Las Hijas de Safo: siete años construyendo desde la rebeldía y la sanación

La colectiva lesbofeminista Las Hijas de Safo surge en marzo del año 2014, conformada por mujeres jóvenes quienes asumen el lesbianismo como una apuesta política y que buscan “crear espacios para fortalecer su autonomía, con la principal reivindicación de la libertad de decidir sobre sus: cuerpos, vidas, sexualidades y placeres”, estudio “Historias de vidas de Mujeres lesbianas”. 

A partir del acercamiento con la organización Mujeres por la Dignidad y la Vida (Las Dignas) y la participación en encuentros de mujeres lesbianas y procesos de formación en el feminismo comienzan a cuestionar la heterosexualidad como régimen político. Es en ese momento que el feminismo incide en su vida y se encuentran con María Teresa Trejo, quien las anima a crear un espacio lésbico feminista. 

Yanileth Mejía, una de las fundadoras, junto a otras mujeres forman la colectiva Las Hijas de Safo y desde el 2013 comienzan a reunirse para reflexionar, cuestionarse. Eligen el nombre de Las Hijas de Safo como homenaje a Safo de Mitilene, poetiza griega, al ser la referencia más cercana de la historia occidental la consideran “una gran artista, una mujer impresionante y una forma para que su legado persista”.

En ese momento surge “no tanto con la idea de visibilizar a las lesbianas, sino más bien con la idea de ser un espacio de cuestionamiento de la heterosexualidad obligatoria, del orden patriarcal y del capitalismo y formación lesbofeminista”, recalca la investigación “Las GUARDIANAS de la MEMORIA de Cuzcatlán” de Ana María Martínez Santamaría.

Sin embargo, una de las apuestas de la colectiva ha sido la autocrítica, el cuestionamiento del sistema, de las que cosas que les atraviesan como mujeres lesbianas. Además de la formación propia, lo que las llevó a nombrarse directamente como un espacio lesbofeminista.

“Hemos sido autodidactas, esa es una de nuestras apuestas, formarnos. En ese momento sabíamos que el feminismo nos llenaba y aunque en un inicio no nos nombrábamos lesbofeministas, tenía la claridad que en esa sintonía de ser autodidacta y autocrítica íbamos a llegar ahí y fue casi inmediato que sucedió”, expresa Yanileth.

Ese fue el primer reto de Las Hijas de Safo la creación de un espacio para conversar pues algunas no lo tenían o no militaban en colectivas. En ese proceso también identificaron la necesidad de la organización para poder incidir. Es así como han acogido a diversas mujeres quienes han contribuido al crecimiento de la misma colectiva. Mujeres de diversos pensamientos, cuerpos, formas de expresión pero que coinciden en sus luchas y se acompañan.

“Cualquier momento es bueno para ser lesbiana”. En esta frase es una bandera de lucha donde expresan a las mujeres que cualquiera puede serlo en el momento que lo desee y que ellas las acompañarán, pues las lesbianas son muchas y las han querido invisibilizar.

“Además siempre ha estado el hecho que somos más lesbianas, que existimos, que podemos amar a quien sea, poder estar en cualquier espacio, darnos afectado así como cualquier pareja y cuestionábamos ese tipo de cosas” comenta.

Desde 1992 se forman organizaciones o colectivas de lesbianas como la Media Luna, la Colectiva Lésbica Salvadoreña, Las Desclosetadas, La desobediencia lésbica, entre otras que buscan la visibilidad y el fortalecimiento de su identidad.

Las Hijas de Safo han persistido y resistido, pero sobre todo han construido durante siete años desde una mirada autocrítica, de formación y sanación, visibilizando las necesidades de las lesbianas y desligandose de las agendas neoliberales. En 2020 crean la primera biblioteca lesbofeminista del país llamada “Silvia Matus” que se encuentra en el Centro Cultural Feminista “Casa de Safo”, que comparten junto a otras colectivas.

Construir colectivamente ha sido todo un reto para las lesbianas sobre todo en un país como El Salvador pero son optimistas y siguen aportando desde sus lugares.

Yanileth menciona que uno de los sueños es la articulación del movimiento lesbofeminista en El Salvador, en el Abya Yala, ya que debido a los contextos convulsos están dispersas y es urgente encontrarse con otras y buscar coincidencias para seguir resistiendo. También considera que es necesario descentralizar las actividades de las zonas urbanas “hay que buscar a esas lesbianas que sabemos que están ahí, para sepan que no estamos solas en esas luchas y que nuestros cuerpos importan, que nuestros afectos importan”. Recalca que es necesario resistir desde el arte porque es transformador y resistir desde otros espacios como el fútbol que transgrede.

Dice que es necesario trabajar primero en ellas mismas. “Estamos convencidas que la sanación, el autocuidado es la única guía que tenemos para vencer estos sistemas adversos, estos sistemas de muerte porque unidas somos más fuertes; y que en estas avalanchas que se vienen será mejor encontrarnos en unidad y resistiendo”.