Señor presidente ¿cuántas víctimas más?
Editorial de Revista La Brújula
En El Salvador, se decretó régimen de excepción el 27 de marzo de 2022. A un año, 6 meses y 11 días de esta decisión, la violencia contra las mujeres y las niñas no ha disminuido. Una niña de 13 años fue violada por un militar frente a la mirada cómplice de otros cinco soldados, todo esto en el marco del régimen. Ayer, 10 de octubre, una niña de 7 años fue asesinada en la Campanera, Soyapango. En el mismo lugar donde el diputado Christian Guevara caminó con periodistas y youtubers, asegurando que, ahora, era el lugar más seguro.
Los que abusaron sexualmente de la niña pertenecen a la Fuerza Armada, a quienes el gobierno llama héroes de la nación. El año pasado, el 5 de septiembre, otro “héroe” violó a una adolescente de 13 años en el municipio de Lourdes. Estos son algunos de los casos que conocemos porque ha existido la denuncia, ¿cuántos casos más se desconocen porque las víctimas no denuncian?
El Salvador no es un país seguro y mientras las políticas y planes de gobierno sigan enfocados únicamente en acciones militares, que además violan derechos humanos, esta premisa estará lejos de la realidad. La niñez en El Salvador no ha sido precisamente una población que cuente con protección estatal, pero en este gobierno se les ha colocado en mayor situación de vulnerabilidad. Esta información puede parecer contraria cuando en el discurso público se mencionan leyes “ a favor de la niñez” y se proyecta una primera dama que está preocupada por las infancias. Sin embargo, estas proyecciones sólo apuntan a la vuelta del primer damismo o neoconservadurismo, como también se le conoce, muy característico de gobiernos autoritarios.
El primer damismo conduce a mirar a las poblaciones históricamente desprotegidas y marginadas desde la caridad, no como sujetxs de derechos. Es un escenario perfecto para que las primeras damas se luzcan abrazando infantes y representando esa familia tradicional, nuclear, una que en la mayoría de hogares salvadoreños no existe, ya que muchos de estos tienen a la cabeza únicamente a una mujer como jefa de hogar. Nacer con cariño y Crecer juntos son leyes realmente importantes, pero ¿cómo protegen a las infancias en el contexto actual?, ¿cómo atienden los centenares de niños y niñas que han quedado en abandono porque su papá y mamá están detenidxs en el marco del régimen?, ¿dónde estaban estas leyes para proteger y evitar el feminicidio de Melissa?
“Nacer y crecer con cariño, ¿para quienes?”, pregunta la vocera de Alerta Raquel, quien considera que la desaparición y el feminicidio de Melissa de siete años ha puesto en evidencia que las niñas y mujeres no están seguras en El Salvador, ni siquiera en su propia casa, escuelas y comunidades. “El estado ha hecho muy poco para garantizar los derechos de las niñas a vivir una vida libre de violencias. La vida de Melissa y muchas niñas valen y merecen justicia. Este tipo de casos no se pueden ocultar y quedar en el silencio”. señaló.
La niña de siete años fue reportada como desaparecida el lunes 9 de octubre, la alerta sobre su desaparición estuvo rodando en redes sociales y la noche del lunes se activó el protocolo de acción urgente. Las primeras horas de la desaparición son claves para encontrar a la persona, en el caso de Melissa no se logró.
Es importante señalar que Melissa, primero, fue desaparecida y después asesinada, porque las desapariciones de las niñas y mujeres tienen fines diferentes, están relacionadas a las violencias basadas en género. La Fiscalía General de la República registró de enero a diciembre de 2020, 133 niños y adolescentes desaparecidos, esta cifra se duplicó en el caso de niñas y adolescentes ya que ascendió a 356 niñas en el mismo periodo.
La organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA) publicó un comunicado en relación a los hechos de violencia contra las niñas, en el que señalan que la narrativa de “Crecer juntos” debe tomar en cuenta de una vez por todas los riesgos diferenciales para atender la misoginia y el machismo como criterios de alta peligrosidad para las niñas y mujeres jóvenes en El Salvador, atendendiendo al sistema de alerta temprana y el trabajo con instituciones.
El Foro Nacional de la Salud también condenó el feminicidio de Melissa y la violación sexual perpetuada por militares en contra de la niña de 13 años en Mizata. “Nosotras decimos que las niñas siguen estando inseguras en sus casas y sus comunidades. No es suficiente que se diga que estamos en un Régimen de Excepción y que por eso hay seguridad, cuando las niñas en los territorios no tienen seguridad. Estamos alarmadas por este hecho, las niñas no están siendo protegidas por el Estado, las niñas siguen siendo violentadas sexualmente, enfrentando embarazos impuestos”, enfatizó Morena Murillo.
Tanto el caso de Mizata como el de Melissa han sido conocidos gracias a denuncias ciudadanas. El Foro Nacional confirma que ambos fueron alertados por las comunidades. Para Murillo, es insólito que el feminicidio de Melissa suceda en una de las comunidades que, el gobierno ha manifestado, ahora son seguras. “¿Seguras para quién?”, pregunta.
“La Campanera ha estado cercada por la Fuerza Armada con patrullaje permanente, que este hecho suceda en esa comunidad solo indica que las armas, la presencia de estos cuerpos uniformadas no significan seguridad para las mujeres y niñas”.
Las autoridades reportaron la captura de dos hombres y de la mamá de Melissa como personas presuntas responsables. La mamá de Melissa es acusada por abandono. Sobre esto, Murillo explica que, nuevamente, se responsabiliza y culpa a las mujeres sin tomar en cuenta el contexto. La mamá de Melissa es gestora del VMT, la única encargada de proveer en la familia. Aparte de Melissa, tiene otro hijo. Ella no abandonó a su hija, ella salió a trabajar como lo hacen tantas mujeres en el país para poder mantener a sus familias.
Se la han llevado por abandono, descuido, cuando sabemos que muchas madres salen a trabajar para mantener a sus hijos, no es a ellas a las que hay que detener sino a los agresores”.
Morena Murillo, Foro Nacional de Salud
El Salvador no es un país seguro para ser mujer. El Salvador no es un país seguro para ser niña. Mientras el Gobierno y sus funcionarios predican un país que no existe, somos las mujeres y las niñas las que tenemos que enfrentar todos los días el país real, aquel donde ya llevamos 37 feminicidios en lo que va del año, en el que los “héroes nacionales” violan a las niñas.
El Salvador no es más seguro. Las armas, los cuerpos uniformados no son la respuesta para el machismo y la misoginia. Pese a todo ,no nos podemos quedar calladas. ¡No podemos!