El impacto más profundo, asegura Miriam, es para las madres de las personas desaparecidas. Asegura que sobreviven “de milagro”, ya que las consecuencias en su salud física, emocional y en su situación económica, son muchas. “Nosotras no dormimos, no comemos, dejamos de comprar nuestras cosas por invertir en algún documento, fotografías, cosas que preparamos para cualquier evento o conmemoración. Nuestros recursos económicos se ven afectados y lo que ganamos lo invertimos en saldo para los teléfonos, para pasajes, taxis. Cuando yo me encuentro con otras madres, veo que ellas están en la misma condición”, comentó.
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