años habrían desaparecido 10.144 mujeres según datos del Observatorio Universitario de Derechos Humanos.

Rita Segato ha teorizado sobre  hombres como Hugo Osorio, quien podría estar gozando de lo que ella nombra como “un accionar para-estatal” donde el Estado le permite operar bajo la sombra de las instituciones que suponen están para servir y proteger a la población en general. Osorio era una persona peligrosa desde hace más de una década. Fue expulsado de la PNC en el 2012 por intentar raptar a una menor de edad en un centro comercial. Los mismos agentes de la PNC que tomaron las llamadas del 911 ese día de mayo del 2021, buscaban evadir la responsabilidad y no le dieron la importancia a las denuncias de los vecinos que escucharon los gritos de Cristina, dejando como evidencia los 70 minutos que tardaron para presentarse al lugar de los hechos. 

En los últimos días conocimos la absolución de 9 de las personas “vinculadas” a Hugo Osorio; según constan en las actas de la PNC filtrada a los medios comunicación, estas personas fueron capturadas de manera aleatoria acusadas por delitos no vinculados al caso Chalchuapa y posteriormente fueron acusadas por el testigo criteriado de la Fiscalía General de la República, curiosamente ese testigo es Osorio. Esta condición de testigo criteriado también llama la atención. Luego de un par de procesos, a estas personas señaladas por Osorio no se les pudo probar delito, no tiene la FGR ninguna prueba contundente para que una jueza emita una condena. Las preguntas clave en este momento del caso son ¿Quién protege a Osorio? y ¿A quién protege Osorio?

Graciela Sagastume, declaró en el 2021 que la mayoría de los casos eran feminicidios y que “absolutamente todas” las víctimas fueron agredidas de forma sexual y el propio Osorio explicó que su forma de elegirlas, principalmente, radicaba en que fueran mujeres y niñas pobres a quienes atraía con la promesa de trabajos y ayuda para viajar de forma ilegal a Estados Unidos.

Hasta febrero del 2022 se reportaban 51 fosas clandestinas, sin embargo la FGR y la PNC decidieron hacer mal su trabajo y como dice Rita Segato “perpetuar la pedagogía de la crueldad”; desde la narrativa oficialista ahora han tratado de hacerle ver a la población que es culpa de la jueza no obtener justicia al liberar a los acusados de ser cómplices de Osorio, pero lo que ha quedado claro es que a este Gobierno y a las personas que son operadoras de justicia no les ha interesado encontrar justicia para las víctimas, se han manejado diferentes cifras pero no olvidemos que cada vida importa, que si fueron 30, 47 o 15 este país guardó silencio con las víctimas que se encuentran enterradas en Chalchuapa, la finca Limón, la finca Suiza, Vista Lago y todas aquellas que han desaparecido y han sido víctimas de feminicidios. 

Chalchuapa es el reflejo de cómo este gobierno ha tratado de ocultar, silenciar y naturalizar la violencia contra las mujeres y niñas, principalmente niñas y mujeres pobres, marginadas, de zonas vulneradas por el sistema, porque las fosas están llenas de sus nombres y sus familias que las buscan porque no se visibilizan, ni se contabilizan en esos más de 365 días sin homicidios que lleva publicando la voz oficial de este gobierno desde que se instaló el régimen de excepción, régimen que no solo se ha convertido en la norma para la violación de derechos humanos sino también en la puerta abierta a la impunidad y el silencio patriarcal.

Este silencio no es muy difícil de descifrar, El Salvador es un país feminicida que esconde en las autoridades, los políticos, los asesores, directores y el mismo presidente de la República la misoginia de sus acciones y sus políticas; las mujeres y niñas salvadoreñas no somos vidas que importamos, no vale la pena contabilizarnos. Las políticas que son para prevenir que nos sigan matando, violando, desapareciendo, acosando y agrediendo por ser mujeres no son la prioridad para recibir presupuesto justo.

El Gabinete de Seguridad ha dicho que hoy el sistema judicial no tiene incumplimiento en los tiempos de condena o impunidad, sin embargo la madre de Fernanda Nájera sigue esperando justicia por su hija desde el 2019 por el caso de feminicidio. Nosotras y las personas marginadas históricamente no somos la población a la que este Gobierno, como en los anteriores, nos van a destinar los recursos necesarios para salvaguardar nuestra vida. 

Finalmente, al recordar el origen de este feminicida y sus cómplices, no hay que olvidar una consigna muy trillada, pero que aplica con mucha evidencia: “No me cuida la policía, me cuidan mis amigas”. Después de 13 meses bajo el régimen de excepción está más que claro que solo las redes de apoyo de las mujeres y niñas son capaces de cuidarnos de las violencias que se sostienen de la impunidad; la PNC y la FAES se suman a los enemigos históricos de las mujeres, no solo nos matan las pandillas, familiares, amigos, civiles, Chalchuapa demostró que también nos mata y nos viola la PNC. 

Hoy más que nunca sigamos gritando fuerte y claro que Chalchuapa es una vergüenza para el Estado salvadoreño. Que nuestra voz sea más fuerte que las mentiras que el Gobierno difunde en redes sociales.  Porque no pueden celebrar 0 homicidios cuando en este país se han asesinado y enterrado en una fosa de Chalchuapa a decenas de niñas y mujeres. ¡Nosotras no nos callaremos!

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