Por Ana Paulino
Como mujer joven el hecho de vivir en una zona rural, se tienen muchas dificultades, siendo una de ellas la movilización a un determinado lugar, por ejemplo, viajar largas distancias en lugares solitarios (cañales y parcelas) para llegar hasta nuestros centros de estudio con el miedo a que alguien pueda agredirnos sexualmente o robarnos por la delincuencia que se vive en nuestro país.
Otra problemática a las que nos enfrentamos es la falta de recursos tecnológicos y económicos, ya que gran parte de mujeres jóvenes que viven en las zonas rurales se ven obligadas a abandonar sus estudios y comenzar a trabajar para poder sobrevivir. La falta de acceso a las tecnologías de la información y la comunicación que es indispensable para esta generación nos hace vulnerables no solo en la educación sino también en el ámbito laboral. Por esta razón muchas mujeres y sobre todo jóvenes deciden emprender el llamado sueño americano.
Asimismo a las mujeres jóvenes rurales se les complica encontrar trabajo por el hecho de vivir en una zona rural, y la carencia de conocimientos sobre nuestros derechos nos hace vulnerables ante la sociedad. Como estudiante la buena alimentación es vital para nuestro desempeño académico, sin embargo, en ocasiones dejamos de alimentarnos para utilizarlos en la educación.
El papel de la mujer rural ha estado completamente invisibilizado, no se ha sabido valorar el esfuerzo y menos todas las situaciones que enfrentamos por ser mujeres y vivir en esta zona.
Todos los aspectos recalcados son algunos de los factores que las mujeres que vivimos en zona rural y que enfrentamos a diario.
Sin embargo, considero que el hecho de ser mujer y vivir en la zona rural es un privilegio, no solo por la naturaleza sino porque es un desafío que hace que como persona nos fijemos metas y objetivos para poder salir adelante. Es un obstáculo sí, pero también es una motivación para seguir con esfuerzo lo que se quiere alcanzar.
Ana Julia Paulino es estudiante de la licenciatura en economía en la Universidad de El Salvador, es mujer rural del departamento de Cuscatlán y vice presidenta de la “Colectiva Luz de Luna”, colectivo de mujeres jóvenes de Cuscatlán.
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