Por: Lissania Zelaya
Nuestro festival Akelarre tiene sus orígenes en los festivales que por el año 2013 organizaba la Colectiva Ixchel, y que en aquel tiempo las Amorales éramos las participantes.
Recuerdo que participé por primera vez ejecutando un espectáculo de fuego junto a mi compañera Jazz Miranda. La apuesta era “sencilla”, mujeres artistas ejecutando en el escenario su pieza, sin más requisitos que el querer estar en escena, sin más requisitos que ser artista.
En aquel momento, no tenía mucha idea del feminismo, lo que sí sabía con toda certeza era que quería ser artista; por eso, comencé a estudiar teatro como muchas de las grandes actrices del país en el Teatro Universitario y otros talleres independientes, pero estando en ellos, viví la exclusión y la violencia, propios de estos espacios que se configuran únicamente bajo las necesidades y apuestas masculinas.
La primera vez que participé en el festival organizado por las Ixchel me encontraba en una búsqueda de un espacio donde pudiera expresar mi arte sin miedo, sin opresiones y lejos de una lógica patriarcal. Afortunadamente encontré un espacio construído por mujeres para mujeres.
Años después y sin tener idea de cómo el feminismo cambiaría en aquel entonces mi forma de ver la vida y el arte y como parte de la Colectiva Amorales me encuentro organizando junto a mis compañeras un espacio que en algún momento significó para mí una apertura y una plataforma para mostrar mi arte, una posibilidad como mujer de no ser ignorada, de no ser relegada el eterno rol pasivo de la “musa” y más bien ser protagonista, ser la artista, la que canta, la que actúa, la que siente, la que vive, porque ser artista en un país donde los pocos espacios culturales que existen están dominados por los hombres que nos agreden, nos acosan, nos violan es un “ACTO POLÍTICO”
Hoy celebramos el VIII festival “El Akelarre de la Furia” en el cual contamos con artistas feministas centroamericana de Nicaragua, Honduras y Guatemala.
Son alrededor de treinta expresiones artísticas nacionales, entre música, performance, teatro y artes visuales las que se presentarán.
Todas, bajo una misma lógica y un mismo ideal, politizar nuestro arte para trastocar imaginarios colectivos, para remover el sentimiento, el pensamiento, para agredir y de alguna manera “vengarnos” de este sistema siendo felices, creando, siendo.
“El akelarre de la Furia” es un homenaje a esas mujeres que persiguen la justicia, a esas mujeres que se enojan, gritan, denuncian, salen a la calle a reclamar su derecho a decidir.
Es un homenaje a esas mujeres, amigas, cómplices, feministas que nos acompañamos en esta enorme lucha contra un sistema capitalista y heteropatriarcal que nos oprime, es un homenaje para aquellas a quienes en algún momento nos dijeron o nos hicieron sentir: “no podés ser artista”.
El Akelarre es un homenaje para las desobedientes, para aquellas que a pesar de haber sufrido violencia continúan insistiendo en defender la alegría, para las que subvierte el rol históricamente asignado y se toman los espacios públicos, los micrófonos, las tarimas, las plazas, los teatros y los semáforos.
A todas ellas, a todas nosotras:
¡Bienvenidas al Akelarre de la Furia!
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