“Odio, discriminación e Impunidad”

 Fotografía tomada de Internet

Por: Bianca Rodríguez

En El Salvador, vivir y sobrevivir pareciera una película de acción con finales fatales para los protagonistas, que a su vez juegan varios papeles en la misma: son protagonistas, víctimas y culpables de sus mismas muertes;  El Salvador es un país donde ser corrupto, miembro de pandilla o criminal es más fácil que ser una persona LGTBI.

Durante más de 25 años, alrededor de 600 personas LGTBI han muerto de forma brutal, sanguinaria y muy violenta, que generan un aire de terror para quienes casi a diario tienen que enterarse que ayer murió una más o uno más. El papel de los medios de comunicación tampoco ayuda, al parecer le dan a la noticia algo de humor y diversión colocando una foto del cuerpo en un río de sangre y titulan a la obra “muere hombre vestido de mujer” o “muere homosexual travestido” seguido por los comentarios en redes que le acompañan, desde varias carcajadas o frases de felicidad al saber que murió un “maricon más”.

En el 2019 nada cambia, excepto por una regla que se agrega a esta realidad de vivir o morir: más crímenes de odio y altos números de personas LGTBI huyendo en condiciones inhumanas, migrando de forma irregular, sin saber que el trayecto puede ser tan doloroso como esperar morir, en un país que también mata de varias formas, hasta dejarte olvidar por el paso del tiempo.

Desde golpizas mortales, violaciones grupales antes de estrangularte, torturas, heridas profundas con arma blanca, muertes lentas cargadas de agonía y balas que traspasan la piel de cada una de las personas LGTBI  que este año ya no pueden exigir justicia; entre ellas la líder Jade Camila en donde a sus 25 años su vida fue segada,  solo queda  esperar que sus asesinos sigan libres y que la culpa, una vez más se les cargue a ellos por no ser “normales”.

Morir no es solamente caer al suelo con varios signos de violencia. En El Salvador para cada víctima LGTBI existe más de una forma de muerte, en estas muertes son el estado, la sociedad y la familia quienes condenan estas muertes a la impunidad y la clandestinidad y a una vida llena de exclusión.

 

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