Por Keyla Cáceres
Una vez más llegamos al 28 de septiembre, una vez más exigiendo, pidiendo o hablando entre nosotras por la despenalización del aborto, pareciera una causa perdida para una parte de la población, para otras que murieron esperando un cambio en la legislación y para otras que perdieron la esperanza en esta nueva legislatura, en este nuevo gobierno, que concentra y controla esa esperanza, incluida la de lograr la despenalización del aborto.
Pero lo que no es lejana es la “oportunidad de vivir libres de violencia”, por el contrario hoy es normal ver caricaturas de niñas embarazadas en la sala de parto del Hospital de la Mujer, sí, hoy las niñas víctimas de violencia sexual tienen que por ley parir con cariño, tiene por obligación desear una maternidad a los 10 o 14 años, hoy en este país hemos pasado de preocuparnos por los indices de embarazos en niñas y adolescentes a buscar los números que indiquen cuántas de esas niñas querían ser madres, como si eso fuera real.
El Salvador es uno de los países más peligrosos para ser mujer o cuerpo feminizado, no solo porque nos matan los feminicidas, si no porque el Estado salvadoreño prefiere legislar a favor de una moneda digital que ha servido para perder millones de dólares que nos tocará pagar de por vida, en lugar de estudiar reformas que proponen excepciones para poder interrumpir un embarazo. Es tan peligroso este país que prefieren hablar de la biblia, que habla de un dios que mató a los primogénitos de Egipto, que prevenir que una mujer termine presa o muerta en busqueda de un aborto.
Es importante en este momento de la historia salvadoreña preguntarnos: ¿Hasta cuándo vamos a vivir así? ¿Qué hace falta para que esta demanda no sea una causa impopular? No tengo respuestas para estas preguntas, pero sí un llamado a debatir sobre qué más tiene que pasar para que el aborto no sea un tema de unas cuantas y se convierta en una demanda amplia. El aborto no solo tiene que ver con los cuerpos de las mujeres, para empezar es un lucha de clase, un tema economico, social y político, la máxima expresión de control de nuestros cuerpos por el sistema capitalista, patriarcal y racista.
La vida de los cuerpos feminizados pasa por graves retrocesos en estos momentos y solamente nos queda generar redes, redes que acompañen a no morir, redes que nos permitan hacer realidad las utopías, las manadas que nos pongan los pañitos calientes cuando expulsamos los amargos sabores de una dictadura disfrazada de “democracia”, mientras algunas compañeras siguen creyendo que no estamos en un Estado autoritario y prefieren poner un porcentaje de niñas que “querían ser madres”, siendo niñas sin educación para decidir o proyectos de vida más allá de la pobreza y violencia, nos quedan las redes para sostener los cuerpos que derraman el dolor que cargan nuestros cuerpos meztizados a base de violencia sexual.
Mis redes están lista para acompañarte si así lo necesitas, que la ley no detenga la búsqueda de esperanza y sobre todo que no detenga una lucha que no genera mucha simpatía hasta que toca a la puerta como el castigo de dios ante los primogénitos de las familias Egipcios, el día que no encuentres salida por la ley actual no olvides que las redes de feministas acompañamos a sobrellevar el miedo de no encontrar salida, porque los feminismos salvan.