Por Katherine García
Es necesario que hablemos sobre lo que está sucediendo, hay que tomar en cuenta que han sido dos años de persecuciones virtuales. Muchas personas pensaron que era exageración, pero el odio no se iba a presenciar únicamente en redes.
Hemos escuchado en estos días la frase “No más discurso de odio” pero, ¿qué entendemos por discurso del odio? No existe una única definición correcta y es que son expresiones y publicaciones que incitan al odio y la intolerancia pueden ser difíciles de identificar, más en una sociedad interiorizada en violencia, y a todo los que el juicio social marca que merecen ser SEÑALADOS PÚBLICAMENTE, y siempre es justificado como libertad de expresión.
Estas formas de replicar el odio por “diferencias” puede darse incluso en publicaciones por redes sociales, comerciales publicitarios, películas o novelas, por eso No es nuevo hablar de odio, podemos decir que son argumentos dispares que adoptan expresiones diversas y adquiere diferentes niveles de gravedad, desde manifestaciones difamatorias hasta discursos que llaman abiertamente a la violencia como ha sido en ocasiones en campañas electorales
En la política está presente el odio entre “rivales electorales” como método de ataques, pero ¿qué sucede cuando viene desde un gobierno? El mayor ejemplo de discurso de odio actual fue el Gobierno del ex presidente de Estados Unidos Donald Trump, donde todos sus discursos incitaban abiertamente a odiar, repudiar y marginar poblaciones que pertenecen históricamente a ese país en cuestión.
En junio de 2015 Donald Trump usó en el lanzamiento de su campaña para referirse a los migrantes que llegan a Estados Unidos desde Latinoamérica como “Traen drogas, traen crimen, son violadores” declaraciones y acciones políticas donde ha sido centro para la demonización y la criminalización del inmigrante, un proceso que combina con el hostigamiento abierto a por rasgos raciales y étnicos.
Está idea de odio no fue difícil de reproducirse en Estados Unidos, porque una gran parte de la población, ya manifestaba esas ideas de exterminio, y criminalización, pero esto no lo hace correcto, es peligroso para la defensa de la vida que sigamos manteniendo que la manera de sobrellevar el orden de la existencia se basa en la violencia hacia otros.
Tenemos que señalar todos los tipos atentados de odio, porque estos se pintan con el fin de mantener la democracia, pero debemos condenarlos para prever suceso como los que ocurrieron por más de cuatro años en Estados Unidos, como los tiroteos que pusieron bajo los focos públicos el discurso xenófobo de Trump, esto es una logística de guerra.
En conclusión: es necesario tomar posturas ante el uso de las armas de fuego, la discreción de uso total de los cuerpos armados por parte de él y los futuros gobierno de El salvador, y dejar de ocultarse detrás de la idea de la defensa de la libertad de expresión.
Katherine García es estudiante de la licenciatura en trabajo social, feminista, defensora de derechos humanos de las personas privadas y ex privadas de libertad, y miembra de distintos espacios de incidencia social, política del país.
Be the first to comment