Por: Dinora Torres
Cuidarnos, amarnos, aternurarnos, ser compasivas con nosotras mismas y nuestros procesos en un mundo que nos ha enseñado a estar llena de culpas, rechazarnos, callarnos, sacrificarnos y olvidarnos de nosotras mismas se vuelve un acto político y revolucionario. No existe una forma universal de cuidarnos porque cada una desde sus propios sentí-pensares, vivencias, experiencias y recursos va descubriendo, decidiendo y acomodándolo como puede.
¿Por qué cuidarnos no es un asunto romántico?, como a veces lo pintan. Las mujeres estamos haciendo lo mejor que podemos en hacernos conscientes que no solo cabemos en ese rol de cuidadoras, sino en el de humanas que merecen ser cuidadas de regreso y ante tanto caos que enfrentamos como: El miedo, la violencia de género, la ansiedad, la depresión, el estrés, la discriminación, las maternidades forzadas, la violencia sexual, desempleo, pobreza, mayor carga relacionada a las actividades domésticas y del cuido etc.
Ante la falsa idea de que “somos libres, autónomas y que ahora gozamos de igualdad”, la realidad es que el problema se ha agudizado para muchas y se traduce en dobles o triples jornadas laborales y más desgaste mental, no solo por hacerse cargo de las actividades domésticas sino también de un trabajo productivo y de otras responsabilidades que en nombre del “amor” se les es imposible renunciar por los mandatos y roles de género impuestos.
Me quedo pensando en el privilegio que tengo de acompañar procesos terapéuticos que me han permitido conocer y conectar con historias de mujeres desde los intentos de construir un espacio desde la psicología feminista, que busca colocarlas al centro como protagonistxs y expertxs de sus vidas. También Intentando descolocar el androcentrismo de las investigaciones psicológicas para formar espacios más libres y seguros, donde considerando la adecuación científica, se realicen análisis diferenciado sobre las estructuras de poder políticos, sociales y culturales que traducidas en desigualdad e injusticia social (raza, clase, orientación sexual, identidad de género, etnia o individualidad etc.) afectan de gran manera la salud mental de las mujeres.
Es fundamental colocar a lxs seres humanos en los diferentes contextos y condiciones sin perder de vista las afectaciones diferenciadas que existen por la estructura patriarcal en la que vivimos inmersxs. Esto permite generar abordajes más humanos, empáticos y libres de estigma, discriminación y violencias.
Insisto que cuando hablamos de cuidarnos no es un asunto romántico, no es fácil ni es igual para todas, porque implica reflexionar ¿desde qué posición le decimos o pedimos a otra mujer que “debe cuidarse”? cuando le toca cuidar de sí misma, de otrxs, afrontar situaciones difíciles de sobrevivencia día a día y apenas puede con todo.
Comprender que cuidarnos sigue siendo un privilegio, es personal y político porque mientras unas gozamos de ciertos privilegios otras lo pasan mal y solo buscan sobrevivir. No todas pueden acceder a una vida digna que incluya dejar de preocuparse por si mañana habrá algo de comer en la mesa, preocuparse porque sus hijxs estén bien, por asumir responsabilidades de toda la familia, la incertidumbre a ser despedidas o tener la oportunidad de un empleo digno, se sobrevivir un día más a la violencia machista, de tomar fuerza para levantarse de la cama y de fingir estar bien cuando no por dentro se sienten vacías y sin sentido.
Para tiempos difíciles sigue siendo importante tejer redes de apoyo y recordarnos amorosamente que hay días buenos y malos, que está bien no poder con todo, que podemos decir ya no puedo más, que se vale llorar todo lo que necesitemos, se vale no ser “perfectas”, comprender que la autoestima no es fácil por todo el bombardeo diario que recibimos donde nos hacen sentir que “estamos desarregladas” o que siempre hay algo malo en nosotras.
A veces duele vivir la vida, cuesta tomar decisiones pensando en nosotras mismas sin sentirnos egoístas, elegirnos, salir de círculos de violencias, vivir el desamor, asumir responsabilidades de progenitores ausentes e irresponsables, reprimir el enojo, la rabia, la indignación y ser tachadas de violentas por intentar sobrevivir ante las violencias.
Hoy, quiero recordarles desde el amor que a veces para cuidarnos solo necesitamos EXISTIR, respirar, correr, permitirnos fluir, validar las emociones, recordarnos que somos importantes. Por favor no olvides que eres HUMANA que a veces sentirás que te apagas y está bien validar tú sentir, la buena noticia es que no es permanente y volverás a encenderte para continuar tú camino como puedas.
Abrazos sororos.