En El Salvador, la Ley Nacer con Cariño promete un embarazo y parto dignos para todas las mujeres. Sin embargo, la falta de multivitaminas prenatales en hospitales públicos pone en riesgo esa promesa. Decenas de embarazadas enfrentan deficiencias nutricionales que afectan su salud y la de sus bebés, en un país donde el acceso a datos confiables sobre el desarrollo humano sigue siendo limitado.
Por. Redacción
De acuerdo con el sindicato, al menos tres centros de atención han reportado la falta de multivitaminas prenatales: la unidad médica de Atlacatl y la unidad médica de Apopa, ambas en San Salvador, así como la unidad médica de Moncagua en San Miguel. Esta situación refleja la brecha existente entre los compromisos establecidos en la Ley Nacer con Cariño y las condiciones reales en las que las mujeres embarazadas reciben atención, poniendo en duda la efectividad del marco legal que busca garantizar una atención integral y humanizada.
La Ley Nacer con Cariño para un Parto Respetado y un Cuidado Cariñoso y Sensible para el Recién Nacido, fue aprobada en El Salvador en 2021 con la promesa de transformar la atención materno infantil en el país. En sus primeros artículos, la normativa establece como objetivo garantizar los derechos de las mujeres durante el embarazo, parto y posparto, así como los derechos de las niñas y niños desde la gestación.
En papel, la Ley Nacer con Cariño representa un avance legal importante en materia de salud y derechos durante el nacimiento. Sin embargo, en la práctica, su aplicación enfrenta desafíos estructurales. En distintos centros de salud del país se reportan escasez de medicamentos, limitaciones en insumos médicos y falta de personal capacitado, lo que dificulta cumplir las garantías que la ley promete.
La falta de multivitaminas prenatales y sus consecuencias clínicas
En seguimiento a estas denuncias, Revista La Brújula entrevistó a médicas expertas en atención temprana en salud materno-infantil, quienes accedieron a hablar bajo condición de anonimato por temor a posibles represalias laborales.
Ellas aseguran que la falta de suministros básicos y la reducción del personal comunitario están afectando de manera directa la atención que reciben las mujeres embarazadas en el país.
“Las multivitaminas prenatales son un componente indispensable del control prenatal, ya que ayudan a garantizar un desarrollo adecuado tanto para la madre como para el bebé, son los medicamentos de control prenatal que tendrían que ser de rigor”, señalaron, destacando que dentro de ellas el ácido fólico ocupa un papel crucial.
El ácido fólico debe comenzar a tomarse tres meses antes del embarazo, en caso de una planificación consciente, y mantenerse hasta las 14 semanas de gestación. “Es de importancia crucial porque está involucrado en la formación de la espina dorsal, del cerebro y del tubo neural del bebé. Una deficiencia de este nutriente puede provocar malformaciones graves, como espina bífida o meningocele, condiciones que afectan el desarrollo neurológico del recién nacido”, explicó una de las especialistas.
Además del ácido fólico, las multivitaminas prenatales incluyen hierro, vitaminas A, C, D y del complejo B, cada una con funciones específicas. La profesional detalló que el hierro “tiene que ver con la oxigenación de los tejidos del niñx y con la formación del sistema inmunológico y hematológico”, ayudando a prevenir la anemia fetal. El calcio y la vitamina D son esenciales para la formación de huesos y dientes, mientras que la vitamina C contribuye al desarrollo de la piel, vasos sanguíneos y tejidos musculares del feto, además de fortalecer el sistema inmunológico.
Advirtió que la falta de estas vitaminas puede tener consecuencias directas en el embarazo y el parto: “Al no haber estas vitaminas, pueden presentarse partos prematuros, hemorragias o atonías uterinas”. Por ello, recalcó la importancia de que el sistema de salud garantice el suministro constante de multivitaminas prenatales y suplementos básicos como el ácido fólico, los cuales —según la normativa nacional— deben formar parte del control prenatal obligatorio.
Esta situación no sólo contradice los principios de la Ley Nacer con Cariño, sino que también puede tener consecuencias graves en la salud materna y fetal. La ausencia de nutrientes como el ácido fólico y el hierro aumenta el riesgo de complicaciones en el parto e incluso abortos espontáneos, situaciones que ponen en peligro la vida de las mujeres.
En un país donde el aborto está totalmente penalizado, la carencia de estos medicamentos expone una profunda incoherencia del sistema: se exige que los embarazos lleguen a término, pero no se garantiza el acceso a los recursos básicos para hacerlo de manera segura y saludable.
Indicadores que ocultan la realidad
A esta problemática se suma la falta de acceso a información pública y actualizada sobre las cifras de mortalidad materna, muerte fetal y morbilidad infantil. Expertas del área de salud señalan que el Estado mantiene restringidos los datos sobre si han aumentado los casos de niños con malformaciones, bajo peso o partos prematuros relacionados con deficiencias vitamínicas.
“Esta opacidad impide dimensionar el verdadero impacto de la crisis sanitaria sobre la población materno-infantil, derivado de la falta de multivitaminas. Si hiciéramos un censo del verdadero niño sano frente al niño que ha nacido con problemas cognitivos por carencia de estas vitaminas, veríamos un indicador llamado morbilidad infantil, que debería estar registrado por el Ministerio de Salud. Sin embargo, actualmente estos datos se desconocen”, agregó la especialista
El Índice de Desarrollo Humano (IDH), elaborado por Naciones Unidas, evalúa precisamente factores como salud, educación e ingresos, y ubica a El Salvador en el puesto 132 de 193 países, reflejando un bajo nivel de desarrollo. Sin embargo, detrás de esta cifra global se esconden realidades como la falta de atención prenatal y los riesgos que enfrentan las mujeres al gestar sin el respaldo adecuado del sistema de salud.
Según datos de la Asamblea Feminista, entre 2019 y 2024 se registraron 214 muertes maternas, una cifra que subraya la urgencia de fortalecer las políticas públicas más allá del discurso legal, garantizando acceso real a medicamentos, atención oportuna y transparencia en la información sanitaria.
El Plan Estratégico Nacional para el Abordaje Integral de la Salud Materna, Perinatal y Niñez 2025-2030 señala que el indicador de mortalidad materna en El Salvador cerró 2023 con una razón de 26.8 muertes por cada 100,000 nacidos vivos. Según el documento, el 46% de las muertes maternas corresponde a causas directas relacionadas con el embarazo —principalmente hemorragias obstétricas e infecciones—.
En cuanto a la mortalidad neonatal, para 2023 el Portal de Indicadores Básicos para la Región de las Américas de la OPS/OMS reportó 439 muertes neonatales, equivalentes a una tasa de 5.0 por cada 1,000 nacidos vivos. Para 2024, Diario El Salvador publicó que la tasa de mortalidad neonatal fue de 4.9 decesos por cada 1,000 nacidos vivos, lo que implica una reducción de apenas 0.1 puntos entre ambos años.
“Como sucede con los datos de mortalidad materna, el gobierno no publica información concreta de forma sistemática y uniforme. Solo de vez en cuando aparecen tasas o índices en notas periodísticas, pero no se publican los números absolutos. Por ejemplo, se puede encontrar la tasa de mortalidad neonatal en publicaciones nacionales, pero el total de muertes neonatales desde 2022 ya no aparece en fuentes oficiales. Las notas suelen ser triunfalistas, aunque si tuviéramos los números absolutos, veríamos que en realidad no hay mucho de qué alegrarse”, aseguran representante de la Asamblea Feminista. .
En cuanto a la información oficial del Ministerio de Salud (MINSAL), el portal de transparencia sólo registra datos de mortalidad infantil actualizados hasta el año 2020. No existen registros publicados para 2021 ni para 2022; en su lugar, únicamente aparecen tres memorandos en los que la Unidad de Acceso a la Información solicita estos datos a la Unidad de Estadísticas, sin que haya evidencia de que dicha información haya sido entregada.
Debilitamiento de una atención temprana
Según el Foro Nacional de Salud (FNS), solo en 2025 el Ministerio de Salud cerró más de 50 Equipos Comunitarios de Salud Familiar (ECOS Familiares), estructuras que permitían el acceso a servicios médicos básicos en zonas rurales y urbanas periféricas. “En los últimos meses, lideresas y líderes del FNS han reportado estos cierres comunitarios de salud familiar, desmantela estructuras sociales estratégicas y dejando a la población sin acceso a servicios de salud”, señaló el Foro en un comunicado de abril de este año.
Dentro de sus funciones, los ecos familiares eran esenciales para la detección temprana de embarazos, la entrega de multivitaminas prenatales y el seguimiento de madres y recién nacidos, funciones que coinciden directamente con los principios de la Ley Nacer con Cariño. Sus cierres, por tanto, no solo limitan la cobertura médica, sino que debilitan la red de apoyo comunitario sobre la que se sustenta la atención materno-infantil.
Para el doctor Iván Solano, presidente del Colegio Médico, el cierre de los Ecos familiares refleja un enfoque equivocado en la política de salud pública. A su juicio, el Ministerio de Salud ha dado prioridad a la atención hospitalaria en lugar de fortalecer la atención primaria. “Dar prioridad a un sistema de atención médica hospitalario, al sistema de atención terciaria, no es lo mejor; debe haber un balance”, advirtió.
Según Solano, los discursos oficiales suelen destacar la capacidad hospitalaria — por ejemplo, frente a repuntes de enfermedades como el dengue “No resuelve el problema de fondo. Cuando el ministro dice ‘no se preocupen, tenemos los hospitales abastecidos, ahí los podemos recibir’, olvida que eso es mucho más caro que evitar que la persona llegue al hospital enferma”, explicó.
Ante este contexto, el presidente del Colegio Médico advierte que la calidad de atención a las y los pacientes continúa deteriorándose, una realidad impulsada por la persistente falta de presupuesto en el sector salud, la escasez recurrente de medicamentos, los despidos masivos registrados en los últimos años y las tensiones generadas tras la reciente creación de la Red Nacional de Hospitales.