
En una entrevista brindada a La Prensa Gráfica, el comisionado presidencial para derechos humanos y libertad de expresión, Andrés Guzmán, dijo que la violencia contra las mujeres se puede prevenir enseñándoles boxeo, “Me dan ganas de montar acá (en El Salvador) programas para que las niñas empiecen a boxear”.
Para expertas y feministas, estas declaraciones reflejan un profundo desconocimiento sobre la violencia basada en género y refuerzan una visión machista que responsabiliza a las víctimas en lugar de cuestionar a los agresores y al propio Estado.
Por Clanci Rosa
La violencia contra las mujeres no es un hecho aislado, sino un problema estructural que sostiene y refuerza la desigualdad de género, así lo han dicho diferentes teóricas feministas a lo largo de los años. No es un problema que se resuelva dándole un par de guantes a cada niña o mujer en El Salvador, sino que requiere esfuerzos colectivos y un compromiso estatal serio para su prevención y erradicación.
Declaraciones como la del comisionado vuelven a colocar la responsabilidad de defenderse en las víctimas y hay un silencio cómplice con el agresor, que muchas veces es el Estado mismo.
“Las declaraciones son una alerta importante, viniendo de alguien que tiene bajo su mandato la defensa de los derechos humanos. En el caso de las mujeres, el empoderamiento no proviene de un hecho individual, como practicar un deporte—menos aún uno que exalta la violencia como una actividad deportiva—, afirma una de las expertas en temas de VBG.
Agrega que el empoderamiento es un proceso en el que las mujeres superan las barreras no por sí solas, sino porque existe un sistema que logra eliminarlas, permitiéndoles avanzar en su autonomía económica, política y, por supuesto, en la autonomía sobre sus cuerpos. Ese es el empoderamiento del que hablamos y el que es posible alcanzar”, explicó.
Ignorancia y machismo institucionalizado
“El planteamiento del señor Andrés Guzmán, quien sugiere que las mujeres deben aprender boxeo como solución a la violencia de género, demuestra un profundo desconocimiento sobre la problemática y una alarmante falta de sensibilidad”, dice Silvia Elizondo de Asociación de Mujeres Ixchel.
Explica que reducir la violencia contra las mujeres a una cuestión de autodefensa ignora sus raíces estructurales, profundamente arraigadas en la cultura patriarcal y en la impunidad con la que se han manejado históricamente estos casos.
Para Keyla Cáceres, de la Asamblea Feminista, bajo esta lógica víctimas de feminicidio como Fernanda Nájera, Joselyn Abarca, Karla Ayala son víctimas porque no aprendieron a Boxear, ya que el feminicidio es la forma más extrema de violencia de género.
“Es tan insólita la respuesta del comisionado que Karla Ayala era policía y tenía entrenamiento físico para defenderse y aún así sus compañeros la mataron. Lavarse las manos con proponer talleres de boxeo no va a devolver la vida a las 49 mujeres que perdieron su vida de forma violenta en el 2024”, enfatizó.
Mariana Moisa, antropóloga feminista, coincide en que las las violencias son estructurales y apunta hacia la responsabilidad estatal “para atender la violencia basada en género se requiere una institucionalidad fuerte que respalde a las mujeres”.
Agrega que, una niña, una mujer que se encuentra en situación de vulnerabilidad no responderá a su agresor con un puñetazo. “Definitivamente esta persona no entiende nada sobre las violencias que enfrentan las niñas y mujeres o realmente sabe y no les interesa fortalecer las políticas e instancias que se necesitan para atenderles”.
Las políticas de seguridad han fallado en proteger a las mujeres
Elizondo considera que las políticas de seguridad como el Plan Control Territorial y el Régimen de Excepción no han demostrado ser herramientas efectivas para prevenir la violencia contra las mujeres.
Esto se debe a que su enfoque punitivo se centra en el combate a la criminalidad, sin atender las desigualdades de género ni la violencia que ocurre en el ámbito privado, como la que sucede dentro de los hogares.
“La violencia contra las mujeres no se soluciona enseñándoles a pelear a las mujeres, sino transformando la cultura que la normaliza la violencia y garantizando un sistema de justicia que realmente proteja a las victimas, que es de lo que actualmente carece el sistema salvadoreño” apuntó.
“La violencia se frena con más violencia ¿es la política del gobierno?”
El comisionado también declaró a La Prensa Gráfica que “cuando la violencia se ataca con más violencia, se frena” y que se deberían dar talleres de boxeo para que “las mujeres se diviertan y aprendan”.
Mariana Moisa responde tajante: “La violencia no se atiende con más violencia” y se pregunta si esta es realmente la política del gobierno.
Una especialista en violencia basada en género dijo a este medio que centrarse solo en el castigo a los agresores no es suficiente: “No me parece que la idea de un Estado castigador sea la única solución. La prevención debe ser la primera apuesta si concebimos la violencia contra las mujeres como un problema de desarrollo y una grave violación de los derechos humanos”.
Solo en 2022, la organización Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA) reportó 1,208 casos de violencia física contra mujeres, en su mayoría las víctimas tenían entre 18 y 30 años.