Nicaragua: femicidio de niñas y adolescentes

Foto/Cortesía ITA

Por Periodistas Feministas Nicas

La violencia contra las mujeres es una violación de los derechos humanos. Es un problema social, un problema de salud pública y un obstáculo al desarrollo económico de los países. Todas las mujeres, de todas las nacionalidades, etnias, culturas, credo religioso, clase económica, identidad sexo-afectiva y edades: tenemos derecho a vivir vidas libres de violencia.

En 2010, la investigadora méxicana Julia Monárrez, propuso la necesidad de nombrar los femicidios infantiles, definidos como “el asesinato de niñas en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder que les otorga su situación adulta sobre la minoría de edad de la niña”.

Entre enero de 2019 y el 15 de septiembre de 2022, organizaciones feministas de Nicaragua han documentado 34 casos de femicidio infantil: 13 niñas entre 1 y 12 años; y 21 adolescentes entre 13 y 17 años. Sólo en 2022 se reportan 10 casos, identificándose un grave aumento en la incidencia anual.

El caso más reciente de las hermanitas en Ciudad Belén, Managua ha conmocionado al país. Desaparecidas desde la noche del 2 de septiembre, M.U e I.U de 10 y 7 años respectivamente fueron encontradas en un predio baldío tres días después, envueltas en un colchón. Sacadas de su casa con engaños, fueron asesinadas por tres vecinos jóvenes; siendo uno de ellos menor de edad.

Algo muy similar ocurrió en el caso de las hermanitas R.M., de 10 años y L.Y. de 12 años fueron asesinadas el 12 de septiembre de 2020 en Mulukukú, Región Autónoma del Caribe Norte. Estaban buscando cangrejos en un río cercano a su casa, cuando fueron secuestradas y asesinadas por Rosario Soza: un hombre de 33 años, amigo de la familia.

En 2020 la Organización Panamericana de la Salud reportaba que el 58% de las niñas y los niños en América Latina sufrieron abuso físico, sexual o emocional en el último año. Estas violencias afectan y limitan el desarrollo de sus vidas de manera integral, digna y con la posibilidad de ejercer plenamente sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.

I.M. tenía 17 años y estaba en su primer año de la carrera de Administración de Empresas cuando fue asesinada por su padre. El 10 de mayo de 2021, Bismarck Carvajal secuestró, violó y asesinó a su hija, cuando ella le reclamó por el abuso que ella y su hermana menor sufrían.  Su cuerpo fue encontrado un basurero de Managua con claras señales de violencia sexual.

Volviendo a las estadísticas sobre la prevalencia de los femicidios: 7 de las adolescentes fueron asesinadas por sus novios o parejas, hombres mayores que ellas. Y resulta importante destacar que estos también son casos de uniones infantiles tempranas y forzadas; ya que implican una relación desigual de poder. 

Plan Internacional Nicaragua refleja que, en Nicaragua, 3 de cada 5 niñas y adolescentes en uniones infantiles, tempranas y forzadas son víctimas de violencia; 2 de cada 3 ha normalizado la violencia de pareja y 1 de cada 4 reconoce que su pareja restringe sus relaciones sociales.

I.J. tenía 15 años y estaba en cuarto año de secundaria. Vivía con sus abuelos y hermanos menores en Quilalí, ya que su madre había emigrado a España para mejorar las condiciones de vida de la familia. El 9 de abril de 2021 fue asesinada por su ex novio, Oscár Cornejo de 25 años; quién después del crimen se suicidó. Tras su muerte, la familia encontró una copia de una denuncia policial que I.J. había interpuesto contra el femicida. de I.J. “Ella no lo buscó, ella no lo merecía y tampoco fue ella la culpable” publicó en redes sociales una familiar.

La abogada e investigadora méxicana Sofía Cobo Téllez afirma que “es necesario visibilizar la gravedad del fenómeno e investigar este tipo de delitos desde una perspectiva de género, de niñez y adolescencia, a fin de diseñar políticas públicas orientadas a prevenirlo y, en su caso, castigarlo con el rigor requerido”.

La propuesta e invitación de volver la mirada hacia las violencias letales contra niñas y adolescentes, busca visibilizar las múltiples discriminaciones y vulnerabilidades que estas enfrentan por el hecho de ser mujeres.

¡Las niñas y adolescentes tienen derecho a una vida libre de violencias!

¡Las niñas no se tocan, no se violan, no se matan!