Trabajadoras del hogar desprotegidas durante pandemia COVID-19

Foto/Tomada de Internet

Por Reina Ponce

Sandra Yanira Torres tiene 54 años, desde los 25 se dedica al trabajo doméstico para mantener a sus hijos e hijas. Su madre le ayudaba a cuidar a sus cinco hijos e hijas, mientras ella se iba a las casas a trabajar, pero al fallecer tuvo que pagar el cuido de sus hijas e hijos, también tuvo que cambiar de casa. Ha tenido que alquilar en varios lugares lo que también la ha llevado a trabajar en distintas casas, con diferentes “patronos” como ella misma relata.

Antes que decretaran la emergencia nacional por la pandemia del COVID-19 trabajaba en dos casas por la zona de la Escalón, 2 días en cada una, y ganaba 10 dólares diarios que los ocupaba para las necesidades de su familia.

Sin embargo, el dinero que Sandra ganada durante la semana no era suficiente para suplir las necesidades de su familia o en ocasiones no le pagaban inmediatamente, por lo que tenía que recurrir a otras formas de ingreso como la venta de productos de revista, rollones y mascarillas.

 

La pandemia del COVID-19 agudizó los problemas económicos de Sandra y su familia. La pareja de Sandra que trabajaba reparando zapatos y carteras en el mercado central de San Salvador pero desde la cuarentena ya no pudo movilizarse. Las hijas también perdieron su forma de ingreso, y con las nuevas medidas de restricción a la movilización tampoco pueden salir a vender señala Sandra. 

Sandra expresa su preocupación por no tener seguridad que la contraten de nuevo en las casas que trabajaba, pues tiene gastos que solventar.

 

Actualmente, Sandra alquila una pieza en el Barrio San Esteban en San Salvador donde paga $60 dólares, y donde ahora también, viven con dos sus hijas, nietas y nietos, pues debido a no tener ingresos no podían solventar el alquilar de los lugares donde residían y se tuvieron que mudar con Sandra.

Sandra era el único sustento económico para la familia durante esta crisis por COVID-19, sin embargo la situación como trabajadora del hogar es incierta como la de muchas en el país a quienes las enviaron a sus casas a “descansar” sin salario y  otras fueron despedidas. Al no contar con marcos legales las trabajadoras del hogar quedan desprotegidas.

Ari Román del Sindicato de Trabajadoras Domésticas (SITRADOMES) señala “estamos exigiendo al Ministerio de Trabajo que retome las demandas de las trabajadoras domésticas y que les dé seguimiento, a muchas las han despedido pero no demandan porque no saben o porque simplemente esta institución no está funcionando al 100%”.

Las personas que se dedican a los servicios domésticos representan el 10.6% de la población económicamente activa de acuerdo a la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples de la DIGESTYC de 2018.

Las condiciones en las que laboran las trabajadoras del hogar carecen de garantías de derechos laborales, lo que conlleva a que se den vulneraciones y falta de beneficios como seguro de salud.

 

Angélica Gutiérrez de Las Mélidas considera que el trabajo doméstico debe ser valorado como como los demás trabajos donde se establezcan horas laborales, actividades, días de descanso y salario a pagar.

Ana Cristina Meléndez tiene 34 años y es trabajadora del hogar desde los 10 años. Ana es mamá de dos niñas y un adolescente. Ella trabajaba los siete días de la semana en diferentes casas pero desde marzo pasado se encuentra sin empleo y sin beneficios para su familia.

 

El Salvador no tiene ratificado el Convenio 189 de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) que busca proteger los derechos de las personas que ejercen el trabajo doméstico además de establecer principios para un trabajo digno. “Es importante que el país lo ratifique porque así tiene un marco jurídico para hacer reformas en el Código de trabajo y poder garantizar los derechos laborales del trabajo doméstico” señala Gutiérrez.

Para Ana también considera importante la ratificación del Convenio 189 de la OIT para el reconocimiento de sus derechos.

 

SITRADOMES exige al Ministerio de Trabajo ser garante de los derechos laborales de las trabajadoras domésticas, velar por el pago del salario y dar seguimiento a las demandas de despedido.

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