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Señor Presidente, me dirijo a usted de forma respetuosa:
Hoy escribo estas líneas llenas de preocupación, indignación, tristeza y dolor, pensando en todas esas humanas a quienes llamamos sobrinas, amigas, hermanas, compañeras y mujeres que tienen miedo de alzar sus voces y que luchan a diario con romper círculos de violencia. Aquellas Madres que lloran por sus hijas desaparecidas y a todas las que los feminicidas han destrozado sus vidas, dejando en la orfandad a muchas (os) niños y luto en las familias salvadoreñas.
Recuerdo sus palabras textualmente en una cadena nacional de radio y televisión en junio del año 2020, donde afirmó que “Las mujeres nos sentíamos más seguras en un 61%” y que los feminicidios se habían reducido desde su mandato en la presidencia. Presidente, la realidad nos dice lo contrario, los casos de feminicidio y desapariciones son alarmantes, las denuncias no concuerdan con las cifras oficiales. Las declaraciones hechas por usted y el Ministro de Justicia Rogelio Rivas, me siguen resonando y no puedo negarle la indignación que siento, como mujer, como defensora de derechos humanos y como profesional que acompaña a víctimas de violencia de género. En el Estado y en la sociedad hay mucha falta de empatía, coherencia, verdad y humanidad.
Usted mencionó que todo ha mejorado desde su mandato, y de verdad intento buscar respuestas a eso, pero solo recuerdo cuando ordenó desaparecer la Secretaría de Inclusión Social, un avance significativo que logró esfuerzos para generar políticas públicas con enfoque de derechos humanos y género en favor de las poblaciones históricamente excluidas, reivindicando los derechos de las mujeres, personas adultas mayores, personas con discapacidad, niñez en condición de calle y población LGBTIQ+.
Todos los avances que se lograron para las mujeres han sido clave para la búsqueda del acceso a la justicia. Además, de la formulación de leyes especiales de protección: Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia paras las Mujeres (LEIV) y Ley de Igualdad, Equidad y Erradicación de la Discriminación contra las Mujeres, así como la creación del programa integral de Ciudad Mujer que ha beneficiado a miles de mujeres salvadoreñas, en la atención especializada en los diferentes departamentos donde se construyeron las diferentes sedes.
Presidente Bukele, a partir de esa decisión que tomó, nos dimos cuenta que las mujeres y poblaciones en condiciones de mayor vulnerabilidad no somos prioridad para su gobierno. Es muy triste porque esto ha significado un retroceso grande para nuestros derechos humanos fundamentales. A la fecha siguen existiendo deudas históricas, en los diferentes espacios que afectan de manera diferenciada a las mujeres por el conflicto de intersección del sexo-género, clase, raza, orientación sexual y otras condiciones.
Quiero también recordarle cifras reales del registro de casos de violencia feminicida del año 2020, que según datos del Ministerio de Seguridad Pública y Justicia y La Fiscalía General de la República se contabilizaron un total de 130 muertes violentas de mujeres, los cuales aumentaron en el periodo de la cuarentena domiciliar, un claro reflejo que las mujeres no están seguras ni en sus propios hogares.
Por otro lado, en lo que va del 2021, los feminicidios aumentaron en un 25% en el mes de enero, según datos tomado del Observatorio de ORMUSA. Quizás esto le ayude un poco, para sentarse junto al Ministro de Seguridad Pública en realizar análisis no solo cuantitativo de la violencia feminicida, sino comprender que las violencias contras las mujeres tienen un componente estructural de desigualdad de género y actúa también como un mecanismo de control político de la necesidad que existe de una atención integral para garantizar la seguridad.
Debe usted comprender que todas las violencias que las niñas, adolescentes y mujeres vivimos en este país, no se limitan solo a los feminicidios, siendo esta la forma más extrema y cruel de la violencia; pero antes de eso, ocurren todos los tipos y modalidades de violencia descritos en la LEIV, en el Artículo 9 y 10 (física, psicológica, sexual, económica, patrimonial, simbólica, comunitaria, institucional y laboral).
Le invito a hacer un pequeño ejercicio de empatía Presidente, intente por un momento despojarse de sus privilegios y tómese un espacio de lectura o escucha activa, si le es tan difícil en persona, acompañando a las víctimas y sus familias, utilice las redes sociales, yo sé que es su medio favorito para comunicarse con la población.
Escuche historias de niñas, adolescentes y mujeres y pregúnteles, ¿Realmente se sienten seguras? estoy convencida que encontrará muchas respuestas e historias que quizás le conecten con la verdadera realidad que vivimos. Este es un momento clave, sé que no ignora que en estos últimos días han aumentado las cifras de niñas y mujeres desaparecidas, incluso familiares de las víctimas le han escrito tweets para solicitar su apoyo, siguen esperando su pronunciamiento, no las ignore, quizás ellas son de las personas que han confiado en usted como mandatario.
Finalmente, comprendo que ser Presidente no debe ser un trabajo fácil, y que necesita del apoyo de otras personas o instituciones para que todo funcione de manera efectiva; en ese sentido como profesional de la salud mental, sé que es clave trabajar en la inteligencia emocional, social y empática para generar espacios internos de reflexión que le permitan tomar decisiones más asertivas. El diálogo, la cultura de paz, la sensibilidad, ayudan a la construcción de ideas racionales basadas en la ética y educación. Piense que el primer punto de partida es que reconozca a las mujeres como lo que somos humanas con derechos que merecen vivir libres de todo tipo de violencias.
Espero pueda leer estas líneas. Yo solo quería plasmar y hacer público mi sentir, que seguramente comparten otras personas. Me despido muy triste, porque hoy dos mujeres más fueron asesinadas, una fue encontrada atada de pies y manos, envuelta en sábanas y tirada en la carretera, otra fue asesinada a machetazos en su propia vivienda, así mismo, hoy se cumple un día más de desaparecida en Cojutepeque Flor María García Valle, a quien su familia sigue buscando desesperadamente y no tienen ninguna noticia. Las mujeres seguimos teniendo esperanzas en contar con su compromiso en adoptar un plan de acción contra la violencia machista.
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