La lucha es un poema colectivo, por Joshi Leban

Por: Joshi Leban

Cada 8 de marzo, las feministas inundamos las calles con un grito global, una marea morada que se apodera de las principales ciudades del mundo para exponer las violencias que enfrentamos y que atraviesan nuestras vidas. 

Este año, en El Salvador, la marcha adquirió un significado especial tras un proceso electoral viciado, con un candidato inconstitucional y numerosas irregularidades denunciadas incluso por misiones de observación electoral. Esta marcha se convirtió en un espacio para regresar a las calles, reencontrarnos, abrazarnos y proclamar con fuerza: 

¡Aquí estamos y no nos vamos!

¡No marchamos todas, pero marchamos por todas las que no pudieron!

Durante el recorrido, las consignas y cacerolas resonaban al unísono. Marchar juntxs, como  hermanxs fue como recibir un poderoso abrazo. Estaban presentes las niñas, las adolescentes, las adultas, las universitarias, las estudiantes de bachillerato. La que marchaba por primera vez, la que fue acompañada por su madre por primera vez, las que nos atrevimos a salir a pesar del miedo y la incertidumbre que implica, ahora, identificarse como defensora.

Una vez más, confirmamos que en esta lucha no estamos solas; la revolución avanza con la fuerza de las mujeres, las juventudes y las disidencias. Bailamos, corrimos, gritamos y nos apoderamos por un momento del espacio público, ese mismo en el que nos acosan, lo llenamos con tantas voces para gritar al unísono: ¡escucha, hermana, aquí está tu manada!; ¡alerta que camina, la lucha feminista por América Latina!; ¡devuélvannos la UES!; ¡mi cuerpo, mi decisión!, y todas aquellas situaciones que nos atraviesan y marcan el ser mujer en El Salvador.

Estas expresiones y la palpable energía vivida, renueva nuestras fuerzas para perseverar en la resistencia. De esta manera, la lucha feminista se convierte en un poema colectivo que une diversas voces, reconociendo las diferencias y abrazando el disenso como parte esencial del movimiento.

En un momento crítico en el que nuestros derechos fundamentales están amenazados por una regresión del conservadurismo más recalcitrante, reafirmamos con fuerza: aquí estamos, todo lo logrado no ha sido regalado, ha sido fruto de años de lucha, y este momento no será la excepción. Aunque se vislumbran tiempos difíciles, la ternura radical nos sostendrá y la lucha por la dignidad y la equidad se mantiene más firme que nunca.

 La lucha es un poema colectivo llamado libertad y lo estamos escribiendo.

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Joshi Leban es activista feminista y defensora de los derechos humanos. Estudió relaciones públicas pero se dedica a la comunicación digital. “Me apasiona la búsqueda de historias que contar, considero que una buena historia tiene el poder de transformar la comprensión de lo que nos rodea. Cada narrativa personal moldea el destino colectivo. Me interesa compartir relatos sobre los derechos LGBTIQ+, la afrodescendencia, los derechos digitales, migración y los feminismos en su pluralidad, así como también algunas reflexiones sobre la cotidianidad desde mi perspectiva”.