El pasado martes se inauguró la exposición «Relatos de vida de defensoras y causas de mujeres defensoras de derechos humanos en El Salvador», destacando las luchas, vulneraciones, logros y anhelos de 10 mujeres activistas. La muestra busca visibilizar el trabajo de las mujeres y evidenciar las violencias a las que están expuestas en su defensa por la vida, la salud, el medio ambiente, la ciudadanía y la democracia.
Por Fátima Cruz
Durante un emotivo acto se dio apertura a la exposición «𝘿 𝙀 𝙁 𝙀 𝙉 𝙎 𝙊 𝙍 𝘼 𝙎 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙝𝙖𝙘𝙚𝙢𝙤𝙨, 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙤𝙢𝙤𝙨 «, en La Casa Rosada. La muestra, que estará abierta al público los días 16, 17 y 18 de abril, rinde homenaje a 10 mujeres salvadoreñas que han dedicado sus vidas a la defensa de los derechos humanos en diferentes puntos del país. La iniciativa es impulsada por la Organización de Mujeres por la Paz (ORMUSA) y diversas organizaciones de derechos humanos.
La exposición, que cuenta con la curaduría e investigación histórica de Elena Salamanca y el diseño museográfico a cargo de Andrea Estefannie Salgado, presenta una línea de tiempo que hilvana el trabajo de mujeres defensoras desde 1811 en el país.
Durante la inauguración, se compartieron algunos testimonios. Ileana Reyes, presidenta de Asociación de Mujeres Viroleñas, Esperanza Jovel de Zacatecoluca, expresó: «Esta lucha no es solo nuestra, sino de todas las mujeres que han luchado durante años. Gracias a ellas hoy tenemos derechos, y considero que es nuestro deber seguir adelante para protegerlos y fortalecerlos».
Claudia Lisseth Rodas, presidenta de la Asociación de Mujeres de San Pedro Masahuat, compartió su experiencia enfrentando los retrocesos y desafíos como defensora de derechos humanos en El Salvador. «Contar nuestra historia es fundamental para sensibilizar y capacitar a otras mujeres, para que puedan enfrentar todo tipo de violencia», señaló.
Asimismo, La secretaría general de la Federación de Asociaciones y Sindicatos Independientes de El Salvador (FEASIDES), Marta Zaldaña, destacó la importancia de compartir vivencias y apoyarse mutuamente en la defensa de los derechos humanos. «Estos eventos nos humanizan y nos hacen más fuertes en nuestra lucha por un país más justo y equitativo», afirmó.
La exposición no solo busca visibilizar las experiencias de estas mujeres, sino también generar un espacio de reflexión y diálogo sobre la importancia de proteger y promover los derechos humanos en El Salvador y en el mundo. Se destacó la importancia de la sensibilidad y el afecto en la construcción de la exposición, que busca no solo transmitir datos, sino también emociones y experiencias. «Nos mueven el afecto, la resiliencia, la sensibilidad que encontramos en las historias de otras mujeres», afirmó Salgado.
En este sentido, Iris Peña, escritora de relatos, comparte que durante el proceso sintió una motivación especial al trabajar con estas mujeres. «Desde el principio, hubo una fuerte empatía con sus luchas. Desde la colectividad, estas mujeres nos brindaron sus historias, confiaron en nosotros y compartieron la manera en que día a día tienen que hacer malabarismos para hacer frente a todo». Además, mencionó que el reconocimiento de sus territorios, los riesgos y vulnerabilidades a los que se enfrentan, así como las desigualdades e injusticias que atraviesan en sus procesos, fueron aspectos fundamentales que resaltaron en sus relatos. «Fue muy importante para mí respetar y valorar lo que ellas querían confiarnos. Ver cómo estas experiencias se trasladaron a piezas artísticas creadas por ellas mismas, fue realmente enriquecedor», agregó.
Para Reiny Ponce, escritora de relatos, la experiencia fue sumamente gratificante. Explicó que el trabajo colaborativo realizado con compañeras defensoras de los diferentes territorios, fue un proceso enriquecedor. «Hemos llevado a cabo talleres creativos, explorando escrituras y sumergiéndonos en las historias personales y de lucha de estas mujeres».
Comentó que el proceso creativo no se limita únicamente a las piezas de arte expuestas, sino que también incluye textos periodísticos. Para Ponce, es importante escribir sobre estas mujeres para darles visibilidad, para ponerles rostro y para destacar sus contribuciones tanto a nivel personal como comunitario. También, señala que desde el periodismo feminista existe una responsabilidad de narrar desde la esperanza, desde la alegría y desde la valoración de los aportes de las mujeres. «Escribir estas historias nos ayuda a reconocerlas, a poner en relieve sus nombres, sus rostros y su invaluable trabajo en la organización comunitaria y territorial» agregó.
Para mí, como periodista, este trabajo significa narrar desde otros lugares y espacios, conociendo a mujeres que quizás no son tan reconocidas debido a la falta de cobertura mediática en sus territorios. Es importante reconocer el valioso trabajo que realizan en sus comunidades, desde la defensa del agua hasta los derechos de las mujeres y las niñas
Reiny Ponce, escritora de relatos.