El vestido de la venganza

El pasado 22 de enero, Cazzu (Julieta Emilia Cazzuchelli), lanzó su nuevo sencillo llamado “Dolce”. Con una letra afilada y desafiante, Cazzu deja claro que, cuando una mujer se levanta de las cenizas, ni el mismísimo diablo puede con ella. 

Por: Edith Elizondo

Este corrido no es solo una canción: es un grito de autonomía, una advertencia y un recordatorio de que las mujeres no solo sanan, sino que renacen con una fuerza arrolladora. 

Al patriarcado le encanta que las mujeres dirijamos nuestras energías y tiempo en llorar, lamentarnos y autoengañarnos por amor, haciéndonos más sumisas y vulnerables. Cuanto más dependemos de los hombres que “amamos”, menos libres somos para alejarnos de ellos.

 El mito de la complementariedad o de la media naranja nos ha hecho creer que necesitamos a la otra persona para estar bien.Para estar completas. Por eso cuando nos sentimos solas tendemos a querer entregarnos y darnos por completo (eso me pasa a mi). Cuanto más nos enamoramos, más nos distraemos y menos nos priorizamos a nosotras mismas.

En ese estado le es más fácil al sistema capitalista y patriarcal ejercer control sobre nosotras. Nos aleja de temas importantes como la explotación minera, donde no solo nuestros derechos se ven vulnerados, sino de toda la vida en el planeta. 

Porque como decía Kate Millett, “El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas: mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban”. Porque nuestras energías están centradas en sufrir por amor.

Con Dolce, Cazzu nos invita a tomar nuevamente nuestro poder y rebeldía, cada frase es una afirmación del poder que poseemos: 

Yo también sé bien cómo portarme mal,

Y sé bien qué hacer para hacerte llorar 

A ver si aprendés a valorar

Y voy a salir por la noche

A ponerme ese vestido Dolce

Que ya sabes, me queda tan bien

Con el mismo que te enamoré

Y vas a salir a buscarme

Y te lo juro, no vas a encontrarme

Aplicar el feminismo al desamor significa que, en lugar de quedarnos esperando a alguien que no nos quiere, tomamos la iniciativa y nos enfocamos en nuestro bienestar y felicidad. (Si no lo hacemos nosotras, nadie lo hará por nosotras).

Para salir de una tusa (ruptura amorosa), como dice Karol G, es fundamental tener una cosa muy clara: si no hay amor, entonces mejor dejar la relación, sentir para seguir.  Realizar ese cierre o ritual de despedida, para que no pase como dicen la bichota y Nicki Minaj:

Pero si le ponen la canción (oh)

Le da una depresión tonta (tonta)

Llorando lo comienza a llamar

Pero él la dejó en buzón (oh)

¿Será porque con otra está? (con otra está)

Por eso es importante cerrar, ir hacia delante, no hundirse, no quedarse esperando a que suceda el milagro de que esa persona regrese. Cuando un hombre nos rechaza o deja, pensemos que nos estamos librando (liberando). 

Una forma de resistencia al patriarcado es juntarnos para acompañarnos en estas situaciones, aprender juntas, crear redes de afecto y cuidados colectivos.

Aprender a querernos bonito, aceptar que el otro no nos ama y entender que el mundo no se acaba. Así que anímense a verse fabulosas: pónganse esa falda, vestido, camisa o accesorio que las haga sentir poderosas y comiencen con ilusión una nueva etapa en sus vidas.

Pero si esa persona regresa recuerden: “Te creí y yo no doy más de una oportunidad”.