Por Sofía Guzmán
Dimensionar a las mujeres y su rol dentro de las migraciones resulta necesario para entender las diferencias sistemáticas entre hombres y mujeres dentro de la sociedad, para esto es importante identificar y reconocer a las mujeres históricamente desde su rol de cuidadoras.
Las mujeres como cuidadoras
Desde hace mucho tiempo es sabido que son los hombres desde su rol de “cabezas de hogar” quienes deciden optar por la migración como alternativa ante las situaciones precarias que nuestros países ofrecen. Cuando esta situación acontece, somos las mujeres quienes asumimos todos los cuidados del hogar y de lxs miembrxs que habitan en él . Es decir, nos responsabilizamos de todos los procesos de cambio que esta nueva situación ofrece. La crianza y las diversas actividades que aún con el hombre en casa, ya se asumen, se duplican
Es importante reconocer que el papel de cuidadoras no solamente se queda en las que asumimos esa responsabilidad como verdadera cabeza de hogar, sino recae sobre las mujeres de su alrededor, las que deciden ejecutar un papel de cuidadoras junto a ellas o asumirlos en su totalidad, en los casos en los que las mujeres decidan optar por el camino migratorio.
Como resultado, desde un punto de vista sociológico, estás implicaciones de la migración para las mujeres únicamente como cuidadoras ha venido abarcando otras esferas.
En 2006, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) en su glosario sobre migración se refiere a la feminización de las migraciones como la creciente participación de las mujeres en los movimientos migratorios porque se están desplazando con mayor independencia y, cada vez menos, por razones de reunificación en relación con su posición familiar o bajo la autoridad de un hombre.
Por un lado, este significado responde a un análisis de las diversas situaciones del contexto de tipo económico, político y cultural que han llegado a conformar una violencia cotidiana contra las mujeres y su cada vez más marcada decisión de migrar. Estas causas resultan de un sistema económico y político fallido que no garantiza una vida libre de violencia.
Por otro lado, resulta vital nombrar las diferencias durante la ruta migratoria existentes entre hombres y mujeres, pues somos las mujeres quienes sufrimos mayor cantidad de violencias en el camino.
Mujeres transformadas en objetos sexuales
Las violaciones sexuales están aumentando con el alza de las mujeres en el trayecto migratorio. A diferencia de los hombres, las mujeres somos quienes, producto de una errónea construcción social que beneficia a los hombres, se nos reduce a objeto sexuales y pone en riesgo nuestras vidas en la ruta migratoria, y definitivamente acrecienta las probabilidades de violación y/o feminicidios.
Para nosotras, esta situación no termina ahí, muchas terminan en embarazos no deseados que modifican de manera abrupta los proyectos de vida de cada una. Estos son algunos de los problemas que las mujeres enfrentan a la hora de migrar.
En los últimos años, diversos estudios desde abordajes reduccionistas no analizan con perspectiva de género las diferentes implicaciones que las mujeres enfrentan. Por lo tanto, no se logra dimensionar la complejidad y efectos de las migraciones en la vida de las mujeres.
Por ese motivo, también, incitamos a los gobiernos a reconocer las diferencias en el proceso/trayecto migratorio entre hombres y mujeres.
Asimismo, crear y ejecutar de forma funcional políticas públicas que protejan la vida de las mujeres en el territorio del que forman parte para garantizar una vida segura, libre de violencia y también construir procesos de acompañamiento que refuercen la salud física, psicológica y emocional de las mujeres (pre y post ruta migratoria) porque migrar además de ser un fenómeno social histórico, es un derecho humano y debe ser seguro para todxs.
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